lunes, 31 de mayo de 2021

Elecciones para unir un país

Más de una vez he intentado explicar este extraño

 y doloroso fenómeno histórico: 

la incapacidad de México para avanzar 

simultáneamente hacia la libertad política 

y el bienestar material para todos

 

Daniel Cossío Villegas


¿Son las elecciones del próximo seis de junio las que unirán al país? Los gobernantes actuales leen la estructura social mexicana como en la época colonial puesto que en los años de la independencia se reconocían tres grupos sociales contrapuestos: los conservadores, identificados con los criollos, (españoles e hijos de españoles); los liberales, (integrado por los mestizos ilustrados) y, en tercer lugar, la población indígena, las etnias derrotadas.

 

Cada uno portaba un proyecto de país: los conservadores, la monarquía o gobiernos centralistas; los liberales la república federalista y la libertad económica y, los indígenas, la comunidad de apoyo mutuo y reciprocidad en un orden patriarcal y gerontocrático. 

 

Actualmente, la política vuelve a poner en vigor las categorías del enfrentamiento político del siglo XIX en México, pero ¿quiénes son ahora los conservadores, ¿quiénes los liberales y quiénes, los indígenas? Los conservadores son identificados con los ricos, nuevos ricos o ricos a expensas del gobierno, a los que se agregan todos aquellos que se opongan al actual gobierno, ya sea periodistas, académicos, organizaciones de la sociedad civil, líderes populares, demandantes de justicia, etc. Por su parte, los liberales no se denominan así, sino protagonistas de la 4T: funcionarios, ideólogos; en general, quienes están de acuerdo con la forma actual de gobernar. En este esquema, los indígenas vuelven a estar al margen, no son parte de la contienda; vuelven a ser considerados como el grupo que seguirá la suerte de quien obtenga la victoria entre conservadores y la 4T.

 

La Revolución Mexicana fue un intento histórico por conciliar los tres campos a través de la simbología de una Patria, una Nación, llevado de la mano por el México mestizo. Sin embargo, siguieron prevaleciendo los muchos Méxicos. El Estado revolucionario correspondiente al Estado de Bienestar donde surgió el ISSSTE, el IMSS, la educación laica y gratuita, así como las leyes laborales proteccionistas, lo que en conjunto propició la consolidación de la clase media mexicana, fue disminuido y desmantelado por el Estado de los neoliberales, identificados como conservadores. Estos, a través de la corrupción, convirtió los bienes públicos en riqueza de particulares; desmantelaron el proteccionismo laboral para dar pie a la flexibilización laboral que aumenta la explotabilidad de las personas y, sobre todo, se convirtieron en servidores del capital financiero transnacional. 

 

Aunque se hace aparecer que los dos grupos, conservadores y 4T son quienes están en pugna en el México contemporáneo, se trata de una falsa lectura porque han surgido, al menos, otros sujetos sociales y políticos que han sido negados en esa aparente contienda bipolar: las mujeres, los pueblos indígenas, los pobres y la delincuencia organizada, al menos. Es cierto que las políticas para pobres e indígenas han sido asistencialistas: la creación de Conasupo, Liconsa, Progresa, Oportunidades, El Programa Nacional de Becas para el Bienestar Benito Juárez y otros. Mientras, que, en el caso de las mujeres, su lucha ha carecido de entendimiento desde la 4T, encerrándolas en estereotipos de mujeres responsables de familia. En cuanto a la delincuencia organizada, el gobierno de la 4T parece no tener conciencia del avance en todo el territorio nacional, considerándolo un asunto de “malos” mexicanos que, con una beca de dos mil pesos, optarán por volver al camino del bien. 

 

Además, la pandemia del Covid 19, extremisó las posiciones del gobierno y sus opositores, del origen que sea. Mostró la antisolidaridad e intensificó los enfrentamientos. La ceguera de unos y otros rehace la patología del conflicto interno, tan caro a la historia del país.

 

Nombrar como conservadores en bloque a quienes se oponen a la 4T, provoca la desunión del país, además de enrarecer la comprensión de lo que ocurre en México. 


En cuanto a la violencia política, se han perpetrado más de 80 asesinatos a candidatos durante la contienda electoral; así mismo se ha registrado violencia política contra las mujeres. ¿No era la democracia un método pacífico de alternancia del poder?

