Cuando soy buena, soy buena;
cuando soy mala, soy mucho mejor
Mae West
Llegamos a la comunidad serrana con un grupo de estudiantes de la Universidad. Empezamos a distribuirnos en las diversas casas para realizar el trabajo de campo, cuando al poco tiempo, nos dimos cuenta de lo atractivo que resultaban algunas estudiantes que tenían cuerpos corpulentos. En cambio, las estudiantes delgadas, no parecían tener ninguna relevancia.
Para los hombres de las comunidades serranas donde estuvimos, el ideal de belleza de las mujeres es aquella que posee caderas anchas. Ello ocurre porque las mujeres están vinculadas a la reproducción; ellas son las que podrán sobrevivir a los partos y a los trabajos de la maternidad.
Es claro que la idea de belleza de las mujeres es diferente en cada contexto y, también ha cambiado en el tiempo. Actualmente, en la sociedad occidental, la belleza de las mujeres se asocia a lo delgado; a los cuerpos donde casi desaparecen las huellas de la voluptuosidad.
Además, la belleza se vincula a la bondad mientras que la fealdad se vincula a la maldad. No es una casualidad que los dioses de todas las religiones sean la síntesis de la belleza de su época; la religión cristiana es un ejemplo del culto al clasicismo italiano en las caras de las vírgenes.
La política y la mercadotecnia también hacen uso de la belleza. En la época actual dominada por la imagen visual más que por la palabra, la argumentación y la razón; quienes venden están obligados a presentarse de manera agradable al público que los consumirá como imagen. Para ello, tienen que blanquearse, alaciarse el pelo, tener dentadura perfecta; ya sean diputadas o gerentes de empresa o actores y actrices.
¿Cuál ha sido el imaginario de lo feo? Sí, claro, la mujer vieja y decrépita, con la nariz prominente. Mientras las hadas son hermosas, los malvados llevan la fealdad y la suciedad en su cuerpo, en su rostro, en su pelo. Belleza se ha equiparado a bondad y fealdad se ha equiparado a maldad.
Aunque en el posmodernismo, se pretenda que la belleza se encuentra en casi todo, ser bello o parecerlo es una obligación de los vendedores, sean de la política o del mercadeo, porque en el inconsciente social se tiene la idea de que alguien bello sólo puede ser bueno. Aunado a que la belleza está vinculada a lo juvenil; por eso, cada vez más se aparenta juventud través de la cosmetología y cirugías: Cristo cada vez es más joven y más blanco, no el señor adulto del catecismo que aprendí.
Con la belleza no se discute. Es sólo contemplativa, porque lleva al arrobamiento y a la cancelación de una parte de la razón. En la sociedad griega se pensaba que la belleza era contemplativa y conducía a la inactividad.
Si el canon de belleza derivaba de la escultura y la pintura, actualmente es la versión hollywoodense la que impera mundialmente sobre lo que se considera bello y adecuado o feo e incorrecto. Los publicistas lo saben, por ello, hoy la venta de imágenes impera en el mercado: se dirigen a un consumidor contemplativo.
Aunque las abuelitas digan que la verdadera belleza está en el alma, todas y todos queremos un poco de belleza exterior, cuerpos proporcionados, atléticos y juveniles.
Los hombres han estado excluidos de una cierta estética; han sido recluidos en imágenes conservadoras precisas en las cuales se les ha negado la posibilidad de adornarse. El adorno correspondía a las mujeres puesto que serían escogidas en base a su atractivo. El hombre, por el contrario, era quien seleccionaba, por lo que no tenía necesidad de agradar. Hoy, ese tabú se está rompiendo tanto por la mercadotécnica que abre paso al cuidado del cuerpo de los hombres como en los hombres feminizados. Es cierto que el castigo inmediato es para quienes pierden los límites de la masculinidad tradicional, pero esperamos que solo sea una transición.
Casi al terminar el viaje en la comunidad serrana, una señora nos ofreció faldas en venta: “mira, con esta te verás más gordita y bonita”. Cómo explicarle las torturas de las dietas para adelgazar con tal de entrar en las tallas minúsculas de la idea de belleza actual.
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 7 de septiembre de 2022.
Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx
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