No te
acerques a mí, hombre que haces el mundo,
déjame, no
es preciso que me mates.
Yo soy de
los que mueren solos,
de los que
mueren de algo peor que vergüenza
o me muero
de mirarte y no entender
Rosario Castellanos
El Centro Nacional de
las Artes en la Ciudad de México se constituye uno de los espacios destinados a
generar la mayor riqueza cultural del país: se reunieron en un mismo espacio
arquitectónico cuatro escuelas: la Escuela Nacional de Arte Teatral, la Escuela
Nacional de Danza Cásica y Contemporánea, la Escuela Nacional de Pintura,
Escultura y Grabado “La Esmeralda”, la Escuela Superior de Música y el Centro
de Capacitación Cinematográfica. Cualquiera que se asome a ese complejo, se
dará cuenta que es uno de los últimos esfuerzos faraónicos del gobierno
mexicano.
Las edificaciones
fueron elaboradas por arquitectos hombres.
Nos obligan a ver, a
admirar, a reconocer la grandiosidad de las obras de los hombres, porque ellos
son los que hacen, ellos son los que construyen lo grandioso. Sin la participación
de las mujeres, entonces las mujeres no estamos en lo que permanece.
Se dice “no hay
mujeres arquitectas”. No, lo que ocurre es que nos ocultan, nos privan, nos
rompen, porque la genealogía de lo grandioso sigue siendo masculina. Nos
obligan a vernos en las veleidades de las revistas del corazón. Nos seguimos
viendo reflejadas en los cuerpos estereotipados, en la piel juvenil, en el pelo
arreglado, en el arete. Esa es la imagen que nos obligan a ver como si eso es
lo que somos.
¿Cómo vamos a
reconocer el pasado de las mujeres grandiosas si lo grandioso sigue siendo
atributo de los varones?
Entonces una puede
preguntarse para qué nos ha servido el voto femenino y los derechos de las
mujeres. Tenemos voto pero no tenemos poder.
No tenemos poder
porque no podemos incidir en que en lo grandioso que queda estemos.
Podremos estar en la
mitad de los escaños como disposición legal, pero de lo que se trata es tener
poder para transformar lo que se hace y lo que queda, lo que permanece.
Shopenhauer decía que
las mujeres son las mayores nulidades de mente y de cuerpo, de ellas no se
pueden esperar grandes obras.
No se pueden esperar
porque estamos ocultas, dejadas de lado, arrojadas al mundo infantil donde se
nos ha dicho que pertenecemos, al mundo de lo supérfluo. Ellos siguen
apropiándose de la construcción del paisaje ¡y nos obligan a admirar sus obras!
Yo también, como Rosario Castellanos “morimos de algo
peor que vergüenza,
me muero de mirarte y no entender”.
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit octubre 17
de 2018.
Potente...
ResponderEliminarEn cambio yo puedo pensar que somos grandiosas por qué somos Las Madres Las Esposas de esos grandes hombres que forman el mundo...que sería de ellos sin nosotras. Saludos Dra. Lourdes hermosa!!!
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