Todo lo que puedes hacer
a pesar de toda tu corona,
tus adornos y tus guardias,
todo lo que puedes hacer
es hacer que me maten.
Sófocles. Antígona
En la tragedia de Sófocles, escrita en el año 441, antes de nuestra era, Antígona se niega a cumplir la ley establecida por Creonte, rey de Tebas acerca de que el cadáver de Polinices permanezca insepulto afuera de la ciudad como castigo por haberse levantado en armas contra el rey. Antígona desobedece la orden y alude a otra ley anterior a la ley humana: la ley natural, por lo que decide enterrar a su hermano Policines, pues de otra manera, no tendría vida eterna.
Antes que la ley del Estado, está otra ley a la que obedece Antígona; una ley no dictada por el Estado, que tiene que ver con una ética diferente a la de la polis.
Creonte se entera de la desobediencia de Antígona, por lo que la condena a ser enterrada viva en una tumba. Antígona se suicida ahorcándose.
Para Antígona, Polinices no es un traidor, sino su hermano. Esta relación familiar, basada en las leyes de la sangre y no en las leyes de la polis, es el fundamento para la desobediencia de la orden del tirano. Con ello, Antígona abre la existencia de distintas valoraciones de las acciones. Para el tirano, es un traidor; para las leyes del Estado, Polinices es un traidor; para Antígona es su hermano a quien le unen lazos de sangre y, por lo tanto, la obligan a rescatarlo de la ignominia.
El conflicto que plantea Antígona es a qué debemos obedecer las mujeres: si a las leyes elaboradas por los hombres o tenemos derecho a otro orden diferente al orden dispuesto para nosotras. Se trata de un conflicto ético que atraviesa el feminismo y que, por ello mismo, se convierte en una acción política.
Existen leyes no dictadas por el Estado; son las de las mujeres que aluden a otro orden.
Antígona plantea la rebeldía justa, porque las leyes establecidas por Creonte, el Estado, están elaboradas desde la razón androcéntrica sobre las mujeres. Por ello, Antígona ha sido el símbolo de la lucha civil y la determinación porque es capaz de desafiar al tirano y a la ley de la polis y con ello, contiene todas las acciones rebeldes de las mujeres de todas las épocas.
El dilema se presenta como cumplir la ley de la ciudad y salvar su propia vida o actuar de acuerdo al principio ético de la justicia y morir. En este sentido, cuestiona la autoridad, el orden supuestamente legítimo del Estado, para mostrarlo como un orden ilegítimo y usurpador.
De las palabras de Antígona, me interesa resalta el siguiente diálogo con Creonte:
“ANTÍGONA: No he nacido para compartir el odio, sino el amor
CREONTE: Ya que tienes que amar, baja, pues, bajo tierra a amar a los que ya están allí. En cuanto a mí, mientras viva, jamás una mujer me mandará”
En el diálogo anterior, vemos que Creonte-Estado es incapaz de entender las razones de Antígona porque significaría la subordinación masculina a la femenina.
El feminismo, como teoría política, se basa en el derecho de las mujeres a otro orden, distinto del orden establecido para las mujeres. Por ello, el feminismo es una larga conversación con Antígona; con sus desafíos y sus esperanzas; con sus palabras y sus decisiones que todavía hoy a más de dos mil años de haber sido pronunciadas, nos siguen impulsando a la acción, a la acción política.
Antígona dice: “El futuro está en manos de quienes cuidan el futuro”. Abre la rebeldía civil para resistir ante un orden injusto. Abre, también, otros futuros posibles.
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 7 de noviembre de 2023.
Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx
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