Hemos caído en el pánico inmoral de la indiferenciación,
de la confusión de todos los criterios
Jean Baudrillard
¡Qué seductores lucen Meade y Anaya!
Han cambiado la propuesta de convencer para seducir o más bien dicho, utilizan
la seducción como un mecanismo para llevar a quienes votan, a su deseo: lograr
que los voten. Se han arreglado el cabello, lucen un maquillaje de día, son hombres “higienizados” y por
lo tanto, aseguran su atractivo ante grandes audiencias. Cuidadosamente
vestidos, la imagen es apropiada por los internautas votantes y televisivos
quienes interiorizan algo más que propuestas. No es la primer vez: recordemos
que Francois Miterrand se hizo limar los colmillos que le daban una sonrisa vampiresa
para presentarse como la fuerza tranquila ante los franceses y de esa manera,
llegar a la presidencia del país de la champaña.
En el anecdotario de la política, hay
quien se ha realizado cirugía en las orejas, ya no se diga, entregarse a la
cirugía odontológica para lograr una sonrisa perfecta. ¿Ha visto a candidatos
con dientes irregulares? ¡Oh, no! Pudiéramos hablar de techos de dientes para quienes
aspiren a entrar a la política, en el sentido estético de la palabra.
López Obrador difunde la imagen de buen
padre o más bien, de buen abuelo. Su tono protector, su postura de saberlo todo
intenta instalar una figura de patriarca, de quien no está aprendiendo, sino
que porque sabe, es capaz de gobernar. La protección ante las tormentas, el
escudo ante las víboras.
¿Y Zavala? Ni imagen de madre, ni
abuela, ni mujer fatal. Ninguna de las figuras de la mujer tradicional tiene
lugar en su candidatura. En todo caso, es la proyección de una mujer activa, moderna,
entusiasta, urbana, segura, así sin más. Tal vez un poco deslavada, con poca
posibilidad de hacer “click” con un electorado amplio.
La apariencia atrapa el designio de la
ciudadanía. Si con Peña Nieto se aplicó “carita mata propuesta”, con los
actuales candidatos ocurre algo parecido ya que Meade juega a seductor maduro,
llama a una relación que se antoja tranquila. Anaya es el seductor juguetón,
promesa de diversión y aventuras ordenadas. López Obrador nos contará cuentos y
Zavala iniciará el vértigo en las banquetas.
El liderazgo de las candidaturas se
realiza por el vocerío mediático y el sondeo premonitorio. Encuestas van y
encuestas vienen, sin que realmente, tengamos acceso a sus argumentos sólidos.
Saben que en el país de la impunidad pueden prometer el cielo y las estrellas,
los trenes a la luna porque nadie tendrá la posibilidad de hacerles cumplir los
juramentos obsequiados. Son los compradores de votos para el primero de julio.
Para ello producen todas las ilusiones sacadas de las lámparas mágicas de los
genios de las mercadotecnias políticas.
En la política, la emocionalidad es lo
primero que se atiende por quienes están en las candidaturas. Las imágenes
reviven los fantasmas de cada votante en forma de envidia, orgullo, venganza,
avaricia, miedo, alegría. Se engaña a la razón o para no ser tan cartesianos,
quienes votan, lo hacen a partir de la emoción, como dijera Spinoza: no es la
razón la que mueve a las personas, sino las pasiones.
No sabemos si a partir de la pulcritud
exterior (Meade y Anaya), de la santidad de López Obrador o de la buena
voluntad de Zavala, se resolverá el desempleo, la inseguridad, la impunidad,
los feminicidios, la injusticia. Bueno, ni siquiera sabemos cuáles serán las
propuestas ante el Sr. Trump, el piso básico a partir del cual gobernarán o mucho
menos, si rescatarán el maíz de las palomitas. (¿Sabe usted que el maíz
palomero es originario de México? pero el 80% de las palomitas que consumimos
lo produce los EU).
Lo que si vemos es una férrea
competencias de sonrisas, abrazos a viejitas, besos a niñas y niños, apretones
de manos a indígenas. Nadie se sale del guión emocional marcado por los
gerentes de la imagen. Nadie está en la política real donde se puede ser
políticamente incorrecto…hasta el primero de julio que se logre el voto. Porque
en México, de eso se trata: de atravesar la muralla china de la votación. Más
allá de eso, se mostrarán los verdaderos rostros y las fauces volverán a
abrirse ante una ciudadanía a quien le dieron un momento de emocionalidad a cambio
de seis años de impunidad y de todo lo demás.
Seducen al electorado para un instante:
lo que dura depositar el voto en la urna.
Socióloga, investigadora de la Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco_1@yahoo.com
Publicado en Nayarit Opina,
Tepic, Nayarit abril 9 de 2018
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