jueves, 2 de octubre de 2025

El rastro del caracol de Julieta Fierro

Reina el silencio: fúlgidas en tanto

luces de paz, purísimas estrellas,

de la noche feliz lámparas bellas,

bordáis con oro su luctuoso manto.

 

Gertrudis Gómez de Avellaneda

 

La doctora Julieta Fierro, mexicana, astrónoma; su nombre completo era Julieta Norma Fierro Gossman nació en 1948 y murió el 19 de septiembre de 2025. Fue una física apasionada de la divulgación científica. Estudió las estrellas y fue, ella misma, una estrella para quienes la conocimos. Mirar el cielo le permitió encontrar las claves de la vida, como una manera de ver más allá de la vida diaria y alegrarse con las luces emitidas desde lugares lejanos.

 

Divulgadora de la ciencia, lo mismo atendía a estudiantes, funcionarias, colegas científicas de cualquier lugar. Su pasión consistía en que la ciencia tiene respuestas para lo que aparentemente no vemos, para los misterios de la naturaleza, de la vida, del cosmos.

 

Ninguna tormenta la convenció de lo contrario, ningún contratiempo por más violento que hubiese sido en su vida, le quitó la alegría para transitar por esta vida. Nada fue capaz de aminorar su alegría por vivir, por enseñar. Quienes nos acercamos a ella, en algún momento, tuvimos no solo palabras de aliento para ser científicas, sino que contestaba con ejemplos de la propia ciencia.

 

 Su discurso de entrada a la Academia Mexicana de la Lengua se tituló Imaginemos un caracol. Julieta Fierro afirmaba que la concha del caracol contiene la historia completa del universo porque la tierra es un mundo de roca. “Los elementos que la forman como el cilicio o el aluminio eran inexistentes hace 13 mil millones de años cuando nació la galaxia. Explicaba que, por eso, las estrellas con masa decenas de veces mayores que el sol, estallaron para que los núcleos se fusionaran y así poder integrarse a los elementos más pesados como el magnesio y el hierro. Esas estrellas que han sido anónimas, tuvieron que reciclar una y otra vez la materia interestelar hasta lograr sintetizar suficientes elementos para generar planetas rocosos. Sin esas estrellas no habría mundos y sin sol no estaríamos nosotras.

 

Las reacciones termonucleares son responsables de la energía que nos baña día con día. El mismo tipo de átomo que genera el brillo de las estrellas es el que facilita que se eleven los globos y que nuestras neuronas puedan comunicar”.

 

Lo anterior es parte del discurso Imaginemos un caracol de entrada a la Academia Mexicana de la Lengua. Ella decía que dentro de la concha de un caracol, así como del ser más admirable, y de cualquiera, se encierra la historia de cosmos. Entender esto en profundizar, es entender cómo se formó el universo porque tendríamos que comprender la presencia de vida en la tierra al menos al remontarnos a 14 mil millones de años.

 

Julieta Fierro fue esa científica que nos permitió asomarnos a una parte del universo con una facilidad y alegría con que ella nos animaba a seguir las conversaciones, a preguntarnos permanentemente sobre las preguntas que nos abrían el camino a conocer lo que no habíamos entendido.

 

Era apasionada de la cienca porque la ciencia nos permite realizar preguntas sobre lo que parece más obvio. Además, la evaluación permanente de los conocimientos científicos es el motor para transformarse. Llegamos a una verdad, hasta que llega otro acercamiento científico a eso que pensábamos que era la verdad.

 

En el discurso de la ciencia, equivocarse es la pauta para seguir adelante.

 

Imaginémonos cómo se originó el cosmos, por qué las estrellas existen como las vemos, por qué existe la materia interestelar. Todo esto ella lo acercaba con una facilidad inaudita porque lo entendía. Cuando alguien entiende las estrellas, también puede entender la vida misma.

 

Julieta Fierro miraba al cosmos, a la bóveda celeste para entender lo que ocurría aquí entre nosotras.

 

Gracias, Doctora Julieta Fierro, por ser contemporánea de nosotras, por haber abierto el camino de las mujeres en la ciencia; por estar en nuestra contemporaneidad mostrándonos que sí se puede ser mujer, ser libre, ser humana, ser científica; por ser de las primeras mujeres en el ejercicio de la ciencia con la brillantez de las estrellas.

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 27 de septiembre de 2025.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

 



[1] Socióloga. Investigadora de la Universidad Autónoma de Nayarit lpacheco@uan.edu.mx

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