lunes, 28 de junio de 2021

La sirena de doble cola del Starbucks

Sirena de mis noches fugitivas,

vuelve otra vez  

a enredar en tu pelo

esta negra conciencia de que estoy de viaje

 y que mi barca lleva prisa.

 

Miguel González Lomelí. Sirena


Para Laura Cayeros y amigas aficionadas a Starbucks

 

¡La sirena! ¡Lotería! Desde la infancia, la sirena es una figura familiar puesto que se encuentra en la lotería mexicana como una de las escasas representaciones de lo femenino. ¿De dónde viene la figura de la sirena? Se mencionan, por primera vez, en el canto XII de la Odisea como figuras femeninas de la seducción, por lo que Ulises, se hace atar al mástil del barco para no caer en la perdición de las canciones de las sirenas. En tanto, que por indicaciones de la maga Cirse ordenó a los marineros se taparan los oídos con cera: “Llegarás cerca de las sirenas, las que hechizan a todos los hombres que se acercan. A quienquiera que en su ignorancia llega hasta ellas y escucha su voz, a ese, no lo abrazará de nuevo su mujer ni sus hijos, contentos de su regreso a casa. Ahí las sirenas lo hechizan con un canto fascinante, situadas en un promontorio. Alrededor de ellas amarillea un montón de huesos de podridos pellejos humanos...”  El nombre de las sirenas tiene raíz griega que significa cuerda, de ahí que se asocien a la música y a la posibilidad de atar a quien escuche.

 

Se piensa a las sirenas como pájaros de la muerte y, por lo tanto, del más allá. Se las vincula también con las musas por la capacidad de fascinación, pero también con las arpías por la destrucción. Eurípides en Helena también reitera la idea de las sirenas como acompañantes de los muertos, de ahí que se encuentran sirenas funerarias en la cerámica portando instrumentos musicales y en ocasiones, portando espejo, como símbolo de vanidad.  

 

Las sirenas se mencionan en plural en el texto clásico de la Odisea, aunque la lotería mexicana la mencione en femenino. Las primeras representaciones las dibujaban con alas, mitad pájaros devoradores de cadáveres y mitad mujeres. En su origen son dos sirenas que cantan y tocan instrumentos. ¿Qué cantaban las sirenas? Las únicas palabras que tenemos de ellas son el canto elogioso que le hacen a Ulises. Esto lo platica en el banquete que le otorga el rey Alcinoo a su regreso. 

 

¿Por qué después se las representa con cola de pescado y no con alas como en las primeras representaciones? Se piensa que como Ulises no cedió ante sus cantos, entonces se suicidaron y se ahogaron en el mar; de ahí surge la idea de la cola de pescado. Al lado de la narración de la Odisea se tiene la narración del enfrentamiento de las sirenas con los argonautas, narrado en Las Argonáuticas, de Apolonio de Rodas, donde se describe la historia de Jasón en busca del vellocino de oro. Éstos en el barco, llevaban a Orfeo, famoso por su voz, quien, en lugar de taparse los oídos y sujetarse al mástil, empieza a cantar oponiendo su canto al de las sirenas. Orfeo apaga el canto de las sirenas y, como consecuencia, éstas se suicidan tirándose al mar. No pueden soportar que alguien cante mejor que ellas: “desde lo alto del grisáceo escollo se pasmaron las sirenas porque el lúgubre destino de una muerte fatal les había llegado y desde la cumbre de la escarpada rota se precipitaron al fondo del estruendoso mar y se convirtieron en rocas”. Puede ser que, por ello, en lugar de representarlas como mitad aves, aparecen representadas como mitad peces y mitad mujeres. 

 

En la Edad Media los padres de la iglesia católica, tomaron el episodio de Ulises resistiendo a las sirenas como ejemplo moral. Las sirenas pasaron a convertirse en símbolo de tentación, en tanto que Ulises se convirtió en el hombre moral que se ataba a la cruz cristiana para resistir las nuevas tentaciones de la carne y el pecado. Por ello se encuentran sirenas en los capiteles de las iglesias. Tal vez tengan dos colas porque originalmente tenían dos patas de ave. Al menos, así representaban a las sirenas-tentación-fascinación del mundo medieval.

 

Hoy llegan a nuestra época como anunciantes de café y símbolo de las patrullas de policía; como parte del lenguaje cotidiano, carta de la lotería y figura poética. 

 

¿Puedes sustraerte a la fascinación de la sirena de dos colas de Starbucks? El diseñador tomó un grabado nórdico del siglo XVI de viejos libros marinos porque quería señalar que nadie puede vencer la atracción del café. El nombre de Starbuks es del primer oficial del barco Pequod, en la novela Moby Dick. Esta sirena coronada de dos colas ya no nos seduce con cantos, pero sí con el aroma del café, el azúcar de los postres, el chocolate, la crema chantilly y el gusto de encontrarnos con las amigas. Arribamos indefensas a ese océano de las nuevas tentaciones del siglo XXI. 

 

 Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 28 de junio de 2021.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx 

lunes, 21 de junio de 2021

¿Y el instinto paternal?

  

No soy un dios, 

¿por qué me comparas con los inmortales?

sino tu padre por quien sufres dolores sin cuento…

 

Ulises. La Odisea

 

Cuando nos dicen que las mujeres tenemos “instinto maternal”, me pregunto por qué los hombres no tienen “instinto paternal”. La cuestión de instintos alude a programación biológica, inscrita en nuestros genes, la cual, los seres humanos debemos cumplir de acuerdo a las normas de cada sociedad. En esto, la idea de que las hormonas direccionalizan los comportamientos humanos se esgrime como el principal argumento. 

 

Es claro que los hombres desean tener hijos, pero ese deseo se ha instalado como un deseo social, como un mecanismo para asegurar la transmisión de los genes, del apellido, de la herencia. Para las mujeres, el instinto maternal se ha construido como un vínculo afectivo irreflexivo que lleva a las mujeres a querer ser madres a toda cosa, a destinar su vida a los hijos e hijas, e incluso, a sacrificarse por ellos. 

 

Por el contrario, el abandono del padre ha sido documentado tanto por las estadísticas como por la literatura. En esta última tenemos ejemplos del abandono del progenitor y, por lo tanto, de la búsqueda del padre por parte del hijo varón como un viaje exploratorio de la masculinidad/paternidad. Esta tradición se funda en la Odisea, en la cual Telémaco, heredero de Ulises, realiza un viaje en busca de su padre porque sin padre hay caos, conflicto y tristeza en su casa. Lo busca por orden de Atenea, para cerciorarse del destino del padre, a quien finalmente, encuentra cuando regresa a casa y ambos se reconocen. En este caso, el padre debe regresar a Itaca para legitimar las acciones del hijo y así poner orden en la casa paterna. 

 

En la búsqueda literaria del padre, se pueden reconocer diversos elementos: un joven que padece el abandono o ausencia del padre; el deseo del afecto paternofilial que se quiere experimentar o reencontrar y un viaje, que constituye tanto una exploración al exterior como al interior. En este viaje se adquirirá la maduración y se afianzará la identidad. 

 

La búsqueda del padre se funda en la ausencia y anhelo de contacto con el padre.  

 

En la literatura, la búsqueda del padre, ha dado pie a un sin número de variaciones, como El adolescente de Dostoiveski. Más cerca, en el tiempo, tenemos dos novelas emblemáticas referidas a la búsqueda del padre. La primera es Frankenstein (1818) de Mary Shelley (1797-1851) y la segunda es Pedro Páramo de Juan Rulfo. En la primera, el Dr. Víctor Frankenstein da vida a un ser a partir de experimentar en cuerpos inertes: “Tras noches y días de increíble labor y fatiga, conseguí descubrir el origen de la generación y la vida; es más, yo mismo estaba capacitado para infundir vida en la materia inerte. La estupefacción que en un principio experimenté ante el descubrimiento pronto dio paso al entusiasmo y al arrebato” (p. 73). Sin embargo, cuando por fin logra crear a un ser vivo se horroriza y lo abandona. El Dr. Frankenstein trata de alejarse de él para lo cual regresa con su familia, pero el ser creado por Frankenstein lo persigue a donde quiera que va porque desea ser amado por su creador. En el camino, siembra el terror en los lugares que pasa. El Dr. Frankenstein trae la desdicha a su familia puesto que el monstruo, mata a sus familiares y a su esposa Elizabeth. Finalmente, el Dr. Víctor muere tratando de atrapar al monstruo para eliminarlo, pero éste desaparece entre glaciares del polo norte. 

 

Juan Rulfo en Pedro Páramo, narra el viaje de Juan Preciado a Comala en busca de un padre que refería su madre: “Vine a Comala porque me dijeron que aquí vivía mi padre, un tal Pedro Páramo, mi madre me lo dijo y yo le prometí que vendría a verlo en cuento ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría, porque ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo”. Juan Preciado tiene la ilusión de encontrar y definir su propia identidad al conocer a su padre. El primer contacto lo tiene con Abundio, quien le dice que Pedro Páramo es un “rencor vivo” “nuestras madres nos parieron en un petate, aunque éramos hijos de Pedro Páramo”. 

 

Pedro Páramo solo tuvo un vínculo afectivo con uno de sus hijos, Miguel, cuya muerte lloró. A Juan Preciado se le diluye la ilusión de conocerlo.

 

La búsqueda del padre es un motivo que ha sido abordado por la literatura en diversas latitudes y épocas. A través de esa búsqueda el niño/joven se convierte en adulto y se posiciona ante el mundo. Se trata, tanto de viajes iniciáticos como de tramas de identidad, búsqueda de genealogías y recuento de la memoria. 

 

En estos casos, el instinto paterno no apareció por ningún lado porque los padres pueden tener hijos sin reconocerlos, sin hacerse cargo de ellos, sin crear vínculos afectivos o sin siquiera saber que los han tenido. Por ello pienso que esto de los instintos tiene algo que no acaba de convencerme. 

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 21 de junio de 2021.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

miércoles, 16 de junio de 2021

Para estar en la vida pública

Los periódicos, que observaban hacia mí una actitud hostil, 

escribieron sobre los vestidos de la Kollontai. 

Lo que no sabían era que mi maleta se había perdido, 

por lo que usaba un único vestido.

 

Alejandra Kollontai 

 El costo para las mujeres de estar en la vida pública, siempre ha sido alto. Las cortesanas griegas eran mujeres extranjeras que tenían educación, pagaban impuestos y no estaban sujetas a la autoridad de un marido: prácticamente, pagaban su independencia. El ideal pensado para la mujer griega era ser ama de casa, responsabilizarse del orden, la economía familiar y los esclavos. Generalmente los instrumentos con que se les representa es la rueca, puesto que su lugar eran las habitaciones donde permanecían hilando. 

 

Aspasia de Mileto (470 a.C) tuvo una educación inusual para una mujer de su época, fue esposa de Pericles y fundó una escuela para la educación de mujeres jóvenes. Su influencia fue tal que se dice que escribía los discursos de Pericles. Por su parte, las mujeres romanas debían permanecer en casa, pero debían adquirir educación puesto que eran las educadoras de los futuros ciudadanos romanos. Ellas transmitían derechos, pero no los tenían.

 

Las mujeres han buscado la manera de estar en la vida pública, aunque las circunstancias les sean adversas. Han actuado a través de los medios que han estado a su alcance, transgrediendo diversidad de normas. Las barreras para la participación de las mujeres no solo se encuentran en normas discriminatorias, sino, sobre todo, en las disposiciones que las reducen a ser reproductoras biológicas y cuidadoras de familia.

 

Actualmente se piensa que una parte de las producciones artísticas conocidas como “anónimas”, fueron elaboradas por mujeres que carecían de posibilidad de firmarlas con su nombre. 

 

La actual generación de mujeres que llega a la política, lo ha hecho después de un largo trecho caminado por mujeres desde el siglo XVIII. En México, desde principios del siglo XX se han desplegados acciones y campañas de los movimientos de mujeres que han dado por resultado la aprobación de la paridad para los cargos públicos, así como las representaciones de mujeres en todas aquellas instancias de decisión colectiva. 

 

Al lado de ello, se ha tenido que deconstruir el imaginario de la mujer buena/dentro del hogar, frente al imaginario la mujer mala/fuera de la casa. Este proceso ha sido cualquier cosa, menos fácil porque se instala sobre el trato que se ha dado a las mujeres como seres “no políticos”, como minorías, como propiedad de los esposos o padres, visiones que existen en México a pesar de que las mujeres constituimos el 52% del padrón electoral y hemos documentado el derecho a tener un proyecto de vida que no necesariamente se defina sólo por la vida privada. La campaña electoral que acaba de terminar dio cuenta de la misoginia contra candidaturas de mujeres. 

 

Un aspecto pendiente para la participación plena de las mujeres en la política es resolver el asunto del trabajo dentro de la casa y el cuidado de los demás. Alejandra Kollontai (1872-1952) proponía que el Estado debía responsabilizarse de esos trabajos como condición para transformar las condiciones de las mujeres, así como permitir que éstas se vincularan realmente a los trabajos y al desarrollo de la política. Esta pensadora rusa señalaba que la solución del problema familiar no es menos importante que la conquista de la igualdad política y el establecimiento de su plena independencia económica.

 

Kollontai escribió: “El principal objetivo de todo este trabajo era conseguir realmente la igualdad de derechos de la mujer como elemento productivo en la economía nacional y como ciudadana en el sector político, naturalmente, a condición de que la maternidad fuera considerada como función social y, por tanto, protegida y sustentada por el Estado” (Autobiografía de una mujer emancipada, México, Fontamara, p 110).

