miércoles, 12 de febrero de 2025

50 años de la Conferencia Mundial sobre la Mujer

En la Declaración Política emanada de la Conferencia

los gobiernos subrayaron que

‘las mujeres y hombres de todos los países

deben tener iguales derechos y deberes,

 y que incumbe a todos los Estados

crear las condiciones necesarias

 para que aquéllas los alcancen

y puedan ejercerlos,

 

UNIFEM

 

Hace 50 años, la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer se realizó en México del 19 de junio al 2 de julio de 1975. La Conferencia estuvo auspiciada por el gobierno de México y la Organización de las Naciones Unidas que declaró ese año como Año Internacional de la Mujer.  La Conferencia de 1975 tuvo tres objetivos principales: 1) Igualdad de género y eliminación de discriminación con motivos de género; 2) Plena participación de las mujeres en el desarrollo y 3) Mayor contribución de las mujeres a la paz mundial.

 

El 31 de diciembre de 1974, un día antes de que se declarara el año de 1975 como “Año Internacional de la Mujer”, el gobierno mexicano derogó disposiciones que limitaban el pleno desarrollo de las mujeres. Entre ellos, se derogó la disposición del Código Civil que señalaba que el marido tenía que otorgar permiso a las esposas para tener un empleo, ya que, de acuerdo a ese Código, la principal misión de las mujeres era el cuidado del hogar.  

 

“Artículo 168: Estará a cargo de la mujer la dirección y cuidado de los trabajos del hogar;

 

Artículo 169: La mujer podrá desempeñar un empleo, ejercer una profesión, industria, oficio o comercio, cuando ello no perjudique a la misión que le impone el artículo anterior;

 

Artículo 170: El marido podrá oponerse a que la mujer se dedique a las actividades a que se refiere el artículo anterior, siempre que subvenga a todas las necesidades del hogar y funde la oposición en causas graves y justificadas;

 

 Artículo 171: En caso de que la mujer insista en usar de los derechos que le concede el artículo 169, no obstante de que el marido se los rehúse apoyado en lo dispuesto en el artículo anterior, el juez respectivo resolverá lo que sea procedente” (Código Civil Federal. México: Diario Oficial de la Federación, 26 de mayo de 1928, artículos derogados Diario Oficial de la Federación, 31 de diciembre de 1974).

 

También, ese 31 de diciembre se modificó el artículo cuarto Constitucional que estableció “El varón y la mujer son iguales ante la ley”.

 

La primera consecuencia de la Primera Conferencia Mundial de la Mujer es la existencia de una normatividad internacional y nacional que reconoce los derechos de las mujeres y de la cual se derivan políticas específicas.

 

El empoderamiento político de las mujeres, es otra consecuencia, ya que en ese año se carecía de mujeres en puestos de representación y actualmente se ha logrado representación de las mujeres en los tres poderes de la república y en los diversos órdenes de gobierno.

 

La presencia de las mujeres en la educación y, sobre todo, en la educación superior, es una muestra visible del avance de las mujeres. También lo es el reconocimiento de derechos sexuales y reproductivos.

 

Nada de estos logros han sido consecuencias de las políticas, sino que el movimiento de las mujeres se encuentra en el centro de los logros. Son las colectivas, las activistas quienes han obligado a las instituciones a tomar decisiones sobre aspectos cruciales.

 

Se ha avanzado, es cierto, pero persisten atavismos y desigualdades. Es cierto que hoy las mujeres no necesitan permiso escrito del marido para trabajar, pero los sistemas de cuidados descansan sobre el tiempo de las mujeres, lo que las limita en su desarrollo. Hoy las mujeres somos mayoría en la educación superior, pero el paso por estas instituciones está signado por las violencias que se encuentran en su interior, por las resistencias patriarcales que marcan las dinámicas universitarias. Hoy las mujeres estamos en las políticas, pero los códigos de la masculinidad siguen rigiendo la toma decisiones.

 

Lo más importante, en estos cincuenta años, es el surgimiento de la clase política de las mujeres. La clase política de las mujeres está conformada por mujeres de diversos ámbitos del poder público: diputadas, magistradas, consejeras, senadoras, diplomáticas, funcionarias de primero y segundo nivel de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial tanto del gobierno federal como de las entidades federativas. A la clase política de las mujeres también pertenecen las mujeres de los partidos políticos que pugnan por el avance político de las mujeres dentro y fuera de esos institutos. Además de gobernadoras, presidentas municipales, regidoras, alcaldesas, junto con académicas, comunicadoras, empresarias, artistas, activistas.

 

¿Son una clase política? De acuerdo a la definición clásica de qué es una clase política, seguramente no, porque no provienen de un lugar en el modo de producción. Sin embargo, lo más importante es reconocer que se trata de un colectivo que se encuentra estructurado en torno al avance de las mujeres.

 

Las mujeres hoy no solo somos titulares de derechos, sino que somos actoras colectivas que exigen su cumplimiento.

 

El mundo ha cambiado en 50 años: tenemos otra ciencia, otra tecnología, pero el cambio más importante, es el de las mujeres.

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 8 de febrero de 2025.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

                                                         

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