domingo, 5 de mayo de 2019

El retroceso de trabajar el sábado

“Las palabras
que nunca llegaron a la última versión
tal vez eran mejores.
Tienen la gracia de las cosas perdidas:
la puerta que no abrimos,
el amor olvidado”.

Carmen Villoro. Manuscrito

La disposición de que los trabajadores de la administración pública federal trabajen los sábados sólo puede verse como un retroceso de los derechos laborales. Lo anterior porque en la historia del movimiento de los derechos de la clase trabajadora, la lucha por la reducción de la jornada laboral ha estado en el centro de la transformación. La jornada laboral es un concepto que puso en circulación vinculado a la Revolución Industrial Inglesa donde el trabajo humano se convertía en fuerza laboral y a partir de ello, se reconocía que se creaba la riqueza.

A fines del siglo XVIII, la jornada laboral era de 11 horas diarias durante seis días, por lo que el siglo XIX se caracterizó por las luchas de los trabajadores para lograr su reducción: en 1913, la jornada laboral se redujo a 10 horas diarias (seis días) y después de la Segunda Guerra Mundial, se concretaron acuerdos internacionales para que la jornada laboral se estableciera en 8 horas diarias en una jornada total de 40 horas a la semana, de lunes a viernes.

El menoscabo de las horas trabajadas no reduce la productividad de los trabajadores porque se va vinculando con la tecnología y con formas organizacionales que logran obtener en menos tiempo, lo que antes se obtenía con más. En el caso de las funciones de la administración pública, la resolución de que trabajen los sábados quienes tienen un empleo de confianza de la administración pública, generará al menos, los siguientes conflictos:

Se creará personal de primera y de segunda categoría. Los empleados y empleadas de confianza se convertirán en empleados de segunda categoría puesto que serán obligados a trabajar los sábados. Si se piensa que son empleados de confianza sólo altos mandos, se está en un error, puesto que una gran cantidad de nuevas contrataciones tienen el estatus de trabajadores de confianza debido a la falta de apertura de plazas de base.

Se extiene la jornada de trabajo sin que se aumente el pago, lo que en la práctica se traducirá en mayor explotación. Ello porque durante los dos últimos sexenios, los empleados de confianza no han tenido aumento en su salarios, por el contrario, se les han suprimido algunas de las prestaciones que ya tenían, como gastos médicos. Al ampliar la jornada de trabajo, se verán obligados a trabajar más por el mismo salario, lo que provoca que obtengan menos dinero por el mismo trabajo. Desde luego que no me refiero a los altos mandos quienes trabajan en el horario que necesitan y tienen altas retribuciones, sino a un gran sector de la administración que labora bajo el estatus “de confianza”.

Se desajustará aún más, la corresponsabilidad de la vida laboral y familiar. Tanto mujeres como hombres dedican los días sábados y domingos a la reposición de fuerzas, la provisión de alimentos para la semana, elaboración de labores de mantenimiento personal y grupal, organización de tareas familiares, recreación, etc. por lo que el hecho de que tengan que trabajar, se convertirá en un desajuste socio-familiar. En el caso de las mujeres, el asunto se agudiza si se toma en cuenta que las mujeres son las responsables, en gran medida, de la reproducción familiar. Una pregunta inmediata es ¿qué pasará con los cuidados de las hijas e hijos de las mujeres con plaza de confianza que tendrán que trabajar el sábado pero no tienen espacios donde dejar a sus hijos, porque las escuelas laboran de lunes a viernes?

Algunos países están transitando a semanas de trabajo de 30 horas; las tendencias de las organizaciones laborales tienden a establecer espacios de esparcimiento dentro de la jornada laboral a fin de que el personal acuda a actividades que, se han demostrado, aumentan la productividad. Aún más, se tienen datos de empresas exitosas donde el trabajo se realiza, parcialmente, a distancia.

Si lo que se desea es aumentar la productividad, no parece seguro que la extensión de la jornada laboral, al incluir el trabajo del sábado lo pueda garantizar o ¿se hicieron estudios que fundamentaran un aumento en la productividad derivado del trabajo de ocho horas más? Es necesario realizar diagnósticos precisos sobre la productividad de la administración pública antes de establecer medidas como estas. Puede ser que la solución a la productividad se encuentre en otros lugares: la lógica de la toma de decisiones, el procesamiento de los diversos pasos a seguir en la administración, la deficiencia de la  tecnología, la infraestructura en que se laboral, el ambiente laboral y otras.

No se retrocede para avanzar. No, en el caso de los derechos obtenidos.

Socióloga, investigadora de la Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco_1@yahoo.com
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit mayo 2 de 2019.




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