lunes, 25 de abril de 2022

Feminicidos: la cara del Estado salvaje


Quienquiera que sepa donde está
la compasión (fantasía del alma)
¡que lo diga!, ¡que lo diga!
Que lo cante a voz en cuello
y que baile como si hubiera perdido la razón.

Wislawa Szymborska

  ¿Cómo convertir la ira en acciones colectivas para detener la furia contra las mujeres? Ante el asesinato de mujeres nos piden paz, nos piden serenidad, nos piden transitar por los cauces establecidos por el Estado de Derecho, pero ¡no existe! No, al menos para las mujeres.

 El machismo y la misoginia son los ingredientes necesarios para los feminicidios: ahí se aloja el desprecio hacia las mujeres, la inferiorización, considerarlas incapaces, malas, falsas, irracionales; el hecho de convertirlas en objetos sexuales y, por lo tanto, violables y apropiables.

Cuando hablo de machismo no me refiero solo a la actitud individual de cada hombre (del cual, cada uno es responsable), sino también, a los comportamientos, ideas, símbolos, compartidos por todos los hombres (y algunas mujeres) sobre la superioridad de los hombres sobre las mujeres.

Si el machismo es el ingrediente que legitima la violencia contra las mujeres, la impunidad es el elemento que lo permite. En México, no se castiga a los violentadores de mujeres ni a sus asesinos. Se abren carpetas de investigación que no tienen fin y cuyo destino es el olvido.

Si a ello se añade que la trata de personas es el segundo negocio clandestino más lucrativo después del tráfico de drogas, -por encima del tráfico de armas-, se tendrá el panorama completo para convertir la vida de las mujeres en el infierno de la violencia, del miedo, de la incertidumbre. De acuerdo con UNICEF, se calcula en un millón doscientos mil las víctimas de trata en el mundo cada año, de las cuales, el 90% son mujeres, generalmente entre 12 y 19 años. El destino es la explotación sexual, aunque también la entrada a las redes de narcomenudeo.

Esto no sería posible sin una complicidad generalizada entre los hombres del mundo que aceptan la prostitución como una actividad lícita, legítima, propiciadora de la masculinidad normalizada y triunfante. Digna de anécdotas de cantina, de bares, entre iguales que se solazan en sus experiencias como trofeos de la masculinidad celebratoria. La prostitución “entrena” a los hombres en objetuar a las mujeres, en despojarlas de su humanidad, en convertirlas en objetos para el placer masculino.

Debanhí terminó en una cisterna, como otras han sido aventadas a tiraderos, cañaverales, bolsas de basura. Una vez que son usadas, no importa la forma como se deshacen de los cuerpos. Lo que importa, lo que está en el centro, es el placer masculino.

Hoy el Estado Salvaje está dispuesto a excavar para encontrar litio; no a excavar para encontrar mujeres y hacer justicia. Esas no son minas.

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 26 de abril de 2022.
Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

domingo, 17 de abril de 2022

Jala, el tiempo sagrado de la Judea


Estas son lágrimas tristes 
nacidas de almas llorosas,
unamos nuestros gemidos
a una madre dolorosa.

 Madre mía tenéis razón,
de verter amargo llanto,
pues ha muerto tu hijo santo,
amor de tu corazón. 

Judea de Jala, 2022

Se abre el tiempo sagrado de la Judea de Jala. Arriba y abajo, al centro, en el cenit y en el nadir, la gran mole del mundo, el volcán Ceboruco, presencia cómo las criaturas humanas lloran al Cristo azotado por los judíos. Aquí vinieron los hijos migrantes, las hijas ausentes; las familias volvieron a reencontrarse en la llegada del Señor de Acatique; en la peregrinación de los Tres cristos del Jueves Santo.

Algunas personas arrojan sábanas cuando pasa descalzo el Cautivo sobre las piedras del mediodía del Viernes. La Dolorosa viene detrás presintiendo ese hijo salido de su vientre para morir y no morir. El Escuadrón da vueltas en el pueblo sofocado del calor de la primavera; los caballos relinchan en el grito de que los ejecutadores, perdonen un Momento más.

