Una persona mandona es pensada
como una persona dominante y agresiva…
Cuando una mujer en un cargo es juzgada así,
es como si tuviera como finalidad someter al hombre.
Flor Gamboa
¿Sabe usted cuántas rectoras existen en las Universidades públicas autónomas en el país? Tres solamente, en las universidades de Querétaro, Puebla y Sonora. ¿Por qué no hay rectoras? la respuesta parece simple: porque el poder es masculino. Pero la respuesta está más allá de esa aparente simplicidad.
Actualmente, a nivel nacional, el 53% de la matrícula escolar es femenina; el 47% del profesorado y el 48% del personal administrativo. Con estos datos, es evidente que las mujeres no somos una excepción en el sistema educativo universitario. Sin embargo, no tenemos acceso al poder.
México cuenta con un marco normativo a favor de la igualdad de género en la educación superior conformado por Acuerdos Internacionales suscritos por el Estado mexicano; leyes de Igualdad entre mujeres y hombres, tanto en el ámbito federal como en las Entidades Federativas; no obstante, las mujeres no tenemos acceso al poder en las Universidades.
La elección de rectoras de universidades públicas autónomas de Entidades Federativas inició a principios del siglo XXI, como excepciones al largo predominio masculino en el primer cargo universitario. Ha habido rectoras en: Universidad Autónoma de Querétaro (Dolores Cabrera Muñoz: 2000-2006 y Margarita Teresa de Jesús García Gasca (2018-2024); Universidad Autónoma de Tabasco (Candita Victoria Gil 2004-2012); Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (Silvia Figueroa Zamudio, 2007-2011); Universidad Autónoma de Quintana Roo (Elina Coral Castilla 2011-2015) y Universidad Veracruzana (Sara Deifilia Ladrón de Guevara González, 2013-2021).
La falta de acceso de las mujeres a los puestos de dirección evidencia la existencia de factores que se interrelacionan para dar por resultado un conjunto de obstáculos para que las mujeres accedan al poder: discriminación, exclusión y desigualdad, serían los términos con que se pueden calificar los impedimentos a que se enfrentan las mujeres.
Para explicar el déficit de acceso de las mujeres al primer cargo de gestión universitario, se han identificado 1) factores institucionales, que tienen que ver con una estructura pensada para que sean los hombres los que puedan transitar fácilmente a los cargos más altos; el cargo de rector, es masculino, lo que implica la construcción del poder como el lugar de los hombres. Por ello, en algunas universidades se ha pedido cartilla militar como requisito.
2) Factores socioculturales, que se refieren a las concepciones sobre el lugar de las mujeres ante el poder, del tipo “no saben gobernar”, “les ganan los impulsos emocionales”, “las mujeres no nos van a mandar”; “no tienen capacidad”, “a las mujeres les asusta tener tanta responsabilidad”; lo que en realidad se puede sintetizar en odio, aversión y desconfianza hacia las mujeres o, simplemente misoginia y 3) factores personales de las mujeres, referidos a la socialización identitaria; en particular, la anulación de deseos por el poder: “a mí no me interesa el poder”, derivado de los mandatos de que las buenas mujeres no explicitan sus deseos sexuales. Una mujer que expone su deseo se convierte en mujer-amenaza: “prefiero ser buena académica”; temor a que el éxito sea factor de disrupción en la pareja o la aleje de la cercanía de los afectos, etc.
Las tareas de cuidado y reproducción son parte de los obstáculos de las mujeres para el acceso al poder, debido a la injusta distribución al interior de las familias. Este trabajo familiar actúa como ancla en el hogar.
Por ello, la escasa participación de las mujeres en puestos de gestión en las universidades mexicanas da cuenta del conjunto de obstáculos y desafíos que enfrentan las mujeres si desean escalar en la jerarquía de poder en los ambientes universitarios caracterizados por constituir entornos tradicionalmente masculinos y en gran parte, gerontocráticos. La propia concepción de poder está atravesada por la cultura patriarcal que permea todos los niveles de organización y, por lo tanto, las universidades son instituciones del poder masculino… Hasta ahora.
¿Es posible pensar el poder universitario desde otro lugar? ¿Las académicas que aspiran al poder en las universidades deben adaptar sus conductas al ejercicio masculino del poder? Este es todo un reto. Por lo pronto, tenemos que dejar constancia de la existencia de una masa crítica femenina con credenciales académicas y de gestión suficientes para acceder al poder en todas las universidades.
Las mujeres llegamos a las universidades en el ejercicio de nuestro derecho a la educación; hoy nos hemos convertido en actores políticos y exigimos el derecho a decidir sobre la universidad. La inclusión de más mujeres en puestos de dirección y órganos de gobierno ha sido una demanda de la sociedad a la que las universidades han llegado tarde, por lo que deben cambiar las reglas de acceso a fin de que el poder en las universidades deje de ser un intercambio entre varones.
Palabras pronunciadas en la presentación del libro: ¿Por qué no hay rectoras en México? Construcción de liderazgos de mujeres en seis universidades públicas: Colima, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit y Sinaloa, Juan Pablos Editores/Universidad Autónoma de Nayarit.
Gracias a las colegas con las que realizamos la investigación: Azucena Evangelista (Colima), Flor Gamboa (Michoacán), Beatriz Rodríguez y Lydia Ojeda (Sinaloa), Patricia García (Jalisco), Adriana Aguilera (Guanajuato) y sus equipos de trabajo. Gracias, desde luego a Laura Cayeros, Ma. Refugio Navarro y Luis Jiménez de la UAN.
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 23 de marzo de 2022.
Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx
También no recuerdo que existan antecedentes de mujeres en la Feuan, Setuan y Apagan, creo que va ser necesario para equilibrar la balanza que se impulse la formación de más colectivos de mujeres en todos los ámbitos dentro de la universidad, verdad Lourdes ?
ResponderEliminarSpauan *
ResponderEliminarClaro, a pesar de que en el sector estudiantil, hace tiempo que la mayoría son mujeres.
ResponderEliminarA pesar que la psicología reconoce que las niñas maduran con más prontitud que los niños. Cuando estás niñas son adultas resulta que somos emocionalmente inmaduras como para tomar decisiones de poder y resposabilidad sobre los otros, pero no sobre su hijas o hijos. En qué momento puede crecer un ser y almismo tiempo ser visto con displicencia
ResponderEliminar