En agradecimiento a
Don Pablo González Casanova,
por los cien años
de pensamiento comprometido.
Es necesario preguntarnos por la Universidad pertinente que se requiere en la actualidad en México. Si se toma en cuenta que en el siglo XXI hemos visto relegados los Estados basados en la tutela de bienes jurídicos y derechos sociales, hacia estados subordinados al mercado y al poder financiero que reducen al ser humano a excedente (Chomsky, 1995, La sociedad global, educación, mercado y democracia. México: Joaquín Mortiz), entenderemos que esa subordinación también se trasladó a la educación superior.
El núcleo del proyecto del capital neoliberal hacia la formación educativa no se redujo a la mera “empresalización” de la educación, tanto en su avorazamiento de privatizar los servicios educativos como en formar profesionales-empresarios, sino en lograr una diferenciación estamental a partir de accesos diferenciados que han dado como resultado aristocracias educativas y tecnológicas, verdaderas élites monopolizadoras de la ciencia-técnica.
Para lograrlo, como dice Pablo González Casanova (La Universidad necesaria en el siglo XXI, México: Era) las Universidades fueron impelidas a entrar al mercado (lo que se ha realizado a través del cobro de cuotas y los indicadores de rating), y a su vez, el mercado ha entrado a las Universidades. En esta Universidad-Mercado, las Universidades se convierten en piezas claves del modelo globalizador que, privatiza la conciencia de los estudiantes formándolos como carritos de supermercado.
¿Cómo pensar una universidad social? En primer lugar, tenemos que tomar en cuenta las grandes desigualdades educativas que existen en nuestras sociedades empobrecidas a fin de establecer rutas tendientes a lograr una educación superior para todos y todas. En segundo lugar, las Universidades no pueden desconocer la existencia de otros lugares de generación del conocimiento a fin de establecer un sistema educativo que incluya a la sociedad civil en algo que se puede enunciar como “Universidad de todos los saberes”. En tercer lugar, las pedagogías deben ser de sujetos éticos hacia sujetos históricos.
Lo anterior, porque la Universidad, tal como está estructurada se convierte en un filtro que solo deja pasar a quien previamente ya tenía ventajas sociales y ellas son utilizadas para la carrera educativa. Las Universidades contemporáneas, marginan a quien ya está marginado y favorecen a quien ya lo es. La educación superior dejó de ser un mecanismo de ascenso social como lo fue para las generaciones de fines del siglo XX.
Por ello, de lo que se trata no es de abrir las puertas a toda la población en la idea de Universidad de masas, sino de posibilitar una Universidad que llegue a toda la población, lo cual hoy es más posible por la utilización de dispositivos tecnológicos, el aumento de la velocidad de la información y la existencia de comunidades organizadas. Crear una cultura del pensar-sentir-hacer capaz de formar sujetos éticos, humanistas, científicos y tecnológicos comprometidos en la solución de problemas sociales y ambientales de lo próximo y también, de lo remoto.
Para ello, es preciso construir Universidades sociales que tiendan a permear a la sociedad de una nueva cultura de la inclusión, el respeto y el compromiso. Basarse en las personas, en las comunidades, en el cambio de las relaciones entre mujeres y hombres, en una nueva dimensión Estado-sociedad, para impulsar otra manera de pensar la convivencia, de apropiarse de la ciencia y la tecnología, de organizar la política como lo colectivo humano, en torno a lograr habitar el planeta de manera digna y permanente.
Por ello, la Universidad de saberes disciplinarios, cotos de prestigio, mestizofílica, patriarcal, corporativa y corrupta, deberá dar lugar a Universidades del pensamiento interseccional a partir de las nuevas ciencias, las pedagogías del compromiso y las organizaciones horizontales de comunidades epistémicas, a fin de estar en posibilidad de construir otra sociedad posible, otro mundo alternativo.
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 8 de febrero de 2022.
Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx
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