Bebemos tejuino. El dulzor amargo viaja directo al corazón, en este viaje de Luz y Vida donde lo que muere tiene que morir convirtiéndonos en criaturas nuevas.

El fervor popular se apropia de las calles empedradas del pueblo. En silencio, presenciamos las dudas de Judas al traicionar al maestro; la ligereza de Pedro cuando lo niega; la desazón de Pilatos, quien no quiere condenar a un inocente; la angustia de Magdalena. Todos son seres dudosos, temerosos, frágiles. Quizá por eso, los espectadores vivimos con ellos sus zozobras, sus desesperaciones, sus llantos.

Los diálogos son largos en la Judea de Jala, pero nos hemos preparado durante dos años para venir a presenciar este sufrimiento donde nos reconocemos. Cada uno transmite desde su Facebook, cada quien manda fotos a sus familiares y amigos. El diablo, vuelve a tentar a Jesús con sus palabras de oro y de lujuria. La corriente de la venganza de Dios se detiene porque un inocente se reconcilia con el Padre y abre el umbral para el perdón universal.

En la fiesta pagana, las bandas de la Meseta hacen bailar a jinete y a caballo; a muchacha y muchacho; a botes de cerveza y elotes cocidos. Todo entra en las increíbles muestras de pecado/vida a nuestro paso. Mientras, dentro del templo católico, las luces han sido apagadas para dejar, frente al altar, la luz de algunas velas que perturban el encomiable silencio, el magnetismo de la cruz vacía.

El altar, cubierto de ramas del cerro, alberga al Monte de los Olivos. Nos hincamos en la devoción aprendida.

Lloremos mares y selvas,
nubes y aires del cielo,
llorar todas las criaturas,
lloremos sin precavernos,

Llora, pues, Jerusalén,
llorar todos los mortales,
la muerte del inocente
que se le dio entre crueldades.
 
Ya se llegó ese día,
en que salgáis como torrentes
pues ya falleció aquel mesías
 y aquí lo tenéis presente.

Muere Jesús y el duelo del Cireno cubre de melancolía a quienes estamos bajo la luna blanca asomada a nuestros apesadumbrados pechos.

Seguimos la peregrinación del Santo Entierro en la fiebre incitante que nos protege del sueño y del hambre. En este Viacrucis de media noche, las estaciones son representaciones a escala humana donde niñas y niños, jóvenes y adultos del pueblo, son crucificados, subidos a la cruz, llorados y adorados. Las mujeres, sufrientes, cantan el duelo magnificado por el aparato de sonido.

Al frente de la peregrinación del Santo Entierro, el Pitero anuncia la última caminata con que se cierra la Judea. El tañido habla de lo inmortal, de la vida misma disfrutada como Momento y como Eternidad. Atrás, devoto de la danza de la creación universal, la máscara del bachiller, baila el final de la Judea borrando los pasos de Jesús con una cruz bailada. Ciego pasa el bachiller; ciego baila el bachiller y ciego, el espíritu queda purgado.

El viento nos sobrecoge. Caminamos a través de la noche a nuestro refugio.

En la madrugada, campesinos viejos se apresuran a sembrar maíz de húmedo; ha llegado el tiempo de que la semilla/Cristo muera en el surco para, en tres meses, abrazar al niño/elote tierno.

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 19 de abril de 2022.
Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo:   lpacheco@uan.edu.mx
 

domingo, 3 de abril de 2022

Inés Arredondo: crueldad y exquisitez de la vida vivida

Siempre cruje un paso único sobre 
las hojas secas, 
cae una fruta, chilla un pájaro extraño; 
pero por encima de eso está el silencio. 

Inés Arredondo.

