La Universidad Autónoma de Nayarit ha tenido tres modelos organizacionales en el transcurso de los 50 años de vigencia: el primero correspondió a la Universidad de Estado, creada por Julián Gascón Mercado (JGM) como una institución que coadyuvaría con el Gobierno del Estado a solucionar los problemas regionales. JGM pensaba que la Escuela de Agricultura podría ayudar a los productores tabacaleros a crear una variedad “Tuxpan” de tabaco para que no se sembrara la variedad “Virginia”, que traían las transnacionales del tabaco. La estructura de esta Universidad correspondía a un modelo similar al del gobierno del Estado: el rector era nombrado por el gobernador, había una Secretaría General, un Consejo Universitario, similar al Congreso, que emitiría las normas; una Oficialía Mayor, cinco departamentos: el Escolar, el de Orientación Vocacional y Profesional, el de Extensión universitaria y el de Educación física. El Consejo Universitario se integraba fundamentalmente por académicos ya que además del Rector y el Secretario General, lo integraban: el director, un profesor y un estudiante de cada escuela; tres representantes de la Federación de Catedráticos y tres de la de estudiantes.
El segundo correspondió a la de la Universidad Autónoma. Ante la llegada del coronel Rogelio Flores Curiel al Gobierno del Estado (1976-1981). El 24 de diciembre de 1975, como regalo de navidad, el gobernador saliente, Roberto Gómez Reyes otorgó la autonomía a la Universidad a seis días de terminar su mandato a través de un Decreto publicado en el Periódico Oficial (Decreto 5759). Se reformaron los artículos 1, 25, 26, 42, 44 y 47 de la Ley Orgánica. La reforma al artículo primero le concedía la autonomía, reconocía la capacidad para autogobernarse, para lo cual debía de establecer sus propias normas; se suprimía el artículo 26 que se refería a las atribuciones del gobernador y se le otorgaban al Consejo General Universitario las funciones que anteriormente le correspondían al gobernador. Como ahora, se le dio a la Universidad, un plazo perentorio para que elaborara la legislación correspondiente, de lo cual surgió el Estatuto Jurídico del 26 de enero de 1976, el cual posteriormente fue derogado y actualmente es sustituido por el Estatuto de Gobierno de la UAN (2004, última reforma).
El tercer modelo correspondió a las modificaciones a través del Decreto 8500 del 3 de septiembre de 2003 (Gobernador Antonio Echevarría Domínguez) donde lo más importante consistía en la reorganización de la actividad académica a través de Áreas del Conocimiento. Con ello se trató de pasar de la educación disciplinar propia de la modernidad, a la educación integral, de la época contemporánea. Sin embargo, lo que se dejó intocado fue la estructura de poder. El Consejo Universitario aumentó el número de los consejeros estudiantiles a dos por escuela, lo que dio por consecuencia aumento de los votos estudiantiles en un esquema corporativizado. Anteriormente, llegaba el director de la Escuela con el profesor consejero y los dos estudiantes consejeros. En el Consejo, se sentaban juntos. Actualmente, los estudiantes son “concentrados” en un hotel previamente, de donde los conducen perfectamente uniformados y desde luego, aleccionados, sobre el sentido de los votos. Bajan del autobús para ocupar un lugar grupal dentro del Consejo Universitario de tal manera que no existe, ni puede existir, un voto individual porque los votos son abiertos. De 266 consejeros universitarios, 146 son estudiantes, lo que significa el 54%, (ciclo escolar 2017-2018).
Desde la fundación de la Universidad, estuvo presente el corporativismo, similar al corporativismo político de la sociedad mexicana. La FEUN, (Federación de Estudiantes Universitarios), se convirtió en FEUAN, mientras que la FECUN (Federación de Catedráticos Universitarios), se transformó en FECUAN con la autonomía y cuando el sindicalismo llegó a las universidades, se convirtió en SPAUAN. Por su parte, los trabajadores manuales originalmente pertenecían al Sindicato de Empleados y Trabajadores al Servicio del Estado; sin embargo, con la autonomía, surgieron diversos grupos que actualmente desembocan en el SETUAN.
