In memorian Arquitecto
Renato Caballero
La universidad construye sociedad, no sólo forma profesionistas, realiza
investigación y difunde la cultura. La universidad construye sociedad porque la
docencia es el espacio donde el contacto del profesorado con el alumnado se
convierte en el diálogo intergeneracional y no en la sociedad adulta que enseña
a la generación siguiente. La creación de conocimiento es una práctica que
conduce al descubrimiento de conocimiento pertinente a los fines socio-regionales
y no a la elaboración de patentes para la ganancia individual. La difusión de
la cultura está encaminada a ser el eje articulador con la sociedad más amplia para
ofrecer distintas soluciones de integración a la problemática social. La
extensión universitaria es la ventana a los beneficios de la ciencia y la
cultura a amplios públicos que han sido marginados de ella. Por eso pensamos la
universidad más allá de las aulas, de los laboratorios, de los muros.
La universidad pública es un lugar donde convergen distintas clases
sociales provenientes de espacios rurales, indígenas y urbanos con capitales
sociales y culturales diversos. Desde ese lugar, la universidad puede
convertirse en un espacio de construcción de alianzas en torno a la formulación
del proyecto de país, de región y de sociedad que merecemos. Proyectos sociales
capaces de establecer compromisos con las mayorías, con los excluidos para
construir la sociedad donde todos caben en condiciones de igualdad.
La universidad construye sociedad porque la difusión y creación de
conocimiento y de cultura influye profundamente en la concepción que de sí
misma tiene la sociedad. El modo de pensar epocal, la literatura, las
valoraciones éticas, la filosofía, las técnicas, la política, las leyes, el
ocio, son afectados por lo que ocurre y deja de ocurrir en la universidad.
En la universidad se construyen trincheras de ideas (José Martí) ante la masificación
mimetizante de la sociedad de consumo; la universidad provoca la identidad
cultural específica ante las identidades globalizadas; la universidad valora lo
universal ante los particularismos extremos. Por eso nos amparamos en el lema Por lo nuestro a lo universal.
En Nayarit, la universidad pública, desde el 19 de agosto de 1969, ha sido
crucial para formar sociedad, no solo para el crecimiento económico. A 48 años de
su fundación, debe ser la base para caminar
hacia la igualdad social y transformar la democracia en participación política.
Llevar la Universidad a la calle, a los caminos que conducen a los pueblos
rurales, ver y tocar los horizontes de sentido de los pescadores, de las
ancianas esperando el atardecer, de los migrantes en sus rutas de la vida.
Los y las universitarias
(estudiantes, egresados/a; profesorado y personal administrativo), debemos ser
capaces de construir comunidad y renovar las formas de convivencia social.
Portar conocimientos, prácticas, relaciones sociales y saberes capaces de
convertirnos en los actores de la reconstrucción del tejido social tanto desde
el ámbito del trabajo como desde la vida familiar y cotidiana, el arte y la
reflexión. Aliados de la igualdad, portadores de la paz, informados y
responsables de nuestras acciones podemos dejar de ser las víctimas del Estado
fallido; de la burocracia saqueadora, sus corporaciones e impunidades; de la
sociedad del espectáculo, para convertirnos en actores éticos de la
transformación social.
Universitarios permanentes, capaces de ser distinguidos en la vida diaria
por las ideas, la praxis y compromisos, en la convicción común de construir
sociedad para la igualdad y la paz. Universitarios veinticuatro horas,
universitarios siempre.
Enviado a Nayarit
Opina, el 19 de agosto de 2017.