El poder es el arquitecto de todos los discursos…
También fabrica a quien se le opone.
Amelia Valcárcel. Sobre Mujeres y Poder
Por primera vez, la mitad de quienes compiten en las elecciones 2021 son mujeres. Ello significa la presencia de mujeres como grupo competitivo en las elecciones y, por lo tanto, la posibilidad de que puedan conformar la mitad de quienes ocupen cargos elegibles.
La presencia masiva de las mujeres da lugar a las siguientes preguntas ¿desde qué lugares participan las mujeres en política? ¿cuáles son los imaginarios que se mueven respecto de las mujeres en la arena electoral? ¿cómo actúa el sistema político a partir de la organización de la vida humana en pública/privada en la actuación de las mujeres en la política?
Si bien estamos de acuerdo en que el sistema político produjo al varón como el sujeto de la política, también lo es que el poder construye a los otros sujetos sobre los que se ejerce el poder; es el caso de las mujeres, constituidas como seres sin poder. Por ello, la primera crítica a las democracias fue la negación de las mujeres como ciudadanas, por lo tanto, se considera una democracia incompleta al no incluir a la mitad de la población. Las mujeres fueron un grupo construido sin participación en las decisiones públicas.
En la actualidad, las mujeres incursionan en el poder, pero no lo hacen como colectivo de mujeres, sino que las mujeres participan a partir de sus propias condiciones personales, de procedencia geográfica, de vinculación familiar, de edad, etc. Sin embargo, una vez que las mujeres acceden a puestos de poder, inicia un proceso de reconocimiento entre ellas, capaz de conformar colectivos generacionales en aras de metas comunes. Las mujeres en la política se diferencian de la élite masculina, pero también de la masa de mujeres porque se trata de mujeres que generalmente tuvieron acceso a mayor educación, y, en una cierta cantidad de casos, fueron socializadas al interior de familias vinculadas a la política.
El escenario político electoral está signado por la lógica del poder definido desde los varones. Las mujeres deben actuar en él a partir de reglas, guiones, luces y tramoyas, establecidas previamente. De ese entramado será difícil escapar, por lo que más bien, a la puesta en escena se agregan las mujeres, en una lógica de que éstas entran a la política, cuando la política ya tiene sus reglas establecidas desde los sujetos masculinos; sus modos de generar acuerdos y alianzas, formas de cabildear, de recompensarse, etc.
Durante las campañas, las mujeres candidatas acentúan las características que las hacen idóneas para gobernar, porque tienen que estar demostrando capacidad para ello. Los hombres no tienen que demostrar que pueden gobernar, puesto que se da por hecho que lo pueden hacer. En cambio, las mujeres son vigiladas permanente por diversos actores: políticos, periodistas, académicos, grupos de análisis, etc. En la contienda, acentúan aspectos de su propia condición de mujeres; así vemos campañas a partir de imaginarios desatados por ser mujeres. Por ejemplo, el eslogan de la candidata del PAN a diputada local de Jalisco, cuyo lema dice: Hazlo conmigo (el cambio) no con la MORENA, claramente tiene una connotación sexual.
Las mujeres compiten electoralmente contra contendientes mujeres y hombres. En esa competencia se puede observar el subtexto de género con contenidos propios de los estereotipos asignados a las mujeres que responden a su labor en la familia. De esa manera encontramos candidatas que resaltan su capacidad: Lupita Jones “Me siento una mujer muy capaz” que contiende por la gubernatura de Baja California; “Nos crecieron alas”, de Gloria Núñez por Nayarit; Clara Luz Flores, que propone construir centros geriátricos en Nuevo León; Indira Vizcaíno, candidata de Colima cuya campaña se basa en recuperar valores de la familia.
En el momento actual, se espera que las mujeres lleven lo mejor de la vida privada al escenario público: la supuesta honradez, cumplimiento, responsabilidad, ética de cuidado del dinero público; cualidades desarrolladas en el ámbito doméstico y consideradas virtudes femeninas. Se sigue esperando de ellas que se comporten en base a una “esencia” femenina (que no existe). Aún las mujeres que participan en los primeros niveles de la política son valoradas desde la mirada sexista de que ellas pertenecen al ámbito doméstico y desde ahí se valoran sus acciones.
Si la promoción de las mujeres en la política deriva de cualidades desarrolladas en el ámbito privado ¿ello las hará competitivas electoralmente? ¿son esas cualidades las necesarias para llegar al poder y ejercerlo?
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 13 de abril de 2021.
Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx
Excelente análisis de la praxis política y la acción comunicativa de las mujeres en el espacio público. Es de suma importancia la perspectiva de género desde el nosotras, el acompañamiento o mentoría en la gestión colectiva de conocimientos aplicado y significativo. Gracias.
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