 

El gobierno actual tiene la oportunidad de unir a México si desarrolla un nuevo simbolismo de país y las políticas correspondientes, donde se puedan resolver las contradicciones originadas por el capitalismo financiero. Sin duda, no es la entrega de dádivas a ciudadanos mayores o a jóvenes sin empleo, como se logrará, aunque ambas medidas sean necesarias para paliar la pobreza insólita y la cancelación de oportunidades. ¿Qué será hoy lo equivalente a la distribución de tierras de Lázaro Cárdenas que pudo detonar un desarrollo del campo mexicano y el imaginario desarrollista de la industrialización?

 

Por lo tanto, ¿son las elecciones de 2021 una convocatoria para unir al país? Me temo que no; por el contrario, es más bien un llamado para ahondar la división. El resultado seguirá siendo el grupo nebuloso de los malos, porque recordemos: los malos siempre son los otros. Se perderá la oportunidad de unir a este país desde la izquierda, si es que todavía quedan rastros de ella. 

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 2 de junio de 2021.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

 

miércoles, 26 de mayo de 2021

Territorio Nervo

Ha muerto Rubén Darío, 

¡el de las piedras preciosas!

 

Hermano, ¡cuántas noches tu espíritu y el mío,
unidos para el vuelo, cual dos alas ansiosas,
sondar quisieron ávidas el Enigma sombrío,
más allá de los astros y de las nebulosas!

 

Amado Nervo. Homenaje 

Tal vez porque acabo de leer, de nuevo, Los Jardines Interiores pienso que cada vez que abro un libro de Amado Nervo vuelvo a entrar en el territorio Nervo.

 

Eso ha sido Nervo para muchas generaciones.  Desde sus contemporáneos, como Ramón López Velarde quien ante su muerte declaró “que era el poeta máximo nuestro”, hasta los académicos de actualidad quienes, de manera erudita, estudian los distintos aspectos de la escritura para mostrarnos el territorio Nervo. 

 

El territorio Nervo está conformado por la crónica social, la poesía del poeta místico y del autor de novela breve. También se puede hacer alusión al diplomático, al testigo presencial de la Primera Guerra Mundial, al convocante de la paz durante la Revolución Mexicana, al poeta doliente y sensual; al autor de poesía cívica como La Raza de Bronce o de poesía costumbrista, como Guadalupe La Chinaca. En el territorio Nervo se encuentra también la literatura de ficción, los poemas escolares y las conferencias sobre astronomía. Todo ello es Amado Nervo.

 

Destaco, sobre todo, la recuperación de Sor Juana Inés de la Cruz, la primera biografía, elaborada por Nervo, Juana de Asbaje, con motivo de la celebración del centenario de la independencia de México. En la Universidad Claustro de Sor Juana, se recomienda como obra inicial para quien quiera adentrarse a la monja jerónima.   

 

¿Somos los herederos de Nervo? Hace dos años vi a un joven con una antología de poemas de Nervo en el metro de la Ciudad de México. Esto nos hace ver la vigencia de un poeta a quien Octavio Paz había declarado “laico Padre de la Patria” y de alguna manera, enviado a un lugar otro de la poesía mexicana, con su sentimentalismo a flor de piel y su afán moralizante que no encajaba en las corrientes de los contemporáneos. Sin embargo, ese sentimentalismo de Nervo terminó por traducirse en canciones popularizadas por Jorge Negrete, en la generación de mis padres, o en el último capítulo de la serie de Luis Miguel que nos habla a esta sociedad de la pandemia, de los encierros en pantallas, de las izquierdas que son derechas. En el concierto de mañana, de Juan Gabriel,  está ese sentimentalismo que nos homogeneiza a quienes compartimos una época, porque lo que sentimos es muy personal, nos individualiza como espejos de los otros. 

 

De cualquier manera, Nervo fue ese personaje que atravesó la Revolución Mexicana y la Primera Guerra Mundial; el invento de la electricidad y el ingreso de las mujeres al trabajo. De todo dejó constancia: de la princesa Carlota encerrada en Miramar, de los pobres saliendo de las pulquerías, de los paisajes de magueyes en el sol tropical, de las costas hirsutas de Irlanda, del barullo de Mazatlán, de la infancia en Tepic. Quizá estos versos del Éxodo y los Flores del Camino (1902), atrapen ese afán de nervializarlo todo:

 

El ansia del misterio me agita y desespera:

jinete en mis pegasos o nauta en mi galera,

corriendo voy tras todo señuelo que lo finge;

mi hermana la cigüeña me ha visto dondequiera

que el rojo sol proyecta la mitra de la esfinge.

… 

Criatura fugitiva que cruza el mundo vano,

Temiendo que la alforja sus éxodos impida,

ni traje amor ni llevo, y así voy al arcano,

lanzando con un gesto de sembrador el grano

fecundo de mis versos al surco de mi vida.

 

Porque el sentimiento del yo, ese lugar de la identidad íntima que roza con la memoria emocional colectiva, se renueva en cada generación, pero mantiene un sustrato que le da forma y vida. Los jardines interiores (1905), con su carga de simbolismo exótico, sigue hablando de los amores devotos y ardientes a mujeres pensadas como inocentes. Y ello, recrea los imaginarios del delirio erótico masculino. 

 

Un colega me reveló, con cierto pudor, que nunca ha leído a Nervo. Me pidió una carta de navegación que le permitiera empezar a leer al poeta. Pues bien, no hay tal carta de navegación, ni instrucciones para leer al poeta. Pienso que la poesía, de Nervo, de Rosario Castellanos o de Dante, te encuentra a ti cuando la tienes que encontrar. Son, como el mar, en las palabras de José Emilio Pacheco: “Digamos que no tiene principio el mar, empieza donde los hallas por vez primera y te sale al encuentro por todas partes”. Así es la poesía de Amado Nervo, te sale al encuentro en las canciones que tarareas, en los pensamientos melancólicos cuando añoras; en los testimonios que vas hilando para que tu vida tenga un sentido. 

 

Aunque no hayamos leído la obra de Nervo, ella te ha leído a ti, porque los seres humanos, construidos como seres de afectos, a la menor provocación ya estamos imaginando El día que me quieras…, le hablamos al Destino, dime dónde, cómo, cuando… o, en la versión ecologista, le llamamos Madre a la tierra y Hermana, al agua. 

 

Como seres de palabras que somos, habitamos el territorio Nervo. Y sí, pienso que además de los homenajes se tiene que poner la obra de Nervo al alcance de todos y todas. 

 

Palabras en el Homenaje a Amado Nervo en la Universidad Autónoma de Nayarit, el 26 de mayo de 2021.

Una primera versión del presente texto fue publicado en Meridiano, Tepic, Nayarit, 25 de mayo de 2021.

martes, 18 de mayo de 2021

De las manos de las maestras

Enseñar siempre:

 en el patio y en la calle

 como en la sala de clases. 

Gabriela Mistral 

Las maestras nos muestran horizontes para que alcancemos otras alturas. Con motivo del 15 de mayo, quiero recordar a las maestras de mi vida escolar. Del Jardín de Niños Luz María Serradel (1958-1960), a Felicitas Ulloa, a la señorita Berenice y a la maestra de piano: Julia Cisneros. De la Escuela Primaria Amado Nervo (1960 a 1966), -escuela de niñas-, a Guadalupe Zavalza en primer año; Camerina Becerra, en segundo; Angelina Escudero, en tercero y cuarto; Noemí Valle, en quinto y Catalina Romano, en sexto. 

 

Después, en la Escuela Secundaria Justo Sierra, recuerdo a la maestra de cocina, cuyo nombre he olvidadola clase empezaba yendo al mercado donde nos enseñaba a escoger verduras, frutas, pollo y pescado antes de preparar los alimentos, en una época donde los pollos se vendían vivos en los mercados de Tepic. Después, en la Escuela Secundaria Moisés Sáenz de Huichapan Hidalgo donde cursé segundo y tercer año (1967-1969), a la maestra de química Margarita Delgado; la maestra Basilisa, de Biología y Consuelo Guevara de Literatura. 

 

En la Preparatoria de Tepic, sólo la maestra Blanca Cervantes, nos dio clase (1969-1971). En la licenciatura en Derecho (1971-1976) no tuve ninguna maestra. En la Maestría en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (1976-1978), solo me dio clases la Doctora Carmen Miró, experta en Demografía; mientras que, en el Doctorado de la UNAM (1978-1980), solo asistí a un seminario con la Dra. Rosa Cuminsky: el seminario de Estado y Economía. 

