No habrá nunca murallas tan altas
que mujeres organizadas no puedan derrumbar
Consigna del 8M2021
Ellas han abierto un boquete en el viejo gobierno de viejos. Sus palabras traen otras libertades porque se imaginan sin miedo. Me llenan de ilusión sus versiones de otra justicia que no tiene que ver con los sistemas de justicia hechos por hombres para tenerlas prisioneras, exhaustas y victimizadas. Me regocija su entusiasmo, su energía para llenar las redes de pinturas, de obras de arte, de cantos, de consignas sobre el mundo en el que quieren habitar.
Por todo el mundo corren las voces de las mujeres feministas, jóvenes y adultas que realizan conferencias, conversatorios, intervenciones en las ciudades donde ríos de palabras inundan las redes sociales, pintan paredes, danzan, nos otorgan nuevas ideas para pensarnos y, sobre todo, para sabernos unidas. Porque esa es una diferencia con las feministas de otras generaciones: hoy las redes sociales han permitido crear lazos entre las feministas de Chile, Paraguay, México; en lugares remotos y en los próximos.
Algunas personas se escandalizan por las pintas a monumentos, por las ventanas rotas, por los canceles abiertos. Yo les digo: las mujeres de mi generación hicimos estudios, realizamos diagnósticos, propusimos leyes, organizamos foros, hablamos con diputados, con gobernadores, con senadores, con rectores; elaboramos programas de equidad, de igualdad; inventamos categorías para nombrar los problemas, visibilizamos brechas de género; dimos cursos de sensibilización, de capacitación, de profesionalización de género; propusimos medidas urgentes, urdimos alertas de género; inventamos botones de emergencia; fuimos a las convenciones internacionales, integramos comisiones; tomamos e impartimos talleres. ¿Con quién no hemos hablado? ¿a dónde no hemos ido exigiendo reconocimiento?
Avanzamos, es cierto, lentamente. Acá una reforma legislativa, allá un remedo de protocolo. Vimos transformarse la postura sobre las mujeres: desde la negación de la problemática en la academia y en el poder, al reconocimiento, tardío de que los asuntos de las mujeres son otros asuntos que no se engloban en la palabra progreso ni caben en la academia tradicional. ¿Qué hemos obtenido? Leyes es cierto, cuotas de poder, es cierto; pero es insuficiente porque la violencia sigue siendo la pauta para tratar a las mujeres. Y, todos los días hemos obtenido la palabrería de los benevolentes.
Las feministas jóvenes no tienen esa calma ¡y qué bueno! Ellas llegan al 2021 con una realidad que las confronta: la violencia como forma de sometimiento del colectivo mujeres al colectivo hombres; los feminicidios, ese desechar a las mujeres por serlo; la violación como estrategia de dominio individual y ejemplo para todas. El acecho permanente en escuelas, iglesias, galerías, canchas deportivas; el matrimonio como forma de negación de derechos a cambio de amor; el acoso de la primacía masculina en cualquier lugar y a cualquier hora.
Ellas aprendieron de las feministas argentinas, de las chilenas que saltan barreras y torniquetes; de las árabes que se quitan el burka ante la sociedad tradicional. Ellas aprendieron del dolor de las que han desaparecido, de las amigas violadas; de las madres sometidas, de las golpeadas, de las indefensas; de las que han muerto de abortos clandestinos; de las que han sido tiradas en carreteras, en cañaverales, en basureros; de las que pidieron justicia y no la tienen.
En este largo tiempo hemos aprendido que no importa qué partido político esté en el gobierno porque en todos campea la visión patriarcal sobre las mujeres. Los de izquierda, los de derecha, los del centro, los de los márgenes, están de acuerdo en el trato que se da a las mujeres: sus problemas siempre son para después, siempre son minimizados. Para los dueños del poder, las mujeres son cuerpos apropiables en sistemas de género adultocéntricos, patriarcales y misóginos.
Por eso, para ellas ¡las guirnaldas de oliva! ¡un laurel de victoria! Porque, sin duda, el hartazgo de la misma situación, les da el aliento para romper las murallas de piedra: ellas portan murallas de ideas.
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 10 de marzo de 2021.
Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx
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