A la Comunidad de Artistas e Intelectuales de Nayarit
por conjuntar las voces
Sin duda, el poema del agua con que identificamos a Amado Nervo es La Hermana Agua, escrito en 1901. Cuando escribe La Hermana Agua, dice que el “alma del agua me ha hablado en la sombra”. Desde luego, se pueden encontrar menciones a corrientes de agua y tormentas en otros textos que no derivan de la conservación con el agua, sino de la apreciación de AN.
Muy posiblemente el río de Tepic, haya estado en el pensamiento de Nervo cuando se refería al agua. El poema El Puente dice:
¡Qué hermoso se ve el puente
de piedra sobre el río!
Abajo la corriente y arriba el caserío.
¡Qué hermoso se ve el puente
de piedra sobre el río!
Así que es posible imaginar verlo escribir sus primeros versos teniendo como fondo el canto del agua del río de la infancia.
Tampoco podemos dejar de pensar en las lomas de Tepic donde las tormentas se anuncian con truenos en el siguiente verso de El Prisma roto:
Por Julio tornaré, cuando en las lomas
se besen, zureando, las palomas,
y enrojezcan las tardes como fraguas
y fulguren las rubias maravillas
y broten las moradas tempranillas
y se anuncien los truenos de las aguas.
En diversos textos el agua adquiere otras connotaciones. Recordemos que el agua ha sido considerado uno de los elementos de la creación del mundo en todas las religiones y base de ellas. En Los dos claveles, dice:
Mi vieja misericordia se derramó
sobre mi espíritu como un agua clara,
y humedeció mis ojos con dos lágrimas…,
El agua aparece como un elemento inalcanzable, que salva la vida en el poema Destino:
Destino, cuya mano, si la toca,
hacer nacer la linfa de la roca
y el bien o el mal con rudo impulso fragua
acuérdate de mí, soy una boca
que se muere de sed junto del agua.
Por cierto, en este verso, la palabra linfa también hace alusión al agua que brota milagrosamente de la roca, aunque posteriormente, la palabra linfa se asociará a la biología.
El agua es regalo de dioses, por lo que no puede ser castigo divino, como lo señala la última estrofa de El héroe:
Mas cuando pasa el aluvión inmenso,
yo estoy de pie y tranquilo, porque pienso
que fuera insensatez, oh Dios que fraguas
contra cada opresión un heroísmo,
ponerme como coto en el abismo
para hundirme después bajo sus aguas...
En otros textos, el agua se adjetiva como en Trilogía, donde se denomina agua azul de las quimeras.
Cabalgué tu corcel; pero mi paso
limitó inmenso río; en sus riberas
una grey de almas tristes pretendía
beber el agua azul de las quimeras,
más el agua corría…
En Gratia Plena, se califica al agua como ingenua, cualidad de la amada:
Ingenua como el agua
Diáfana como el día…
En El Laud, el agua es milagrosa:
¡Esté yo a punto de morir, sediento
desta agua milagrosa que codicio!
El agua es equiparada a la sustancia humana común presente en todos los seres humanos:
Imaginaos que muchos vasos, frascos, botellas llenos del agua de una fuente, se creyesen diversos por dar cada uno a esta agua una forma distinta… El agua del vaso esférico se creería superior a la del cilíndrico, ésta a la del poliédrico…Cada uno pensaría que ella era la mejor. Y, sin embargo, todas serían porciones de la misma fuente.
Así es la individualidad humana. Cada hombre es un vaso de divinidad…Pero el agua es la misma… (El Arquero Divino)
En la Hermana Agua, cuando AN hace hablar al “Agua bajo la tierra”, se trata de una voz que acepta su destino de ser ignorada por la raíz de las flores, porque tiene la conciencia de que aún, en ese olvido, está ahí: “Lejos de sus raíces las corolas felices/no se acuerdan del agua que regó sus raíces…” Lo que recuerda un verso de Juan Manuel Serrat: Cuando se abre una flor, / al olor de la flor/ se le olvida la flor.
En la concepción de AN, el agua es cielo en la tierra; es alimento de los monstruos que tienen miedo al día “Y así el creyente triste, que en él su dicha fragua, / bebe, al beberme, el cielo que palpita en mi agua, /y como en ese cielo brillan estrellas bellas, /el hombre que me bebe comulga con estrellas”.
Por su parte, el agua que corre sobre la tierra contiene alabanza al cielo porque “cuando al abismo ruedo en un cataclismo, adorno de arco-iris triunfales el abismo”. También el agua de la superficie es obediente a Dios, “Él me dice “anda” y ando; “despéñate” y despeño mis aguas en la sima de roca que da espanto; y canto cuando corro, y al despeñarme canto”.
Así, Amado Nervo, va cantando las formas del agua, hasta llegar al Agua Multiforme donde dice a los humanos:
¿Por qué tú te rebelas? ¿Por qué tú ánimo agitas?
¿Qué quieres? ¿Por qué sufres? ¿Qué sueñas? ¿Qué te aflige?
¡Imaginaciones que se extinguen en cuanto
aparecen . . .! ¡En cambio, yo canto, canto, canto!
Canto, mientras tu penas, la voluntad ignota;
canto cuando soy chorro, canto cuando soy gota…
Es cierto, la concepción que tiene AN del agua es religiosa, como lo podemos apreciar en el final del poema:
¿Por qué tantos anhelos sin rumbo tu alma fragua?
¿Pretendes ser dichoso? Pues bien: sé como el agua;
sé como el agua, llena de oblación y heroísmo,
sangre en el cáliz, gracia de Dios en el bautismo;
sé como el agua, dócil a la ley infinita,
que reza en las iglesias en donde está bendita,
y en el estanque arrulla meciendo la piragua.
¿Pretendes ser dichoso? Pues bien: sé como el agua;
Después, la sociedad se encargaría de desacralizar el agua.
Publicado en Meridiano de Nayarit, mayo 24 de 2023
Socióloga. Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx