sábado, 22 de febrero de 2025

Leer a escritoras es un acto político

Bajo un cielo extraño

sombra rosas
sombra
sobre una tierra extraña
entre rosas y sombra
dentro de un agua extraña
mi sombra

 

Ingeborg Bachman

 

Leernos, entre mujeres, es un acto de voluntad, de decisión; es un acto político. Durante toda la historia de la literatura el canon señalaba que la literatura era escrita por hombres, porque la literatura se pensó como universal, neutra y asexuada. Cualquier colección de obras literarias clásicas da cuenta de esa mirada. Dentro de este canon, la literatura de las mujeres fue considerada menor por su particularidad. El presupuesto en que se funda esta valoración es que el hombre, cuando escribe, porta una mirada universal, en cambio las mujeres sólo pueden escribir desde la particularidad de la identidad de ser mujeres.

 

El estilo directo y conciso, la escritura sin sentimentalismos se han asociado a la forma de escribir masculinas, lo que a su vez, se ha considerado características de la escritura universal. La voz universal supuestamente portada por el varón demostró ser una particularidad, una falsa universalidad. Era, precisamente, la mirada del varón que se autodefinía como el portador de lo universal.

 

La literatura, al igual que otras esferas del arte, reproduce las desigualdades de acceso de mujeres lo que contribuye a la percepción social de diferencias de hombres y mujeres, por lo que la producción del texto literario debe abordarse como un espacio de disputa entre ambos sexos.

 

Las mujeres vienen de actos milenarios de contar, por eso Las Mil y una Noches es  ejemplo de las mujeres contadoras de historias. Sherezada se convirtió en la narradora por excelencia al tejer historias donde lo mismo ocurría la pérdida del reino que el encantamiento de los amantes o el hallazgo de los tesoros.

 

Leer literatura de mujeres es un acto político porque estamos inundadas de literatura masculina mostrada como canon. Entonces, tenemos que hurgar en los márgenes para encontrar la literatura escrita por ellas que ha sido llevada a segundo plano. Ler a las mujeres nos permite redescubrir otros mundos, otras maneras de estar. Aquí solo quiero destacar los textos de escritoras como Cristina Rivera Garza en su producción poética, con el poema “Escribir”:

 

Hay lugares a los que es necesario ir sola.

Todo estorba en el camino —las uvas, el afecto, el subjuntivo, la lluvia, la conversación, el yo, el silencio, inclusive los libros.

Uno nunca sabe cuándo exactamente se inicia el trayecto o hacia donde se dirigirá. Uno solo sabe a dónde iba en el momento de llegar.

Luego es cuestión de estar.

Luego es cuestiona de estar, inclusive y fundamentalmente sin uno mismo…

 

También leernos las escritoras de las localidades pequeñas, aquellas que no estarán en las grandes editoriales, pero que tienen una voz para narrar. La siguiente es de la poeta Pilar Acosta de Acaponeta, Nayarit:

 

Nací mujer

Asumo que nací mujer

como lo aprendí de mis ancestros;

agua mansa, sombra etérea,

llanto de lluvia, caricia de viento.

sí, nací mujer

flor de cristal, opaca luciérnaga,

aura sumisa, montaña silenciosa,

árbol que soporta tormentas.

Pero en el camina del tiempo

no pude sostener el decreto de luna sobre mi espalda,

me cansé de tener alas de ángel

alas de polvo de mariposa blanca,

me cansé de vivir en la afonía de una jaula,

de soportar hirientes espinas en mi garganta,

de trenzar mi llanto de pelo negro

y silenciar mi voz al florecer el alba.

Aprendí a musitar entre piedras

en el sombrío destello de mi voz interna

sequé el río que inundaba mis ojos

que los mantenía en infinita ceguera.

 

Y un hálito de voz salió,

frágil, temblorosa en el miedo a las propias palabras

aprendí a gritar con voz de hoguera

a encender mi canto junto a sombras silenciadas;

en iluminado fuego encontré

miles de voces en la mía reflejada,

voces de mujeres que vivieron

por largo tiempo mudas bajo el agua.

Hoy mi voz es fulgor que el cielo alcanza;

sí, asumo que soy mujer;

¡Una mujer que no calla!

 

En este breve alegato de la necesidad de leer escritura de mujeres, un párrafo de Elena Garro, en la prosa poética de “Los Recuerdos del Porvenir”

 

“¿De dónde llegan las fechas y a dónde van? Viajan un año entero y con la precisión de una saeta se clavan en el día señalado, nos muestran un pasado, presente en el espacio, nos deslumbran y se apagan. Se levantan puntuales de un tiempo invisible y en un instante recuperamos el fragmento de un gesto, la torre de una ciudad olvidada, las frases de los héroes disecadas en los libros o el asombro de la mañana del bautizo cuando nos dieron nombre.

Basta decir la magia de una cifra para entrar en un espacio inmediato que habíamos olvidado”.

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 22 de febrero de 2025.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

 

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