 

Son los gestos, las inflexiones de voz, el entusiasmo, lo que va quedando como recuerdo de las maestras; el taconeo con que entraban al aula, el perfume que esparcían. La satisfacción porque aprendíamos las fracciones, memorizábamos la poesía del homenaje del lunes o porque, por fin, el tejido, nos salía parejito. Eran maestras de la memoria, de la reflexión, pero también de las labores de las niñas, como la costura, la cocina o la mecanografía. Cuando nos repartieron los libros de texto gratuitos, en el primer año, fue inusitado, una verdadera fiesta puesto que, para muchas alumnas, fueron los primeros libros que se tuvieron en casa. Amamos esos libros que forrábamos con periódico; las maestras insistían en el valor de lo escrito. Los abrazaban como tesoros y claro, lecciones enteras las memorizamos.

 

Ahí estaba Mi mamá me mimaLola asea la sala, que hoy podemos leer como estereotipos femeninos, pero también, 

 

Cultivo una rosa blanca

en junio como en enero,

para el amigo sincero

que me da su mano franca

 

Y para el cruel que me arranca

el corazón con que vivo

cardo ni ortiga cultivo,

cultivo una rosa blanca, de José Martí: un canto a la hermandad.

 

Las maestras nos hablaron de ellas mismas porque era imposible que no lo hicieran. Nos enseñaban no solo los contenidos de los libros, sino también, cómo entender los libros; la importancia de la formación al inicio del día; el prestigio individual del uniforme alisado; la relevancia de saludar de pie cuando llegaba la directora; la generosidad de hacer acciones para los demás al formar parte de las comisiones para adornar el salón o asear el aula; el orgullo de desfilar con el nombre de la escuela; la alegría de los juegos entre las niñas. 

 

Ahí estaban las maestras-madre como una de las primeras generaciones que salía de casa a trabajar. El horario era de 9 a 13 horas y de 15 a 17. Nos dejaban tarea de la mañana para la tarde, aunque generalmente, la tarde era para las clases de música y las costuras; actividades armonizadas en el mismo espacio. 

 

Cómo no agradecer a la que alabó la buena lectura, la que nos subió al teatro escolar para declamar, la que nos hizo dar un paso al frente para distinguirnos con una pregunta, la que comentó la caligrafía. También, a las que devolvieron la tarea, deshicieron la costura, nos sacaron del equipo. A todas, porque sus acciones, sus palabras, sus actitudes, nos llevaron a ser lo que ahora somos. 

 

Pienso que somos esa curiosidad que las maestras sembraron en nuestro cerebro ¿cuántas partes tiene la amiba? ¿por qué caen en diferente tiempo una pluma que una piedra? ¿si reparto 120 manzanas entre 8 marineros durante cinco días, cuanto debo dar a cada uno, cada día? ¿cómo te gustaría contribuir con la Patria? Esas preguntas siguen teniendo sentido en la edad adulta porque, prácticamente, seguimos tratando de analizar, de repartir, de participar. También somos lo que dejaron en nuestros corazones como trazos de gis sobre pizarrones que continuamente se borran y se llenan. 

 

Basta con recordar la línea recta debajo de la fecha para volver a entrar en la voz de las maestras donde la educación marca el tiempo. 

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 20 de mayo de 2021.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

 

domingo, 9 de mayo de 2021

Maternalizar la sociedad, desmaternalizar a las mujeres

Afrodita acogióse al regazo de Dione su madre, 

que a su hija estrechó entre sus brazos 

y luego, cubriéndola con la mano,

de tiernas caricias, le habló de este modo.

 

Homero. Ilíada


En la Iliada y la Odisea, consideradas las primeras obras literarias de la cultura occidental, las mujeres aparecen junto a los objetos que van a definir su lugar: la rueca, el fogón y el telar, lo que señala las habilidades por la que son apreciadas; destrezas que serán fundamentales para que las mujeres prodiguen cuidados a hijas e hijos, esposos y demás integrantes de la familia. Por ejemplo, Penélope teje un sudario para Laertes, su suegro, mientras espera el regreso de Odiseo de la Guerra de Troya.

 

La maternidad ha sido el lugar donde se ha recluido a las mujeres, cuya esencia es el cuidado para el sostenimiento de la vida. En efecto, la maternalización de las mujeres es la base del funcionamiento social, cultural y económico. Las labores realizadas en el ámbito de la maternidad son el prerrequisito de la existencia humana. Sin la “producción” de seres humanos, que ocurre en el hogar, no sería posible pensar en trabajadores/as, ciudadanos/as, artistas, científicos, etc. 

 

Generalmente, las madres no poseen bienes, por lo tanto, no heredan posesiones; lo que sí heredan es el capital afectivo con que los seres humanos se instalan en el mundo, así como los vínculos amorosos con los que los seres humanos son reconocidos. Son vínculos de afecto, ternura, comprensión, creados por las mujeres-madres. La maternidad como función de las mujeres no se limita a parir y alimentar crías humanas, sino que también las nutren espiritualmente.  Aún las diosas en la mitología griega, prodigan “tiernas caricias”. Esta función se extiende a todos los que integran la familia como un servicio que realizan las mujeres. Como si las mujeres fuesen, en sí mismas, un foso infinito de ternura.

 

La maternidad es la garantía del cuidado-afecto durante toda la vida y para todos los integrantes del grupo, y con ello, es la garantía de afectos en el mundo. Además, la maternidad crea la confianza en los seres humanos porque las crías humanas nacen indefensas, dependientes, por lo que es la confianza en las madre cuidadora y nutricia, la que va a formar el sentido de confianza que acompañará a las personas. Sin embargo, la maternidad ha sido considerada un trabajo natural, denigrado, por el cual las mujeres no tienen reconocimiento ni remuneración y, además, las recluye en el hogar; las enajena de sí mismas.

 

De acuerdo a cálculos del INEGI, (2019. Cuenta Satélite del Trabajo No Remunerado), las actividades domésticas y de cuidados equivale al 24% del PIB nacional. El 80% de los cuidados son realizados por mujeres, por lo que la carga que ello significa se convierte en una tensión en la sociedad contemporánea puesto que el ingreso de las mujeres a las labores productivas hace patente la carencia de instancias de cuidado. 

 

El Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) ha propuesto una Estrategia Nacional para el Cuidado en México a partir de considerar el cuidado como un derecho humano que debe sustentarse en la igualdad de género. Los pasos que se han dado tendiente a establecer un Sistema Nacional de Cuidados, implican transformar la relación entre el Estado, las mujeres, las familias, el mercado y, sobre todo, las relaciones entre mujeres y hombres. 

 

Redistribuir los cuidados es, además, un elemento clave para lograr el avance social, no solo de las mujeres sino de la sociedad en su conjunto, lo que debe realizarse a través de políticas articuladas y mediante la universalización de los servicios de cuidado que liberen a las mujeres de estas tareas.

 

Se argumentará que los servicios se harán por profesionales, quienes trabajarán por un salario, no por amor… como las madres. El mismo argumento que se utilizó cuando surgieron las guarderías. La falacia de ello consiste en que: 1) las madres todo lo hacen por amor, lo cual no es así, ya que lo hacen de manera obligada porque es parte de lo que significa ser mujer/madre; 2) solo las madres pueden prodigar cuidados/afecto, lo que es falso porque todas las personas pueden ser entrenadas para cuidar. 

 

Por ello, la sociedad debe maternalizarse, crear una sociedad cuidadora de niñas, niños, adultos, ancianos, etc., De esta manera, se estará en posibilidad de desmaternalizar a las mujeres: dejar que su vida gire alrededor de cuidar a otros y que, en ello, se les vaya la vida, como ha ocurrido a nuestras madres y a las madres de nuestras madres. 

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 11 de mayo de 2021.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

 

lunes, 3 de mayo de 2021

¿De dónde venimos quienes habitamos Nayarit? 104 años de la vida constitucional

 Tepic, la ciudad dormida por centenios de tiempo,

 ha despertado de su profundo sueño 

al estrépito que produce el movimiento social 

que sacude a las grandes capitales del mundo.

 

María del Refugio Freyman de Rodríguez. 

La transformación de Tepic y el momento actual. 

El Nayar. 28 de abril de 1947


Gracias al Licenciado Celso H. Delgado Ramírez, ExGobernador Constitucional del Estado, tuvimos la oportunidad de reflexionar sobre los orígenes de la Entidad y el futuro que deseamos. Mi participación versó sobre lo siguiente:

 

Venimos de movimientos sociales escritos con minúscula en la historia local, movimientos protagonizados por líderes populares, marginados de la historia de los vencedores. Venimos lo mismo de Manuel Lozada que del Prieto Crispín, de las luchas agrarias de Laureles y Góngora que de la lucha por la participación ciudadana de Alejandro Gascón Mercado. 

 

Venimos de mujeres fuertes que sin embargo no han tenido el reconocimiento que merecen. Quiero destacar que, para llegar a los 104 años de la vida constitucional de Nayarit, tuvo que existir una María Paula de los Santos, en cuya casa, los indígenas de principios de los albores del 1900 se imaginaron coronar a un rey para hacer libres a los pueblos. El 2 de enero de 1801, María Paula de los Santos es encarcelada junto con José Disiderio Maldonado, Juan Hilario Rubio y Juan Francisco Medina, acusados de conspiradores. María Paula Fue condenada a vivir prisionera en la Casa de las Recogidas de Guadalajara, donde murió.

 

También venimos de Francisca y Maclovia Quintero; Victoriana Arroyo, Adelaida y Mariana Castañeda, quienes encabezaron un paro en la fábrica textil de Bellavista, en el municipio de Tepic, el cual se considera uno de los movimientos más importantes de fines del siglo XIX. En 1906 participaron en la movilización de obreras y obreros de Bellavista a Tepic y fueron fundadoras del Primer Sindicato Rojo de Trabajadores Textiles de 1916.

 

Venimos de las maestras rurales que al término del movimiento armado de la Revolución Mexicana, subieron a las montañas, fueron a las rancherías a instalar las escuelas para que niñas y niños de los últimos rincones del Estado tuvieran acceso a las letras, al conocimiento. Ellas fundaron la escuela rural mexicana, prácticamente sin recursos, en condiciones adversas; además, estuvieron expuestas a ultrajes, robos y vejaciones, por su propia condición de mujeres. Algunas fueron incorporadas al magisterio solo con cuarto año de primaria. A ellas, a las maestras cardenistas, nacionalistas, se debe gran parte de la alfabetización de nuestra región.

 

En muchas familias, como la mía, se tienen historias de tías que fueron enviadas a los ranchos y allá, comprometidas con la escuela, dejaron huella en generaciones que después pudieron asistir a la escuela secundaria, a la escuela preparatoria, a la universidad. Nada de eso se hubiera conseguido sin las maestras rurales, pioneras de la educación. 

 

Venimos también de las enfermeras rurales que iniciaron la vacunación casa por casa ante una población incrédula ante las vacunas como solución. Las enfermeras rurales, formadas en el espíritu del nuevo país, contribuyeron a desterrar la poliomielitis, el sarampión, las infecciones que mermaban a la población infantil y que con su maletín a cuestas atendieron partos, dieron los primeros auxilios, abrieron las mentalidades para otras maneras de entender la salud. 

 

Tanto maestras como enfermeras contribuyeron a conformar nuevos imaginarios de sociedad, cambiaron las estructuras viejas por otras nuevas basadas en la educación como elemento del futuro y en la salud basado no en el pensamiento mágico, sino en el pensamiento causal.

 

Venimos de las mujeres que a lo largo del territorio comercian camarón, se convierten en jornaleras agrícolas, recogen la cosecha de cacahuate en Santa María del Oro; la del del tabaco en Tuxpan y Ruiz.

 

Venimos de las mujeres indígenas que en medio de la montaña o habitando en pueblos y ciudades, conservan esa parte de la identidad en que nos reconocemos. Las mujeres indígenas se encuentran en la base de las plegarias a Nakawé, la madre de la creación wixaritari y con sus cuerpos empobrecidos, marcan los territorios del Nayarit que permanece.

 

Venimos de Rosa Navarro, de Emilia Ortiz, de Matilde Domínguez.

 

También venimos de las mujeres madre, de las mujeres esposas, de las mujeres hermanas, quienes, sin nombre ni estatuas, han formado a los seres humanos que somos.  

 

También venimos de las mujeres maltratadas, violentadas, asesinadas.

 

¿A dónde vamos? Espero que vayamos a un futuro donde las mujeres tengan otro lugar social y su aportación a lo humano-civilizatorio sea parte fundamental del acervo reconocido de Nayarit.  Espero que ese futuro sea presente y no esperemos otros 104 años. 

 

Muchas gracias

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 3 de mayo de 2021.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx