“Las
palabras
que nunca llegaron a la última versión
tal vez eran mejores.
Tienen la gracia de las cosas perdidas:
la puerta que no abrimos,
el amor olvidado”.
que nunca llegaron a la última versión
tal vez eran mejores.
Tienen la gracia de las cosas perdidas:
la puerta que no abrimos,
el amor olvidado”.
Carmen Villoro. Manuscrito
La
disposición de que los trabajadores de la administración pública federal
trabajen los sábados sólo puede verse como un retroceso de los derechos
laborales. Lo anterior porque en la historia del movimiento de los derechos de
la clase trabajadora, la lucha por la reducción de la jornada laboral ha estado
en el centro de la transformación. La jornada laboral es un concepto que puso
en circulación vinculado a la Revolución Industrial Inglesa donde el trabajo
humano se convertía en fuerza laboral y a partir de ello, se reconocía que se creaba
la riqueza.
A fines del
siglo XVIII, la jornada laboral era de 11 horas diarias durante seis días, por
lo que el siglo XIX se caracterizó por las luchas de los trabajadores para
lograr su reducción: en 1913, la jornada laboral se redujo a 10 horas diarias
(seis días) y después de la Segunda Guerra Mundial, se concretaron acuerdos
internacionales para que la jornada laboral se estableciera en 8 horas diarias
en una jornada total de 40 horas a la semana, de lunes a viernes.
El
menoscabo de las horas trabajadas no reduce la productividad de los
trabajadores porque se va vinculando con la tecnología y con formas
organizacionales que logran obtener en menos tiempo, lo que antes se obtenía
con más. En el caso de las funciones de la administración pública, la
resolución de que trabajen los sábados quienes tienen un empleo de confianza de
la administración pública, generará al menos, los siguientes conflictos:
Se creará
personal de primera y de segunda categoría. Los empleados y empleadas de
confianza se convertirán en empleados de segunda categoría puesto que serán
obligados a trabajar los sábados. Si se piensa que son empleados de confianza
sólo altos mandos, se está en un error, puesto que una gran cantidad de nuevas
contrataciones tienen el estatus de trabajadores de confianza debido a la falta
de apertura de plazas de base.
Se extiene
la jornada de trabajo sin que se aumente el pago, lo que en la práctica se
traducirá en mayor explotación. Ello porque durante los dos últimos sexenios,
los empleados de confianza no han tenido aumento en su salarios, por el
contrario, se les han suprimido algunas de las prestaciones que ya tenían, como
gastos médicos. Al ampliar la jornada de trabajo, se verán obligados a trabajar
más por el mismo salario, lo que provoca que obtengan menos dinero por el mismo
trabajo. Desde luego que no me refiero a los altos mandos quienes trabajan en
el horario que necesitan y tienen altas retribuciones, sino a un gran sector de
la administración que labora bajo el estatus “de confianza”.
Se
desajustará aún más, la corresponsabilidad de la vida laboral y familiar. Tanto
mujeres como hombres dedican los días sábados y domingos a la reposición de
fuerzas, la provisión de alimentos para la semana, elaboración de labores de
mantenimiento personal y grupal, organización de tareas familiares, recreación,
etc. por lo que el hecho de que tengan que trabajar, se convertirá en un
desajuste socio-familiar. En el caso de las mujeres, el asunto se agudiza si se
toma en cuenta que las mujeres son las responsables, en gran medida, de la
reproducción familiar. Una pregunta inmediata es ¿qué pasará con los cuidados
de las hijas e hijos de las mujeres con plaza de confianza que tendrán que
trabajar el sábado pero no tienen espacios donde dejar a sus hijos, porque las
escuelas laboran de lunes a viernes?
Algunos
países están transitando a semanas de trabajo de 30 horas; las tendencias de
las organizaciones laborales tienden a establecer espacios de esparcimiento
dentro de la jornada laboral a fin de que el personal acuda a actividades que,
se han demostrado, aumentan la productividad. Aún más, se tienen datos de
empresas exitosas donde el trabajo se realiza, parcialmente, a distancia.
Si lo que
se desea es aumentar la productividad, no parece seguro que la extensión de la
jornada laboral, al incluir el trabajo del sábado lo pueda garantizar o ¿se
hicieron estudios que fundamentaran un aumento en la productividad derivado del
trabajo de ocho horas más? Es necesario realizar diagnósticos precisos sobre la
productividad de la administración pública antes de establecer medidas como
estas. Puede ser que la solución a la productividad se encuentre en otros
lugares: la lógica de la toma de decisiones, el procesamiento de los diversos
pasos a seguir en la administración, la deficiencia de la tecnología, la infraestructura en que se
laboral, el ambiente laboral y otras.
No se
retrocede para avanzar. No, en el caso de los derechos obtenidos.
Socióloga,
investigadora de la Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco_1@yahoo.com
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit mayo
2 de 2019.
No hay comentarios:
Publicar un comentario