martes, 24 de octubre de 2023

Derechos de paridad en el resbaladero

Cuando las mujeres tienen poder 

mejoran visiblemente las vidas de todos

los que están a su alrededor.

 

Enrique de Inglaterra

 

Basta con que las mujeres avancen en la consolidación de los derechos de igualdad para, enseguida, asistir al desmantelamiento de lo que se ha logrado. La paridad se ha convertido en el lugar de llegada de los derechos exigidos por las mujeres para participar en el poder público, y, al mismo tiempo, se concibe como el piso mínimo desde el cual se podrán transformar las brechas de desigualdad entre mujeres y hombres.

 

La dificultad estriba en hacer exigible el derecho de paridad.

 

El principio de paridad se ha convertido en el principal instrumento para construir igualdad sustantiva en los diversos ámbitos de la vida política del país, lo que incluye a todos los poderes constituidos, sobre todo, al Poder Ejecutivo. Los gabinetes del Poder Ejecutivo se han constituido como cortes virreinales, donde el gobernador es el virrey y el resto de secretarios son parte de su comitiva, repiten sus ideas e, incluso, llegan a hablar con el mismo tono del gobernador. En pocos casos hemos tenido excepciones.

 

Este sistema de reclutamiento es entendible si tomamos en cuenta que nombrar a su gabinete es un derecho del gobernador, dentro de relaciones de confianza en personas que sean leales al mandatorio. Otra lectura posible, es el nombramiento de funcionarios en base al equilibrio entre grupos de poder al interior del partido que gobierna o de las alianzas que se realizaron para la llegada al poder del gobernador.

 

En un segundo momento, la integración de los gabinetes gubernamentales se ha integrado por personas que tienen algún grado de “expertis” en la materia y que, al mismo tiempo, tiene lealtad al gobernante.

 

A partir de la paridad se ha incorporado un criterio para que los gobernadores integren su gabinete; ese criterio es el de nombrar 50% de funcionariado de cada sexo. En caso de número impar, se tendrá que fundamentar por qué a un sexo le corresponde la mitad más chica.

 

Entonces, los gobernadores ven medrada su capacidad de nombramiento de funcionarios para cumplir la paridad. Como se trata de un principio establecido en la Constitución General de la República (6 de junio de 2019), sin que tenga una sanción correlativa, entonces, en los gobiernos de los estados la paridad de la integración del Poder Ejecutivo, hasta la fecha, queda a discreción de quien llegue a las gubernaturas.

 

En las escuelas de derecho aprendimos que las autoridades velan por el cumplimiento de las leyes. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, parece que ese cumplimiento esta mediado por la voluntad de los gobernantes sobre el cumplimiento.

 

 

La pregunta entonces es la siguiente ¿cuáles son las acciones que se deben llevar a cabo para hacer cumplir la paridad por parte de los gobernadores? Muy posiblemente se tiene que judicializar el cumplimiento de la paridad para que sea la Suprema Corte de Justicia quien establezca los criterios de cumplimiento.

 

Hoy el Instituto Nacional Electoral debe hacer realidad la paridad en el registro de candidaturas a las gubernaturas que estarán en disputa en 2024. Vemos que la paridad corre el riesgo de ser anulada en los hechos, cuando no se exige a los partidos políticos la postulación de mujeres para la mitad de las gubernaturas en juego.

 

Lo anterior significa que, en cada elección, las mujeres tenemos que estar atentas a que las propias autoridades apliquen criterios que conduzcan al cumplimiento de la paridad.

 

En caso contrario, los derechos de igualdad, específicamente, el de paridad, se van por el resbaladero.

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 25 de octubre de 2023.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

 

 

martes, 17 de octubre de 2023

Eclipses

Una escalera negra conduce al núcleo terrenal 

mientras una soledad incansable espera

tirando la risa en su desesperación.

Las espinas de un animal corren

 

Ruperta Bautista. Eclipse en la madre tierra

 

“Cuando Fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podía salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de Los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez al bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.

 

Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.

 

Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.

 

Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento, de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.

 

-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

 

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos.

 

Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles”.

 

El anterior es un cuento titulado Eclipse, escrito por Augusto Monterroso en 1959, donde nos da a entender que el Frayle quiso salvar su vida a partir del conocimiento europeo, con el cual esperaba deslumbrar  a los indígenas, en su supuesta ignorancia. Lo que no sabía el frayle era que los mayas tenían calculados los eclipses de sol y luna que ocurrirían los siguientes 33 años. El Códice Dresde que se encuentra en Alemania, contiene una tabla para calcular eclipses.

 

Es también una narración sobre el choque de los visiones: la occidental europea que considera los indígenas como ignorantes y el conocimiento europeo como superior.

 

Actualmente, no tenemos que acudir a las tablas mayas para conocer las fechas de los siguientes eclipses, basta con que goglemos la pregunta para conocer las fechas y latitudes dónde ocurrirán los siguientes eclipses de sol y de luna. Es cierto, la mayoría se observarán desde el mar, porque recordemos que nuestro planeta tiene más superficie marina que terrestre. Aún así, es impresionante saber que se puede observar desde las cercanías donde vivimos.

 

Antes de que ocurran los eclipses tenemos acceso a información sobre el acontecimiento, qué previsiones debemos tener y, también, cómo elaborar dispositivos para verlos. Para el eclipse parcial del 14 de octubre se pudo adquirir lentes que cumplían con las especificaciones para observar el eclipse y niñas y niños tuvieron la posibilidad de elaborar sus propios filtros.

 

Una cultura de ser testigo de los fenómenos astronómicos se abre paso entre la niñez, mientras que para muchos adultos, el eclipse es una ocasión para recordar que antes el eclipse se veía a través de una cazuela de agua.

 

Los pueblos indígenas tienen tradiciones especiales para los eclipses: por ejemplo, los ancianos dan la instrucción de que todo el grupo entre a sus chozas y se abstenga de ver el sol; en tanto, los sacerdotes, realizan plegarias y cantos para ayudar al sol en su batalla con la luna. El eclipse es una ocultación transitoria del sol; el eclipse produce sombra, que es la sombra de la muerte, del frío,  por lo que genera zozobra.

 

Para los pueblos indígenas, el universo es una realidad total donde el sol y la luna son los principales protagonistas, por ello, su alineación debe respetarse porque no se trata solo de un fenómeno metereológico, sino que se trata de una lectura de lo que ocurre que tiene consecuencias en los seres humanos.

 

Porque las estrellas, la luna, el sol, los planetas están presentes en la vida de los pueblos indígenas. Lo que ocurre en el cielo no está alejado de la tierra, sino que la influye. Somos un todo con el universo.

 

Valdría la pena recuperar esta visión indígena para nuestro parcelado conocimiento científico que nos hace ver el mundo como fragmentos de vida.

 

 

El cuento El Eclipse, fue transcrito de:

www.ingenieria.unam.mx/dcsyhfi/material_didactico/Literatura_Hispanoamericana_Contemporanea/Autores_M/MONTERROSO/Eclipse.pdf

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 17 de octubre de 2023.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

martes, 10 de octubre de 2023

Huracanes

Derribar, deshacer: ¡ese es mi afán!

No sin razón se teme al huracán

Más de un ave, su nido y su polluelo

a mi paso ha rodado por el suelo.

 

Vicenta Castro. Huracán

 

Oíamos el ulular del viento en las tardes de tormenta. Entonces las madres y las tías nos ataban el cabello porque decían que el cabello atraía los rayos. Me recuerdo, a mí y a mis hermanas, envuelto el pelo en pañoletas, mientras inventábamos juegos para esas tardes donde se iba la luz y no era más que nuestra imaginación y terror, los que llenaban los instantes donde los relámpagos iluminaban nuestros rostros. ¡Qué frío en medio del verano!

 

No teníamos la experiencia de huracanes. Eran tormentas tropicales las que nos convencían de la furia de la naturaleza: el viento veloz, la lluvia torrencial, los árboles doblándose para volver a enderezarse. En ese sobresalto, la voz de mi padre nos hablaba del pararrayos del templo del Sagrado Corazón que nos protegía en esta pequeña ciudad de Tepic; eran palabras de razón, de tranquilidad para que las respiraciones se unieran firmes, para que desapareciera el miedo. El cobijo la daban las madres, porque ellas arropaban; nos daban te caliente de canela y miel; nos miraban con quietud hasta que quedábamos dormidas.

 

Nadie sabía cuánto durarían las tormentas ni cuánta agua dejaban. Al día siguiente, veíamos los estragos sobre la ciudad. El agua había inundado los salones de clase de la escuela primaria Amado Nervo, por lo que pasábamos la mañana secando el mobiliario el piso, el auditorio.

 

Algo había de bendición en esa agua que caía del cielo sin clemencia porque todo lo lavaba. Nosotras regresábamos a un punto que antes estaba trenzado.

 

Los huracanes era algo que ocurría en el mar, al otro lado del cerro de San Juan. Esa serranía nos protegía de que los huracanes llegaran al valle de Tepic hasta que en 2002 tuvimos la primera experiencia con el huracán Kena. Entonces, el gobierno nos resguardó en nuestras casas; pusimos cintas de protección en las ventanas y, minuto a minuto, en la radio y televisión, nos enterábamos del avance del Kena. Hicimos compras de pánico arrastradas por lo desconocido.

 

En 2002 yo era la madre que tenía que tranquilizar a mis hijas. Ya no les amarré el pelo con pañoletas porque la manera de enfrentarlo era con comportamientos basados en certezas, en la ciencia y no en creencias. Desde las ventanas de la casa vimos azotar el viento contra las paredes; los árboles caerse e inundarse las calles. En la punta de mi boca yo escuchaba palabras de convicción, pero en la punta de mis dedos hormigueaba la desazón, la responsabilidad de darles la tranquilidad que a mí me habían dado mi madre, mi padre, las tías.

 

Los días siguientes al paso del Kena organizamos brigadas para llevar agua de beber a los pueblos que habían padecido desastres. Vimos lanchas en medio de la plaza de San Blas; albercas llenas de arena; la mitad de la carretera destruída por el oleaje que había llegado hasta el puerto. Las personas sacaban sus pertenencias mojadas para que el sol las empezara a secar. Limpiamos lodo de las casas y de las calles y ahí, en medio del lamento de los habitantes de los pueblos pesqueros, supimos que los pobres lo serían aún más, pues lo poco que tenían, lo habían perdido.

 

Hoy, los huracanes son esperados cada final de la temporada de lluvias. Es una experiencia con la que viven mis hijas y mis nietos. Ya no es posible pensar en temporada de lluvia sin este agregado de huracanes. Ya no hacemos compras de pánico, es cierto, pero de alguna manera, este afán de estar cada minuto esperando nuevas noticias de la trayectoria; de saber por dónde entra el ojo del huracán; a qué poblaciones golpeará, es una manera de exorcizar nuestros miedos.

 

Porque aunque hoy tenemos datos, información detallada en internet de los huracanes que vienen, vemos que el azul zumba y rompe la quietud.

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 10 de octubre de 2023.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

 

viernes, 6 de octubre de 2023

Juvenicidios: el 2 de octubre cotidiano

Nadie sabe el número exacto de los muertos

ni siquiera los asesinos

ni siquiera el criminal

 

Jaime Sabines. Tlatelolco 68.

 

El 2 de octubre de 1968 el Estado protagonizó una de las matanzas que ha provocado un cambio en la vida democrática del país. El ataque a estudiantes que protestaban pacíficamente por la apertura democrática, marcó un antes y después del sistema político mexicano.

 

Ese acontecimiento cada año se vuelve a rememorar con toda justicia. Actualmente tenemos que preguntarnos cuáles son nuestros dos de octubre porque todos los días nos enteramos de jóvenes desaparecidos en Tlaquepaque, en Lagos de Moreno, en Chiapas, en Zacatecas, Podemos decir que no se trata de una masacre puntual donde estén los jóvenes llevando a cabo una protesta, sino que se trata de una guerra de baja intensidad contra la juventud mexicana.

 

El juvenicidio a lo largo y ancho del país no cesa. Cercena las potencialidades de la generación juvenil y, con ello, elimina los talentos de la juventud.

 

El Estado es el responsable, como el 2 de octubre de 1968 porque debe garantizar la seguridad de la juventud.

 

¿Qué pasa en el país? ¿Por qué la democracia ha sido incapaz de construir una sociedad segura para la juventud, para las mujeres, para las infancias? El sistema democrático no alcanza para proteger a la población del horror de la inseguridad y de la muerte. ¿Por qué tienen que morir los jóvenes por el hecho de serlo?

 

Los juvenicidios se pueden considerar ofrenda a dioses sanguinarios que se nutren de la sangre juvenil. ¿Cuántos jóvenes más deben morir?

 

Qué banales son las palabras de los políticos, de las políticas cuando están enfrascados en sus propias carreras, cuando solamente ven su reflejo dorado en los espejos que les devuelven el brillo de sus oropeles.

 

Una clase política obnubilada con sus propios discursos, espejeando sus propias proezas, acechando la parte del botín que les tocará en las próximas elecciones. Por otra parte, un periodismo que contribuye a que conozcamos lo que ocurre en estas zonas de desastre y otro periodismo del espectáculo.

 

Una parte de la sociedad también es indiferente. Vemos las noticias y naturalizamos las desapariciones de jóvenes. Seguimos comiendo, cambiamos de canal, prendemos las plataformas para encontrar contenidos de diversión; mientras el horror nos cerca.

 

Somos una sociedad incapaz de protestar por los que no son nuestros familiares, por quienes no están en nuestro círculo cercano. Incapaces de ser solidarios con los jóvenes, así, en abstracto. Incapaces de hacer nuestros los muertos de las otras, de sentir el dolor de las madres, de los padres. Neuróticos contemplativos ante acontecimientos que consideramos inevitables, salvo las madres, los activistas que puntean las zonas de la muerte.

 

¿Cómo llegamos a este desastre de indiferencia, de pasividad?

 

Es claro que el país tiene un grave problema de desaparecidos que no puede resolver con los métodos que ha utilizado. El país necesita no solo tener el diagnóstico, sino encontrar otras soluciones que hoy no se visualizan. Por eso es necesario que se busquen nuevas soluciones

 

Tienen que detenerse los Dos de octubres cotidianos porque el Dos de octubre no ocurre un solo día sino que todos los días sigue siendo Dos de Octubre.

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 5 de octubre de 2023.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx