jueves, 11 de octubre de 2018

La transición no es de terciopelo

¿Cuándo habremos de vernos, con el trueno, otra vez,
con el rayo o la lluvia, reunidas las tres?
Cuando el caos acabe
al fin de la batalla, bien se pierda o se gane.

Brujas en Macbeth, Shakespeare

Todavía no termina la batalla cuando las fatídicas hermanas, las brujas, saludan a Macbeth como Thane de Cawdor y le anuncian que será rey. Su compañero, Banquo será origen de reyes, pero no será rey. Las predicciones parecen insostenibles, increíbles, pero a lo largo de la tragedia se cumplen con precisión.

¿De dónde derivan las visiones de futuro de las brujas? Desaparecen sin dejar rastro pero dejan la trama de la obra. Pareciera como si unas fuerzas lejanas determinaran el destino de quienes están destinados a ser reyes, porque lo que hagan o dejen de hacer, sólo encamina el futuro hacia ese derrotero.

Lejos estamos en las democracias modernas de creer en la fatalidad del destino. A las brujas las hemos relegado a leyendas sin fundamento, a caricaturas para infantes y en todo caso, a las fiestas con que a finales de octubre se anuncia el casi final del año.

En México, la transición parece que fue de terciopelo. Al menos, la ausencia de conflictos postelectorales en 2018 refiere la aceptación del triunfo de una fuerza que, sin provenir del mismo lugar, permite un respiro a la democracia mexicana, diferente al ocurrido en el año 2000. En aquel momento, con el cambio por la derecha panista, las fuerzas volvieron a acomodarse y el largo, largo dominio del PRI, pudo elaborar una estrategia para resurgir doce años después. Ahora, con el cambio por la izquierda morenista, tendremos que pensar si las fuerzas priistas podrán reacomodarse para resurgir en ¿seis o doce años o nunca más o se quedaron entre nosotros?

En tanto, la transición electoral abre la posibilidad a otras transiciones que muestran la dimensión de los conflictos sociales: el país atravesado por la violencia criminal, la desaparición diaria de personas de todas las edades en un saqueo de vidas incapaz de ser controlado ya que ni las alertas ambar, ni las leyes sobre desapariciones han logrado mitigar esta problemática.

¿Cómo se enfrentarán los conflictos originados por la reforma educativa? ¿y la energética? ¿y la de transportes? ¿y la de la educación superior? ¿la corrupción? ¿la impunidad? En todos estos ámbitos las problemáticas refieren a luchas de poder entre sectores que no están dispuestos a abandonar el escenario solamente porque hubo alternancia política. Los mensajes de cambio de mando circulan entre las élites del primer nivel, pero de lo que se trata es de transformar los procesos que día a día tienen lugar en la cotidianidad de las decisiones que se toman.

Por eso, las mini transiciones no son de terciopelo. Cambiar a una persona en el máximo puesto, cambiar de partido político gobernante puede quedarse en un cambio de escenario, un mero cambio de utilería si no se generan las estrategias, las acciones, los mecanismos para cambiar los procesos profundos que ocurren en el México de todos los días. Ahí se enfrentan actores en luchas por territorios, vacantes, fondos, recursos, subsidios; todas, áreas de poder. Donde existe dinero o algo que pueda convertirse en dinero aparecen los conflictos de poder.

¿Cómo generar lo nuevo desde viejas lógicas? Lo peor sería pintar el país de morenista en un alarde de fealdad política (como el PRI lo pintó de rojo o el PAN, de azul) o como dijeran las brujas de Macbeth “Lo bello es feo y feo lo que es bello/ la niebla, el aire impuro atravesemos”.

Sí, eso han hecho los partidos, han atravesado el aire impuro.

Socióloga, investigadora de la Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco_1@yahoo.com
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit octubre 11 de 2018.


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