Voy a hablar de lo otro, de lo que generalmente se calla, de lo que se piensa y lo que se siente cuando no se piensa. Quiero decir todo lo que se ha ido acumulando en un alma provinciana que lo pule, lo acaricia y perfecciona sin que lo sospechen los demás. Tú podrías pensar que soy muy ignorante para tratar de explicar esta historia que ya sabes pero que, estoy segura, sabes mal. Tu no tomas en cuenta el río y sus avenidas, el sonar de las campanas, ni los gritos. No has estado tratando, siempre, de saber qué significan, juntas en el mundo, las cosas inexplicables, las cosas terribles, las cosas dulces. No has tenido que renunciar a lo que se llama una vida normal para seguir el camino de lo que no comprendes, para serle fiel. No luchaste de día y de noche, para aclararte una palabra: tener destino. Yo tengo destino, pero no es el mío. Tengo que vivir la vida conforme a los destinos de los demás. Soy guardiana de lo prohibido, de lo que no se explica, de lo que da vergüenza, y tengo que quedarme aquí para guardarlo, para que no salga, pero también para que exista. Para que exista y el equilibrio se haga. Para que no salga a dañar a los demás (Inés Arredondo, Río Subterráneo).

Inés Arredondo (Culiacán, 1928-CDMX, 1989) marcó la literatura mexicana porque siendo una mujer, en la segunda década del siglo XX, escribió sobre temas complejos como la perversión, el incesto, la locura, la ignominia la infidelidad, el envilecimiento y la traición, entre otros. En el cuento que da origen a la colección Río Subterráneo, se nombra a sí misma como Guardiana de lo prohibido. Basta con acercarnos a la obra de esta escritora para entender el desciframiento de lo obscuro de la naturaleza humana, narrada desde el punto de vista de las mujeres. 

La mayor parte de su obra se ambienta en provincia, específicamente en los paisajes de Sinaloa. Ahí se pueden ver los mangos exuberantes, el calor y su sofoco, la brisa de la tarde. Es en esos ambientes donde coloca los personajes de sus historias que se enmarcan en vidas cotidianas que poco a poco transitan hacia un tipo de envilecimiento o de locura.

Inés Arredondo, se convirtió en una mujer libre a partir de su decisión de criar sola a sus dos hijos, pero, sobre todo, por la singularidad de su voz dentro de las letras mexicanas. Alejada de los nacionalismos, de las corrientes que pudieran otorgarle canonjías dentro de la élite intelectual, prefirió la soledad para la creación literaria.

Editó el Diccionario de Literatura Latinoamericana, publicado por la Unesco y colaboró en la “Revista Mexicana de Literatura”. Escribió tres libros de cuentos: La señal (1965), Río subterráneo (1979) y Los espejos (1988). Además, publicó la novela Opus 123 (1983) y un libro de cuentos para niños Historia verdadera de una princesa. Las reseñas de diversos autores y guiones para radio y televisión fueron publicadas en el libro Ensayos (2012)

Se le considera la más grande cuentista mexicana del siglo XX tanto por el tratamiento de las temáticas como por la prosa. Se asomó al desciframiento del amor y nos entregó las resonancias de la locura. Sus cuentos atrapan las pasiones humanas en las cuales somos envueltas a la hora de leer los textos. Entramos a las emociones, a los sentimientos de los personajes, de la mano de Inés Arredondo, quien nos teje una tela de araña entre la espiritualidad, la culpa, la renuncia, la purificación y el placer.

De su cuento, Estío, es el siguiente párrafo:

El calor se metía al cuerpo por cada poro; la humedad era un vapor quemante que envolvía y aprisionaba, uniendo y aislando a la vez cada objeto sobre la tierra, una tierra que no se podía pisar con el pie desnudo. Aun las baldosas entre el baño y mi recámara estaban tibias. Llegué a mi cuarto y dejé caer la toalla; frente al espejo me desaté los cabellos y dejé que se deslizaran libres sobre los hombros, húmedos por la espalda húmeda. Me sonreí en la imagen. Luego me tendí boca abajo sobre el cemento helado y me apreté contra él: la sien, la mejilla, los pechos, el vientre, los muslos. Me estiré con un suspiro y me quedé adormilada, oyendo como fondo a mi entresueño el bordoneo vibrante y perezoso de los insectos en la huerta.

Leamos a esta singular escritora de lo sagrado/prohibido: una comunicación íntima dentro de su narrativa.

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 4 de abril de 2022.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx