Afrodita acogióse al regazo de Dione su madre,
que a su hija estrechó entre sus brazos
y luego, cubriéndola con la mano,
de tiernas caricias, le habló de este modo.
Homero. Ilíada.
En la Iliada y la Odisea, consideradas las primeras obras literarias de la cultura occidental, las mujeres aparecen junto a los objetos que van a definir su lugar: la rueca, el fogón y el telar, lo que señala las habilidades por la que son apreciadas; destrezas que serán fundamentales para que las mujeres prodiguen cuidados a hijas e hijos, esposos y demás integrantes de la familia. Por ejemplo, Penélope teje un sudario para Laertes, su suegro, mientras espera el regreso de Odiseo de la Guerra de Troya.
La maternidad ha sido el lugar donde se ha recluido a las mujeres, cuya esencia es el cuidado para el sostenimiento de la vida. En efecto, la maternalización de las mujeres es la base del funcionamiento social, cultural y económico. Las labores realizadas en el ámbito de la maternidad son el prerrequisito de la existencia humana. Sin la “producción” de seres humanos, que ocurre en el hogar, no sería posible pensar en trabajadores/as, ciudadanos/as, artistas, científicos, etc.
Generalmente, las madres no poseen bienes, por lo tanto, no heredan posesiones; lo que sí heredan es el capital afectivo con que los seres humanos se instalan en el mundo, así como los vínculos amorosos con los que los seres humanos son reconocidos. Son vínculos de afecto, ternura, comprensión, creados por las mujeres-madres. La maternidad como función de las mujeres no se limita a parir y alimentar crías humanas, sino que también las nutren espiritualmente. Aún las diosas en la mitología griega, prodigan “tiernas caricias”. Esta función se extiende a todos los que integran la familia como un servicio que realizan las mujeres. Como si las mujeres fuesen, en sí mismas, un foso infinito de ternura.
La maternidad es la garantía del cuidado-afecto durante toda la vida y para todos los integrantes del grupo, y con ello, es la garantía de afectos en el mundo. Además, la maternidad crea la confianza en los seres humanos porque las crías humanas nacen indefensas, dependientes, por lo que es la confianza en las madre cuidadora y nutricia, la que va a formar el sentido de confianza que acompañará a las personas. Sin embargo, la maternidad ha sido considerada un trabajo natural, denigrado, por el cual las mujeres no tienen reconocimiento ni remuneración y, además, las recluye en el hogar; las enajena de sí mismas.
De acuerdo a cálculos del INEGI, (2019. Cuenta Satélite del Trabajo No Remunerado), las actividades domésticas y de cuidados equivale al 24% del PIB nacional. El 80% de los cuidados son realizados por mujeres, por lo que la carga que ello significa se convierte en una tensión en la sociedad contemporánea puesto que el ingreso de las mujeres a las labores productivas hace patente la carencia de instancias de cuidado.
El Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) ha propuesto una Estrategia Nacional para el Cuidado en México a partir de considerar el cuidado como un derecho humano que debe sustentarse en la igualdad de género. Los pasos que se han dado tendiente a establecer un Sistema Nacional de Cuidados, implican transformar la relación entre el Estado, las mujeres, las familias, el mercado y, sobre todo, las relaciones entre mujeres y hombres.
Redistribuir los cuidados es, además, un elemento clave para lograr el avance social, no solo de las mujeres sino de la sociedad en su conjunto, lo que debe realizarse a través de políticas articuladas y mediante la universalización de los servicios de cuidado que liberen a las mujeres de estas tareas.
Se argumentará que los servicios se harán por profesionales, quienes trabajarán por un salario, no por amor… como las madres. El mismo argumento que se utilizó cuando surgieron las guarderías. La falacia de ello consiste en que: 1) las madres todo lo hacen por amor, lo cual no es así, ya que lo hacen de manera obligada porque es parte de lo que significa ser mujer/madre; 2) solo las madres pueden prodigar cuidados/afecto, lo que es falso porque todas las personas pueden ser entrenadas para cuidar.
Por ello, la sociedad debe maternalizarse, crear una sociedad cuidadora de niñas, niños, adultos, ancianos, etc., De esta manera, se estará en posibilidad de desmaternalizar a las mujeres: dejar que su vida gire alrededor de cuidar a otros y que, en ello, se les vaya la vida, como ha ocurrido a nuestras madres y a las madres de nuestras madres.
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 11 de mayo de 2021.
Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx
Dra. Lourdes Pacheco, leyendo su articulo y cuando menciona "desmaternalizar a las mujeres", se refiere a compartir esta maternidad y que ya no sea exclusividad de las mujeres? porque creo que podría confundirse el termino y caer en situaciones donde la mujer sea indiferente al amor
ResponderEliminarHola, gracias por tu comentario. Es, justamente, compartir la maternidad
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