Las tres organizaciones nacieron corporativizadas, fueron creadas por el poder, no por las bases. El corporativismo no lo inventó la UAN, por el contrario, tuvo que funcionar a pesar de ello. El poder estatal se ha apoyado en ese corporativismo que le ha sido funcional. La FEUAN fue durante mucho tiempo, la escuela de cuadros del partido en el poder. Por su parte, el SPAUAN no se convirtió en un verdadero sindicato dado que la naturaleza de las funciones académicas y la falta de vida sindical ha impedido que el personal académico se considere “empleado”. Los propios dirigentes del SPAUAN han sido personajes del poder, generalmente con otra actividad de tiempo completo fuera de la universidad. Hemos tenido dirigentes que han sido notarios, profesores de otra institución educativa, e inclusive, presidentes municipales; todo ello al mismo tiempo que son profesores y secretarios generales del SPAUAN. Ello propició un área de fuga dado que los profesionales integrados a la UAN priorizaban sus actividades particulares o de desempeño público antes que las propias actividades universitarias. Recuerdo que cuando cursé la carrera de Derecho (1971-1976), uno de los profesores era presidente municipal de San Blas y sólo nos dio dos clases durante todo curso. Aún más, el horario de la Escuela de Derecho estaba elaborado para que los profesores pudieran trabajar: el horario era de 6 a 9 de la mañana y de 3 a 9 de la noche. El horario era una condición para que los abogados “quisieran” dar clases, pero en ese modelo no se pensó que se les llegara a pagar un salario de 40 horas. Se les pagaba sólo las clases que daban. Después accedieron a nombramientos de tiempo completo como una “conquista”, sin que remotamente, se correspondiera con 40 horas efectivas de trabajo.
El caso del profesorado de la Escuela de Medicina es otra historia. Tiene 203 docentes que atienden a 1126 estudiantes; pero veamos, la Escuela de Enfermería tiene 58 docentes que atienden a 1309 estudiantes (UAN, Anuario Estadístico 2018) ¿por qué la disparidad? ¿por qué las enfermeras hacen más con menos? Una de las explicaciones consiste en que los médicos de las instituciones de salud no atienden a estudiantes en prácticas médicas o servicio social si la UAN no les paga. Eso originó que la Universidad abriera plazas, que en un origen debían dejarse cuanto ya no atendieran a estudiantes. Sin embargo, los médicos se quedan con esas plazas e incluso, se jubilan con ellas, de tal manera que la Universidad debe abrir, permanentemente, plazas para médicos.
El modelo de profesorado cambió (o debió cambiar) cuando ser personal académico se profesionalizó ya que requería una gran cantidad de tareas que no se limitaban sólo a dar clases: diseñar planes de estudio, organizar programas de materias, asesorar estudiantes, realizar actualizaciones bibliográficas, participar en comisiones y jurados, dictaminar tesis, organizar posgrados, escribir artículos, realizar investigación, concursar para fondos académicos, dar conferencias, etc. Ello dio lugar a dos tipos de profesorado: por una parte, quienes siguieron priorizando sus actividades profesionales y se convirtieron en “chambistas”, no obstante tener un salario de 40 horas en la Universidad, y quienes trabajamos exclusivamente en la universidad. Es lógico que habitamos y trabajamos en dos universidades diferentes.
Quienes, desde los diversos ámbitos de gobierno, han cobijado a quienes cobran tiempo completo en la UAN, son cómplices de estas irregularidades. ¿Por qué no se cruzan las nóminas para identificar a quienes tienen dobles plazas de tiempo completo, a quienes hoy tienen dos jubilaciones? Los aviadores no están entre nosotros. Están allá. En la Universidad estamos quienes sí trabajamos.
¿Qué tiene que ver esto con el poder? Tiene que ver porque las actividades académicas y el poder transitan por carriles diferentes que se entrecruzan. Se realizó una reforma académica pero no se realizó una reforma política. Las consecuencias de ello fue la concentración de poder en las corporaciones, quienes han utilizado a la universidad como ámbito de interés particular y clientelar. Negociar los votos del Consejo Universitario para la elección del rector es la parte visible de una estructura de negociaciones que se traduce en ceder funciones universitarias a las organizaciones: a qué sindicato corresponde tal secretaría, quién nombra realmente al funcionariado, cuál es el ámbito real de control del Rector, etc. Las corporaciones funcionan como una estructura universitaria alterna en funciones que debieran corresponder simplemente a trámites universitarios.
