Aquí todo va de mal en peor.
La semana pasada se murió mi tía Jacinta,
y el sábado, cuando ya la habíamos enterrado
y comenzaba a bajársenos la tristeza,
comenzó a llover como nunca.
A mi papá eso le dio coraje,
porque toda la cosecha de cebada
estaba asoleándose en el solar.
Juan Rulfo. Es que somos muy pobres
Se contagian más en las grandes ciudades por el COVID-19, pero mueren más en los municipios más pobres del país. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en los 226 municipios donde más del 80% de la población se considera pobre, se han registrado 133 decesos, con una mortalidad de 18%. Al mismo tiempo, en un estudio de los 33 municipios ricos, donde menos del 20% vive en la pobreza, la letalidad alcanza una tasa de 9.15%. En síntesis, en los municipios más ricos se contagian más, pero en los municipios más pobres, los que se contagian, mueren o tienen más probabilidades de morir. Según los datos del “Visor Geoespacial de la Pobreza y la COVID 19 en los municipios de México “son los municipios más pobres de Oaxaca, Chiapas y Puebla quienes presentan mayor letalidad.
La fragilidad de los municipios pobres en cuanto escasez de infraestructura de salud, así como la ínfima presencia de recursos humanos capacitados para atender el virus, son parte del problema. La llegada del COVID-19 es desastrosa porque es población altamente desatendida en temática de salud. Además, se carece de infraestructura carretera que pueda trasladar a la población a centros hospitalarios donde sean atendidos con prontitud.
Los hospitales habilitados con infraestructura para atender COVID se encuentran en zonas metropolitanas, lejos de las comunidades pobres. La inexistencia de una red de salud eficiente en el país que opere como correa de transmisión en el sector, se puede considerar como el mayor déficit. No se tienen mecanismos para monitorear, cada día de manera oportuna, el número de contagiados en los municipios pobres y mucho menos, mecanismos para identificar a los posibles afectados que permita detener la ruta del contagio. Los municipios pobres están muy lejos de los reflectores del noticiero de las siete de la tarde y muy cerca de la invisibilización de salud.
Alguien que se contagia en una comunidad rural debe trasladarse a la cabecera municipal o a alguna localidad más urbanizada y de ahí a una clínica en una localidad más grande. Se sabe que alguien se contagia cuando tiene que acudir, con síntomas avanzados, a un médico
De nueva cuenta, la desigualdad existente previamente, se convierte en un factor de desventaja para la población pobre. ¿Qué tanto influye la información a destiempo, las acciones retardadas de los gobiernos municipales, el propio convencimiento de la población sobre el riesgo del COVID?
A ello deben añadirse los distintos estilos de vida en las ciudades y en las comunidades de la pobreza. En las ciudades, puede ser más posible pensar el confinamiento en viviendas, departamentos o casas debido a que se trata de espacios pensados para habitar el adentro. Sin embargo, en los municipios pequeños y semi urbanos, el problema consiste en que la vivienda no siempre es un espacio totalmente pensado para el adentro, sino que parte de las relaciones sociales se realizan en un adentro-afuera de la vivienda. Es frecuente que, durante el día, las puertas de las viviendas estén abiertas ya sea porque de esa manera se está al tanto de lo que pasa en la calle o bien, se desarrollen actividades dentro de la casa que tienen relación con el exterior; por ejemplo, secar productos agrícolas, donde la calle es una extensión de la casa, o realizar actividades en la banqueta como carpintería. También, simplemente, porque en la cotidianidad de la confianza, la puerta y las ventanas, están abiertas. En esta cultura, las puertas solo se cierran durante la noche o cuando la familia está ausente.
Se podría decir también que en las pequeñas poblaciones las interacciones de las personas son cara a cara: se compran los alimentos diarios en el mercado, si es que existe; en las tienditas a lo largo del pueblo; en puestos que venden algo en particular. La panadería está en la casa del panadero, la tortillería es la primera habitación de la familia que se dedica a la fabricación de productos de maíz, etc. Los negocios son parte de la vida de la familia. En todas estas comunidades no existen actividades comerciales que acepten pagos electrónicos y se carece de sucursales bancarias. Todo ello conduce a incrementar la relación entre las personas: se saludan en las interacciones diarias, preguntan por los familiares, se conceden el paso en las banquetas.
Por ejemplo, en Jala, Nayarit, (18,850 habitantes) la tasa de fallecimientos por COVID-19 es cuatro veces mayor que la del país. Los primeros contagiados se registraron a principios de la pandemia en una localidad rural del municipio (1,094 habitantes), sin embargo, diversos factores contribuyeron a su expansión, entre ellos, la falta de medidas de contención ante los primeros brotes. Dicho esto así, quedan ocultos los pesares de los pobladores, la tragedia que atraviesa a las hijas, las esposas, los hermanos, los vecinos; el extravío de perder a familiares coloca vendas en el alma demasiadas consternadas para moverse. El luto se instala en el pueblo.
Ser pobre en México, era una desventaja; hoy, es un riesgo mortal.
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, junio 8 de 2020.
Excelente mi estimada Lourdes Pacheco !!
ResponderEliminarLic. Lourdes, agrégale que en las poblaciones y comunidades pobres, la alimentación también es pobre y carece la gente de servicios de salud, en consecuencia, son varios los factores que en sí constituyen la pobreza y hace que sus habitantes sean más vulnerables a las enfermedades endémicas y es causa de los altos porcentajes de decesos. Saludos.
ResponderEliminarEn esas poblaciones y comunidades pobres, la principal enfermedad es la pobreza.
ResponderEliminarLos servicios diversos del sistema político-económico se concentran en las poblaciones urbanizadas, y las comunidades rurales y pobres son marginadas y olvidadas del desarrollo y en consecuencia ésta gente es más vulnerable en todos los sentidos.
ResponderEliminarHola, sí de pobreza hablamos, creo que seria mas interesante saber quienes se mueren en las ciudades, que estrato económico muere, entonces podemos hablar de "Los pobres mueren mas de COVID-19". Las comunidades rurales son mas propensos de sufrir enfermedades asociadas a la falta de servicios e infraestructura.
ResponderEliminarValiosas reflexiones.
ResponderEliminar¿Y que hay de la medicina tradicional e indígena? eso también se ha descuidado.
ResponderEliminarSra Lourdes tiene toda la razón y en la ciudad tiene cinturones, de miseria recojenen el mercado de abastos algo para comer, viven sin letrinas y si desean estudiar no tienen con qué costearse es preocupante saludos espero se encuentren bien. ☺️🦓👕
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