Qué encontraste
en la escuela?
Preguntas,
y muy pocas
respuestas.
Siempre tienen 18, traen las marcas de su generación, el celular alojado en la mano, tatuajes explícitos, auriculares casi invisibles; piercing en los labios, las orejas, la lengua; las canciones que les tocan; buscan los futuros. Sus padres ya fueron profesionistas; sus madres, ya trabajaron fuera de casa. Vienen de padres divorciados, de familias recompuestas, de historias de migrantes.
Yo, la maestra, tenía 30 años y ellos 18. Después tuve 40 y 50 y 60. Ellos y ellas seguían llegando a las aulas universitarias con 18 años. Les llamaron generaciones ye o zeta. Hoy les llaman generación de cristal, pero yo no les veo lo quebradizo en ningún lado. Al contrario, muchos y muchas llegan con grandes fortalezas porque todavía arriban estudiantes esperando encontrar en la universidad pública una posibilidad de ascenso social. Sobre todo, quienes vienen de los ámbitos rurales e indígenas. Llegan las mujeres, llegan en masa a hacer preguntas más que encontrar respuestas.
Quizá les llaman de cristal porque ellos y ellas portan discursos de los derechos que les tocan. Sobre todo, el derecho de que merecen todo, merecen la felicidad, el ocio, el trabajo, la vida sin violencia; merecen el bienestar y alguien se los tiene que proporcionar. Mi generación proviene de la lógica del esfuerzo, del sacrificio, de los caminos largos. No digo que sea mejor una que otra, solo épocas diferentes.
Las y los jóvenes de 18 años se instalan en otra exigencia, la del tiempo en su forma rápida de pasar; la del juego como forma de transitar a la adultez; la de la comunicación instantánea; las de los miles de amigos virtuales. Se instalan en la educación desde sus ámbitos tecnológicos porque lo digital es la realidad.
¿Cómo podemos ser maestras ante estas generaciones? La enseñanza de las teorías, que era el patrimonio del profesorado, está en google, ahí, al alcance de un solo click, de una búsqueda inteligente. Ahí está la vida de Hipatia, la historia desde el pleistoceno, la narración de las guerras griegas, el desciframiento de las ecuaciones, la galaxia de Andrómeda y las no descubiertas. Ahí está la poesía del mundo antiguo, la música orquestal, la riqueza de los museos. Se puede encontrar en texto, en video, en plataformas interactivas.
Ellos y ellas juegan en entornos virtuales, transforman sus identidades, crean ciudades y lenguajes.
¿Cuál es, entonces, la función del profesorado ante las generaciones del ipad y la inteligencia artificial?
Es incierto pensar el futuro del profesorado, no de las y los estudiantes, sino el futuro del profesorado. La clásica supremacía que se arrogaban los profesores cae por los suelos ante estudiantes tecnológicamente provistos; capaces de gestionar sus propias metas; estudiantes participativos en múltiples plataformas, creadores de lenguajes digitales; estudiantes que saben a dónde quieren llegar; con una capacidad de adaptación a los cambios del mundo digital y, aún, de demandar mayores transformaciones. Estudiantes con cada vez menor capacidad de asombro y mayor capacidad de imaginación e innovación.
Todo es posible, dicen sus camisetas; La imaginación es el límite.
Los conocimientos y prácticas que teníamos el conjunto del profesorado van quedando obsoletos ante la revolución de las ideas y las prácticas del conocimiento interdisciplinario y experencial. El rezago del profesorado encuentra paliativos en cursos que organizan las instituciones para ponernos al día en el manejo de tecnología.
El primer mensaje que me envió mi nieto de diez años fue ¿qué tipo de gatito quieres ser? Y, a continuación, una serie de gatitos elaborados con IA; el gatito excursionista, el cocinero, el que va a la luna. Mientras ellos utilizan su primer dispositivo interactuando con la IA, nosotros todavía debatimos si se debe utilizar en el aula o expulsarla.
Platón se oponía a la escritura porque se dejaría de ejercitar la memoria y se confiaría en lo escrito; lo escrito siempre dice lo mismo mientras que Platón esperaba generar respuestas para, juntos, llegar a verdades. Cuando se masificó la televisión, la enseñanza la vituperó hasta que la incorporó como tecnología educativa; cuando inició internet se le pretendió expulsar de las aulas porque se trataba de información a granel sin control de calidad; cuando inicia la IA se le descalifica porque sustituye búsquedas y razonamientos.
La IA muy rápido transformará la educación superior, acelerará la investigación académica, potenciará la ciencia de datos. Las teorías de escenarios y los modelajes estarán al alcance de estudiantes sin necesidad de cursar posgrados para acceder a esas tecnologías. El mundo de la economía digital espera a estos jóvenes que llegan hoy con sus 18 años.
¿Con qué nos quedamos el profesorado que aprendimos de maestros que dictaban las clases, de quienes nos daban fotocopias para subrayar y hacer síntesis? A nosotras nos atravesó la vida, nos mostró que gran parte de lo que aprendimos era efímero. Las teorías, como formas de explicar la vida, la sociedad, la naturaleza, son verdaderas hasta que las sustituye otro conocimiento.
Quizá sea el inicio del fin de la supremacía del profesorado para partir de lugares más horizontales al generar conocimiento. Hoy, más que nunca, aprender a pensar, a plantear problemas, a buscar soluciones sea lo que tengamos que hacer en la educación.
A mi nieto le respondí con otro dibujo que yo pedí a la Inteligencia Artificial generativa: una gatita lectora. -Ah, -me dijo-, es cierto, tú eres gatita. Entonces, hacerle observar lo que él no había observado, mi género, es el principio de que vuelva a hacer la pregunta de manera más acertada. Me mandó una carita de él convertido en gatito y maullidos y esos sí, no supe cómo los hizo.
Bienvenidas y bienvenidos estudiantes con sus 18 años, su manera de vivir el presente con sus extensiones tecnológicas. Espero que hagamos buenas conversaciones intergeneracionales a partir de sus expectativas y nuestras experiencias…alrededor de la inteligencia artificial.
¡Empezar un curso nuevo, produce una emoción única!
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 23 de agosto 2025.
Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx
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