¿Qué son sino caracoles los que caminan?
Llevan su propia casa sobre sí y en cualquier lugar se meten en ella para
vivir. ¿Dónde está el hogar de los que caminan? ¿de los que desde la pobreza
del sur se dirigen a la riqueza del norte?
Viaja la pobreza a la riqueza; viaja la
inseguridad a los lugares seguros; viaja la vida violentada al espejismo de una
vida regulada por derechos. Nos preguntamos por qué salen de Honduras, de Nicaragua,
del Salvador, de Venezuela. No son infieles a sus países, buscan sobrevivir
porque en sus lugares de origen ni eso es posible. Huyen de la muerte.
Los que caminan dividen las opiniones de la
población de los lugares donde transitan. Para unos, son la invasión de los
otros, de los que nos vienen a quitar qué. Para otros, son personas en busca de
un mejor lugar para vivir. Son personas. Si partimos de este principio, son
como tú y como yo. O más bien, son el espejo de ti y de mi.
¿Por qué caminan hacia Estados Unidos? Puede
ser que EU no sea en este momento el país mas rico del mundo, pero es un país
rico. Ha desplegado en todo el mundo el “modo de vida americano” de dispendio y
derroche, de holgura y desenfado, de vanidad y fastuosidad. Ese aparador del
mundo que ha significado Hollywood ha posicionado a los EU como el lugar donde
todas las fantasías son posibles. ¿Es ilógico que viajen hacia allá? De ninguna
manera, es una consecuencia de la disparidad ocasionada de enriquecer un lugar
del planeta a costa de empobrecer otras partes.
Volteo al cielo. Las aves vuelan en perfectas rectas
siguiendo el vértice de alguna. Pasan al sur, hacia la claridad de los mares
que en este momento del año, empiezan a calentarse. Viajan en sentido contrario
al de los migrantes. Desde la pequeña ventana donde habito se abre el cielo. Si
volteo a la tierra veo a seres humanos trashumantes sobreviviendo en una agresiva
selección natural. Me empeño en mirar el cielo hasta perder de vista a las aves
en su orden de vuelo. Huyen del frío a empollar en nidos donde la vida sea
posible. Multiplicados en el aire desaparecen en el firmamento. Es la vida la
que atraviesa, es la paz.
Mientras, abajo, la muchedumbre de seres
humanos pueblan los caminos, alertan a los gobernadores para que pasen rápido.
Nadie los quiere detenidos. Que pasen, que pasen, que nadie quede. Esta es la
tierra del pasar.
Quienes caminan viajan sin desprenderse de sus
hogares, del cuerpo migratorio al que ahora pertenecen. La tierra los divide y
dispersa, pero cada quien, lleva su hogar, su patria, su familia, consigo. También,
como las aves, es la permanencia de la vida la que pasa.
Nadie quiere quedar en la lenta y larga noche
mexicana. Quieren llegar a una frontera desde la cual ver nacer a sus hijos y
como las aves, empollar en nidos.
Publicado en Nayarit Opina, noviembre 13 de 2018
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