 

La actual generación de mujeres en la política tendrá que elaborar una agenda feminista para el avance de las mujeres, no solo para llegar al poder, sino para tener realmente poder: estar en condiciones de transformar las condiciones de todas las mujeres para alcanzar lo que decía Kollontai: la igualdad y la independencia económica. 

 

Como decía ella misma, los demás están más al pendiente de los vestidos y el cuerpo de las mujeres que actúan en la política, más que de las ideas y propuestas. Es parte del costo de estar en la vida pública. 

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 17 de junio de 2021.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

 

sábado, 12 de junio de 2021

Los partidos no se crean ni se destruyen, solo se diluyen

A los que corren en un laberinto, 

su misma velocidad los confunde

 

Séneca 

Si bien el principio de la conservación de la materia fue enunciada en el siglo XVIII por Lavoisier como “La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma”, actualmente se podría enunciar una ley de conservación de los partidos políticos a partir, no de la transformación, sino de la dilución. 

 

En la dilución, la cantidad de solvente aumenta en tanto que la concentración disminuye. Eso significa, para los partidos políticos, pongamos por caso el PRI, que este partido se diluye dentro de otros partidos donde migra: MORENA o PAN. Entonces ¿dónde quedó el PRI? Pues ahí, resguardado en el nuevo ropaje de los partidos en que se diluye. En lugar de que un partido perdedor, como el PAN, sea absorbido por el PRI, -con más experiencia e historia-, ocurre lo opuesto: el PRI se disuelve en esa propuesta de partidos de centro-derecha que ha significado la alianza PRI-PAN.

 

¿Cómo sabemos esto? Porque es la propuesta del PAN y no la del PRI la que recupera espacios políticos, tal como ocurre en la Ciudad de México.

 

No ocurre lo mismo con el PRD, sino que el proceso es el opuesto. El PRD no se diluye en otros, sino que, simplemente, se desconfigura. De sus principios y propuestas nada queda, ya que inició el proceso de desintegración, no porque emigre a otros partidos sino porque se evapora a ritmo acelerado, mientras que otros partidos surgen y se reconfiguran. El PRD tampoco pasa a formar parte de los partidos de centro-izquierda que inician una nueva época para la democracia mexicana. En todo caso, ha dado muestras de tener vocación para integrarse al posicionamiento de centro-derecha.

 

¿Cómo sabemos esto? Por su alianza con partidos que sostienen idearios de derecha, aún cuando esa alianza sea con fines de practicidad electoral. 

 

Esos dos bloques de partidos llevarán el ritmo del sistema político mexicano: los que conforman el bloque centro-derecha, liderados por el PAN y los que conforman el bloque partidista centro-izquierda liderados por MORENA. Solo que “lo izquierda” de MORENA es muy “sui géneris”, no coincide con lo que designa, sino que es algo distinto: ve la brecha entre ricos y pobres, -como lo central, prioritario y único-, sin que sea capaz de leer la complejidad de la sociedad mexicana en su conjunto: la posición estratégica de las clases medias para el avance del país; las desigualdades entre mujeres y hombres; la exclusión de los pueblos indígenas; la racialización de la política y de la propia sociedad; el dominio de medio territorio nacional por la delincuencia organizada; la necesidad de revitalizar a los organismos autónomos; la urgencia de una política medio ambiental a partir de energías limpias; el apremio del acceso a la justicia; la ruptura de los pactos patriarcales y gerontocráticos; la cancelación de todos los fueros y todas las impunidades; la incidencia de la economía financiera global en los territorios locales; la necesidad de justicia a muertos y desaparecidos; la pauperización gritada de la juventud; el desmantelamiento del sistema científico; la showización de la cultura; el socavamiento educativo,  etc.  

 

La izquierda mexicana contemporánea es obtusa, irreflexiva y autoritaria. Si pensábamos que solo la derecha es capaz de ser calificada con tales adjetivos, estamos muy equivocadas. Al menos, las mujeres tenemos la experiencia de que ningún avance social será posible si no se deconstruye el poder desde otras formas de entender lo social-político: desde los micropoderes sociales y su capacidad transformadora. Una nueva forma de entender el poder que sea comprobable con formas nuevas de ejercerlo; de hacer política, de incorporar temas pendientes en la agenda pública y de generar producción institucional desde referencias identitarias colectivas. 

 

¿Cómo sabemos esto? Porque se pretende transformar de manera vertical, desde el autoritarismo y la misoginia para que todo siga igual. 

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 9 de junio de 2021.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx