La palabra tejuino tiene mucho de espíritu, además, cuando la pronunciamos acude el tropel de sabores con que lo conocimos en la infancia. Muy pocos recordaremos cuándo fue la primera vez que saboreamos este jugo amargo y dulce y agrio y seco del maíz.
Si subimos las montañas, donde vive el pueblo wikarika, tal vez encontremos a las mujeres en la ceremonia de hacer germinar el maíz, ponerlo a serenar sus tres noches para, después, hacer el cocimiento del cual surgirá esta bebida fermentada con que se comunica el pueblo wixarika con los dioses. Si tienes suerte, pasarán las tejuineras por donde estás para darte un jarro de tejuino caliente con que tu cuerpo sentirá el estremecimiento de estar vivo, de apegarte a los sabores de la tierra. Si tienes esta suerte, no olvides ofrecer las primeras gotas a los padres y madres de los diferentes rumbos cardinales del mundo.
El nombre original era tesgüino, un nombre náhuatl procedente de tecuin que significa “latir el corazón”. Cuando tomas el tejuino amargo de la montaña se te emponzoña el cuerpo como si las semillas sembradas lado a lado florecen al borde de tu piel. Sientes la tierra germinando, el azar del vuelo de los insectos que sortean las milpas. El tejuino te posesiona hasta que no puedes prescindir del verano que te regala, del leve dios que te adormece.
En la ciudad tomamos tejuino dulce. Lo sirven con helado de limón o mucho hielo y un poco de bicarbonato. Una vez, cuando había escasez de limones me dieron un tejuino con naranja agria. Nadie lo patentó como tejuino gourmet ya que era sólo por la carencia de limones.
Cada quien sabe cuál es el tejuino que le gusta: el de la calle León, el de Jala, el de la esquina de la escuela o el que pasa todos los días por la calle anunciando El tejuino no cura nada, pero es muy refrescante, lo cual es muy cierto, pero viéndolo bien, puede ser que el tejuino sí cure algo: la sed, el desamparo, el calor, la falta de dioses. Si tomas este tejuino no te olvides de dejar el vaso en un depósito de basura.
El tejuino es una bebida fermentada de maíz elaborada por los wixarikas aunque ahora todas las personas de cualquier religión la toman. Incluso, personas que niegan a los dioses wixarikas y luchan contra ellos, consumen el tejuino. Tal vez no se dan cuenta que, al hacer negocio con esta bebida de los dioses antiguos, los vuelven a traer entre nosotros. Porque puede ser que no ofrezcamos las primeras gotas a los dioses que habitan los puntos cardinales, pero puede ser que esos dioses, las madres y los padres del universo, tomen con nosotras la bebida ceremonial con que se refresca el alma.
Podemos hablar de bebedores de tejuino entre quienes habitan Nayarit, Jalisco, Colima, Zacatecas, Sinalos, Chihuahua. Todos aquellos lugares donde los pueblos rarámuris (tarahumaras) y wixaritari (huicholes) habitan. Ahí, el gusto, se moldea con este sabor dulce amargo que nos ayuda a fugarnos del calor de junio.
Por eso, cuando una toma un tejuino llama de alguna manera al espíritu del maíz y al del tiempo, ingredientes necesarios para beber tejuino.
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 29 de junio de 2023.
Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx
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