Quienes sí nos comprometemos con la Universidad somos obnubilados por los escándalos de quienes socavan la Universidad. No se habla de la mayoría del profesorado por hora/semana/mes que sostiene la docencia en las preparatorias y en las escuelas de educación superior con salarios ínfimos con grupos de más de 50 estudiantes en locales sin ventilación, sin recursos materiales y sobre los cuales descansa el trabajo académico cotidiano arduo. No se habla de los resultados de investigación premiadas en diversos lugares; del rescate de la memoria a través de distintos procesos; del proceso de documentación de la realidad regional; de la transformación de la sociedad nayarita a través de las sucesivas generaciones; de los observatorios que hemos levantado sobre feminicidios, derechos humanos, desastres ambientales; de la documentación y participación con los pueblos indígenas; de la toma de postura ante desastres ecológicos; de la formación de profesionistas que hoy están trabajando en el sector público y la empresa privada; del acompañamiento a comunidades campesinas y pesqueras; del asesoramiento a empresas pequeñas; de ser la principal instancia productora de cultura; del acercamiento del arte a la población; de la obtención de fondos a partir de concursos nacionales e internacionales para investigación científica y trabajo comunitario. La UAN tiene el acervo bibliográfico y hemerográfico sobre Nayarit más importante de todo el país y produce el mayor número de libros de la Entidad con estándares académicos de calidad. Así mismo, cuenta con la comunidad científica de mayor relevancia estatal.
También se obnubilan los procesos de gestión que se han realizado para contar con una Universidad de calidad: las gestiones para certificar y contar con indicadores de calidad para programas académicos, la expansión de la matrícula de licenciatura, la habilitación del profesorado, el impulso a los posgrados de calidad vinculados a las necesidades de la región, la capacitación permanente en el uso de tecnologías, la recuperación de inmuebles con valor histórico, el mantenimiento del patrimonio universitario, la actualización de sistemas administrativos, la emisión de estadísticas actualizadas, las políticas editoriales, de conservación y recuperación de acervos y otras, que mejoran la gestión y por lo tanto, inciden en el trabajo sustantivo de la universidad.
La Ley Echevarría va contra el corporativismo. De acuerdo, es el principio. Sería un reduccionismo pensar que la salida de tres líderes resuelve los problemas universitarios, porque la Universidad requiere otro proceso de imaginación, una reestructuración a fondo, tanto política como académica, como argumenta el Rector, Ignacio Peña, el cual encabeza el proceso y donde la Universidad de dentro, la universidad profunda estamos comprometidos. De ahí la importancia de transformar lo que es, a lo que queremos todos y todas, con reglas claras, acatables, sancionables, que permita transformar la esperanza de jóvenes, mujeres y hombres, que llegan de las áreas rurales o los barrios populares, en prácticas profesionales exitosas, donde la educación, la ciencia, la ética y la cultura sean las pautas para que la vida valga la pena vivirse.
¿Y el pago a quienes trabajamos en la UAN? Pareciera que la falta de pago de aguinaldo y la primera quincena de enero se convierte en la parte visible, doliente de medidas para debilitar a la UAN. Una medida intervencionista a partir de no cumplir el Estado, sus compromisos. La falta de pago socaba la marcha de la UAN, sobre todo, repercute en las familias universitarias, en la mayoría para quienes el ingreso de la UAN es el único ingreso.
Y, por cierto, el proceso pudo ser de otra manera. Hoy estamos en la democracia de crear consensos, no del autoritarismo ni la imposición. Eso, lo único que alienta, es reanimar el corporativismo. ¿Por qué instrumentar un golpe de mano en la UAN en lugar de alentar procesos horizontales? Las leyes no sólo deben ser legales sino también, ser legítimas.
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 16 de enero de 2020.