A los que corren en un laberinto,
su misma velocidad los confunde
Séneca
Si bien el principio de la conservación de la materia fue enunciada en el siglo XVIII por Lavoisier como “La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma”, actualmente se podría enunciar una ley de conservación de los partidos políticos a partir, no de la transformación, sino de la dilución.
En la dilución, la cantidad de solvente aumenta en tanto que la concentración disminuye. Eso significa, para los partidos políticos, pongamos por caso el PRI, que este partido se diluye dentro de otros partidos donde migra: MORENA o PAN. Entonces ¿dónde quedó el PRI? Pues ahí, resguardado en el nuevo ropaje de los partidos en que se diluye. En lugar de que un partido perdedor, como el PAN, sea absorbido por el PRI, -con más experiencia e historia-, ocurre lo opuesto: el PRI se disuelve en esa propuesta de partidos de centro-derecha que ha significado la alianza PRI-PAN.
¿Cómo sabemos esto? Porque es la propuesta del PAN y no la del PRI la que recupera espacios políticos, tal como ocurre en la Ciudad de México.
No ocurre lo mismo con el PRD, sino que el proceso es el opuesto. El PRD no se diluye en otros, sino que, simplemente, se desconfigura. De sus principios y propuestas nada queda, ya que inició el proceso de desintegración, no porque emigre a otros partidos sino porque se evapora a ritmo acelerado, mientras que otros partidos surgen y se reconfiguran. El PRD tampoco pasa a formar parte de los partidos de centro-izquierda que inician una nueva época para la democracia mexicana. En todo caso, ha dado muestras de tener vocación para integrarse al posicionamiento de centro-derecha.
¿Cómo sabemos esto? Por su alianza con partidos que sostienen idearios de derecha, aún cuando esa alianza sea con fines de practicidad electoral.
Esos dos bloques de partidos llevarán el ritmo del sistema político mexicano: los que conforman el bloque centro-derecha, liderados por el PAN y los que conforman el bloque partidista centro-izquierda liderados por MORENA. Solo que “lo izquierda” de MORENA es muy “sui géneris”, no coincide con lo que designa, sino que es algo distinto: ve la brecha entre ricos y pobres, -como lo central, prioritario y único-, sin que sea capaz de leer la complejidad de la sociedad mexicana en su conjunto: la posición estratégica de las clases medias para el avance del país; las desigualdades entre mujeres y hombres; la exclusión de los pueblos indígenas; la racialización de la política y de la propia sociedad; el dominio de medio territorio nacional por la delincuencia organizada; la necesidad de revitalizar a los organismos autónomos; la urgencia de una política medio ambiental a partir de energías limpias; el apremio del acceso a la justicia; la ruptura de los pactos patriarcales y gerontocráticos; la cancelación de todos los fueros y todas las impunidades; la incidencia de la economía financiera global en los territorios locales; la necesidad de justicia a muertos y desaparecidos; la pauperización gritada de la juventud; el desmantelamiento del sistema científico; la showización de la cultura; el socavamiento educativo, etc.
La izquierda mexicana contemporánea es obtusa, irreflexiva y autoritaria. Si pensábamos que solo la derecha es capaz de ser calificada con tales adjetivos, estamos muy equivocadas. Al menos, las mujeres tenemos la experiencia de que ningún avance social será posible si no se deconstruye el poder desde otras formas de entender lo social-político: desde los micropoderes sociales y su capacidad transformadora. Una nueva forma de entender el poder que sea comprobable con formas nuevas de ejercerlo; de hacer política, de incorporar temas pendientes en la agenda pública y de generar producción institucional desde referencias identitarias colectivas.
¿Cómo sabemos esto? Porque se pretende transformar de manera vertical, desde el autoritarismo y la misoginia para que todo siga igual.
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 9 de junio de 2021.
Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx
Claro, y es muy significativo el criterio burgués de creerse " l'a difference "...
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