Las políticas culturales deben evaluarse
de acuerdo a si pretenden reforzar o ampliar
el campo de la cultura autónoma
o ensanchar el ámbito de la cultura impuesta
Guillermo Bonfil Batalla
Seguramente cada quien tiene su propio referente de lo que se denomina con la palabra arte y con la palabra artesanía. El arte, estará referido a una “obra de arte” individualizada, en tanto que la artesanía corresponderá a objetos elaborados dentro de que se denomina arte popular: objetos cuya autoría es difícil de establecer y que, en general, identifican y/o pertenecen a un colectivo.
Ello es así porque el moderno sistema del arte ha creado la figura del artista y de la obra de arte como independientes de las colectividades. Esta concepción ha pasado por diversas transiciones hasta lograr consolidar la obra artística como resultado de la genialidad de un artista. Se considera el Renacimiento como el momento donde las obras de determinadas personas pueden considerarse como obras aisladas. Antes de esa época no se contaba con la idea del artista autónomo, puesto que los artistas realizaban su obra a partir de pedidos de los monarcas, de la iglesia o de quienes podían pagarlas. Actualmente, las obras de arte se consideran producto del intelecto, lo que deja en segundo plano su elaboración como producto manual e invisibiliza la huella de la colectividad.
La discusión de lo que se entiende por artesanía se encuentra anclada en concepciones relacionada con una labor tradicional, manual, utilitaria, que cualquier miembro del grupo puede realizar, ya que es imposible destacar la “obra de autor” en las piezas artesanales. Debe decirse, sin embargo, que no es así ya que la persona artesana es poseedora de un complejo entramado de conocimientos, heredados colectivamente que pone en evidencia al realizar una pieza artesanal. Por ello, se puede considerar que la obra artesanal es la síntesis de conocimientos heredados puestas de nuevo en valor por cada generación de artesanas y validada colectivamente. Lo cual, a su vez, requiere de un dominio de la técnica.
Las obras de los pueblos originarios son trabajos que pueden ser repetitivos, muy parecidos (aunque no son copias exactas); la autoría es colectiva, en cuanto memoria del grupo y tienen un fin determinado por y para el contexto; quienes las realizan, no se dedican exclusivamente a ello, sino que tienen otras ocupaciones en la comunidad. Se es artista en tanto se es integrante de un grupo, del que participa en diversas actividades.
A partir del dominio español, arte era lo que producían los europeos y artesanía lo que producían los indígenas.
Actualmente, consideramos la producción de los pueblos originarios como arte, pero no se trata solo de que el concepto de arte tenga que incluir lo que actualmente denominamos artesanía: no es que el arte tenga que ser flexibilizado para incluir la producción artesanal, ya que la propia concepción del arte asigna un reconocimiento diferencial a las producciones. Tenemos que asignar un nuevo contenido a la palabra arte.
¿Qué es lo colectivo y qué lo individual en la producción de una obra de arte? Los dibujos, trazos, dimensiones, elección de colores, se realizan como una escritura que se reinventa desde lo colectivo aprendido y reelaborado desde la singularidad de las experiencias. Ello es común tanto a las obras de arte como a la artesanía. Por ello, ningún textil es idéntico a otro, ninguna pulsera artesanal es idéntica a otra, aunque sea elaborada por la misma artesana, y comparta los mismos colores, dibujos y extensiones puesto que es la subjetividad y pericia individual lo que otorga las características a cada pieza.
En los casos de las artesanas mujeres, la comunidad es la principal productora de subjetividades, en tanto la multiplicidad de devenires en el propio cuerpo de las mujeres: niñas/mujeres/artesanas/esposas//madres/abuelas. Se trata de la agencia del cuerpo que se hace en la comunidad, en los paisajes específicos de la tradición y su volcamiento en la escritura en textiles o en productos de chaquira. La comunidad es el lugar donde se despliega lo diseñado posible: en el caso del arte wixaritari, la centralidad del peyote, el venado, el maíz; lo formativo como algo que acontece allí. La potencia de creación de diseños experimentados a partir de los modos de existencia comunitarios, pero que no se agota ahí, sino que propicia apropiaciones singulares en la colectividad.
El arte de los pueblos indígenas debemos considerarlo arte porque más allá de los discursos construidos históricamente sobre el arte; discursos dominantes y hegemónicos que minorizan la producción de la artesanía, las producciones artesanales indígenas son formas de lo humano.
Por ello, el Premio Estatal de Arte Popular Nayarita, organizado por el Consejo Estatal para la Cultura y el Arte de Nayarit, reconoce tanto la producción artística contenida en oficios populares, como la de pueblos originarios. La exposición de las obras ganadoras se exhibe en el Museo de los Cuatro Pueblos en el centro de Tepic y son un ejemplo de la producción artística contemporánea de la Entidad.
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 31 de enero de 2023.
Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx