Y donde caes están los viejos sitios
y a cada sitio les das tres gotas de sangre.
Ingeborg Bachmann
Hace cincuenta años, el domingo 9 de noviembre de 1975 se celebraron elecciones para renovar la gubernatura. Por una parte, estaba el candidato Alejandro Gascón Mercado, del Partido Popular Socialista que había ganado la presidencia municipal de Tepic en 1972 y, por otra parte, el coronel Rogelio Flores Curiel, candidato del PRI, cuyo mérito consistía en haber sido Jefe de la Policía del Departamento del Distrito Federal, (hoy Gobierno de la Ciudad de México) y señalado como uno de los responsables de la matanza de estudiantes del 10 de junio de 1971, puesto que a su amparo se había entrenado el grupo paramiliar “Los Halcones”, agresores de los estudiantes.
Esta elección fue cuidada por el ejército, esto significa que se gestó uno de los mayores fraudes en la historia política de Nayarit. Alejandro Gascón Mercado fue oficialmente declarado perdedor, por lo que el primero de enero de 1976 empezaría la gubernatura de Rogelio Flores Curiel.
Menciono esto no solamente como un hecho histórico de lo que sucedió en aquella época, sino porque ello tuvo consecuencias muy importantes para la Universidad de Nayarit. Recordemos que la universidad fue fundada como universidad de estado en 1979, por lo que el rector era designado por el gobernador. De ahí que a partir de los señalamientos realizados contra el coronel Rogelio Flores Curiel como responsable de la matanza de universitarios en 1971, quienes, en ese entonces, estábamos en la universidad, nos organizamos desde diversos frentes, para solicitar al Congreso del Estado la autonomía. Con ello se quería evitar que el coronel fuese la autoridad más alta de la UNI-NAY. El gobernador era Roberto Gómez Reyes.
Los universitarios habían impedido que el coronel entrara a la UNI-NAY a hacer campaña política. El argumento era que la universidad era no partidaria ni era un distrito electoral. Pero, se suponía que como la universidad era una dependencia del estado, podía entrar a ella; sin embargo, no se le permitió hacerlo. La postura de los universitarios contra el coronel ya se había manifestado cuando José López Portillo, candidato del PRI a la presidencia de la república, quiso entrar a la UNI-NAY a hacer campaña y con él, el candidato a la gubernatura Rogelio Flores Curiel. El rector, Ricardo Vidal Manzo, declaró que sí podía entrar López Portillo a la UNI-NAY, pero no, Flores Curiel (Diario del Pacífico, 23 de octubre de 1975), el argumento consistía en que, para evitar altercados, el encuentro entre candidato presidencial y universitarios se proponía que no se realizara dentro de los terrenos de la Ciudad de la Cultura.
Para evitar que ambos candidatos entraran a la UNI-NAY, los estudiantes bloquearon el boulevard Tepic-Xalisco durante el paso del candidato presidencial frente a las instalaciones universitarias.
Inició, entonces una lucha por la autonomía, una autonomía que fue otorgada el 24 de diciembre de 1975, justamente para evitar que el coronel Rogelio Flores Curiel fuera la autoridad máxima de la casa de estudios.
Parece que cincuenta años están muy lejos y puede parecer que la autonomía ocurrió sin problema, como un trámite administrativo, pero no fue así porque este movimiento abrió un compás de violencia contra la Universidad Autónoma de Nayarit que se prolongó hasta 1980. Recordemos que de 1976 a 1979 la UAN estuvo signada por la violencia desatada desde la gubernatura, la que al final de cuenta dio como resultado la muerte de tres trabajadores administrativos.
Quiero decir que las organizaciones universitarias de aquella época tuvieron actuaciones diferentes. La Federación de Catedráticos (FECUN) que agrupaba a los docentes de aquella época, eran abiertamente partidarios del PRI y, por lo tanto, del coronel Flores Curiel; los estudiantes organizados en la FEUN, liderada por Ramón Rosas Olvera, había manifestado “Doy mi cabeza si entra Flores Curiel a la Universidad”, ya que el intento de entrar a la UNI-NAY la consideraba una provocación (Diario del Pacífico, 25 de octubre de 1975). Por su parte, no existía un sindicato de trabajadores de la universidad puesto que quienes realizaban los trabajos manuales y administrativos eran trabajadores del Estado.
La lucha por la autonomía inició en 1975, pero los siguientes años pueden considerarse los años de la consolidación de la autonomía. A partir del 1º. de enero de 1976 se abrió un compás de violencia contra la universidad que al final de cuentas dio como resultado la muerte de tres trabajadores. Quiero decir que fueron trabajadores administrativos quienes pusieron sus cuerpos ante esta violencia.
La violencia que se impuso a la universidad le impedía trabajar cuando ni siquiera había cumplido diez años de su creación, de tal manera que se empezó a hablar de su cierre. Ante la violencia que no cesaba, tuvo que intervenir el gobierno federal en 1980 dados los hechos de sangre protagonizados el 20 de febrero de 1979, así como de las continuas acusaciones y amenazas a integrantes de la universidad.
Estudiantes, hombres y mujeres vieron retrasada su carrera profesional; diversos profesores se tuvieron que ausentar de la entidad. Todo ello, como parte del saldo de la violencia que se impuso en esa época.
Me parece que nuestro deber es recordar, porque los actos de memoria nos dicen qué otras personas estuvieron aquí, luchando por lo que ahora es la universidad; qué pasos recorrieron estos pasillos; qué voces se escucharon en estas aulas; qué proyectos fueron suspendidos. Sobre todo, el gran esfuerzo para construir una universidad como un lugar para pensar, para actuar, para hacer comunidad. Una universidad para reflexionar sobre todos los futuros posibles para todas las personas.
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 15 de noviembre de 2025.
Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx
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