jueves, 31 de marzo de 2022

Alejadas de la guerra

Creo que el mundo siempre ha sido igual,

 con los mismos males y con idénticos bienes

Tito Livio. Año 59 a.C. Historia de Roma

Alejadas de la guerra es poco probable interiorizar sus horrores. No bastan las imágenes que consumimos a través de la televisión y los medios digitales para acercar la sensibilidad humana al horror de lo que significa perder la casa, la vida cotidiana, algún familiar, el descanso. También se pierde la posibilidad de futuro.

 Quizá por la exposición permanente a las guerras digitales de todo tipo, desde los videojuegos hasta las películas temáticas, se ha generado una amnesia moral mundial, por decir lo menos. La insensibilidad ha alcanzado a los Estados, a las iglesias, a los partidos políticos, a la ciencia. La guerra es eso que les ocurre a los otros, mientras nuestras cotidianidades sigan sin ser alteradas. Lo mismo la guerra contra Ucrania, que las guerras diarias desatadas por el crimen organizado o la guerra de baja intensidad contra los jóvenes y las mujeres.

 Los muchachos visten sus trajes deportivos, van a la escuela, tejen planes mientras se hacen mayores hasta que, en algún lugar del mundo, el ejército los recluta para que vistan un uniforme militar, maten y sean matados en nombre de principios nacionales, por razones de anexión, supremacía militar, para apropiarse de recursos naturales o cualquier otro pretexto.

 La guerra contra Ucrania es más que un choque militar de Rusia contra Occidente, es la confrontación entre modelos de vida donde Occidente lleva una gran ventaja. La ventaja consiste en la propagación del modelo de vida americano-europeo como el lugar de llegada de la civilización mundial. Tanto la literatura, como el cine y la ciencia se han convertido en divulgadores de un modo de vida que tiene como eje la comodidad, el disfrute y el glamour. Aunque podemos pensar que ese estilo de vida corresponde a una élite de la sociedad occidental, es difundido como si todas las personas pudieran acceder a ello.

 Aunque después de la Segunda Guerra Mundial, siguió una sucesión de guerras en el planeta: Vietnam (1945-1946); Corea (1950-1953), Guerra Ruso-Finlandesa (1939-1940), Árabe-Israelí (1948), Afganistán (1979-1989); Siria (2011-2021), etc., la guerra contra Ucrania puede convertirse en la más importante después de la desaparición del bloque socialista. Refiere a una zona de confrontación entre Rusia y Estados Unidos como parte del equilibrio de poderes, además de que es la primera vez donde las armas humanas pueden hacer desaparecer la vida sobre el planeta: moriremos usted y yo y también los colibríes.

Si el nazismo marcó el mundo, el stalinismo, marcó las democracias subsecuentes. Ambos sucesos pareciera que conformarían una advertencia del belicismo, de las masacres que pueden ocurrir independientemente de la doctrina que lo sustente: nacionalismos, pureza de sangre, propagación religiosa, modelo económico, socialismo; todo puede conducir al exterminio de lo otro, lo considerado fuera, diferente, amenazante.

Por eso no hay regreso a la normalidad. Esta no es la normalidad que teníamos antes del coronavirus. Las democracias retroceden mientras los nacionalismos, las expansiones geopolíticas, las tiranías, avanzan. Las democracias no alcanzan para detener la barbarie, por el contrario, validan las políticas belicistas de los Estados Unidos-Europa.

Tampoco nosotras somos las mismas, el rastro de la epidemia se queda como memoria, como ola de plaga que fuera vagando entre los océanos hasta llegar a la perplejidad; hasta nuestras propias playas y veranos; hasta nuestros pensamientos y arrullos.

 Aunque se ha avanzado en la cooperación internacional, en construir organismos para la paz, es la cuestión bélica quien gana la partida. Será que, como dice Tito Livio: el mundo siempre ha sido igual, con los mismos males y con idénticos bienes, aunque variando los males y los bienes de pueblo en pueblo (Historia de Roma).

 Bueno, el mundo dirigido desde las masculinidades violentas. ¿Puede haber otras? ¡Oh, los dirigentes juegan a las guerritas, mientras la esperanza es una paloma cada vez más extraña!

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 31 de marzo de 2022.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

 

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