jueves, 1 de mayo de 2025

La danza de arco de Jomulco, el sueño de los pasos


Hay en la danza 

un rumor a piedra volcándose.

Y hay una tribu que baila,

que canta,

para abrir el silencio.

 

Escuchamos los pasos de la danza de los arcos en el pueblo de Jomulco, en Jala, Nayarit. Aunque ahora es una representación sobre una tarima para celebrar el Día Internacional de la Danza el 29 de abril, creado para conmemorar a Jean-Georges Noverre, el creador del ballet moderno, aquí, en las hendiduras de la Sierra Madre Occidental, la danza tiene sabor a costumbre.

 

Porque la danza, en nuestros pueblos, está asociado a las cosmogonías religiosas. La Danza del Arco inicia el 20 de septiembre, cuando inaugura el novenario de San Jerónimo, patrón del pueblo de Jomulco y terminará el 30 de septiembre, el mero día del santo.

 

María de Jesús Celedón Ocampo es hoy la presidenta de la comitiva de la danza quien tiene nueve años bailando. El gusto le salió porque su hermana María Magdalena era la que portaba la bandera, la Meca, con el tiempo se fue involucrando para suplir a quien faltara porque la danza es por parejas. De esa manera se quedó en la danza.

 

Los integrantes actuales recuerdan a quienes estuvieron antes, como Don Rafael Fránquez Pérez y Federico Partida Pérez, danzante de edad mayor, quien recuerda a quienes contribuyeron de manera significativa.

 

Anteriormente era una danza guerrera, formada por hombres. La característica es que el arco de madera y la flecha son parte de las percusiones, junto con la sonaja y los pasos sobre la tierra. Dice Miguel González Lomelí, cronista de Jala, que es una danza con raíces prehispánicas, característica del México del norte. Los frailes la habrían adaptado para la religión, de una danza de guerreros a una danza religiosa.

 

Sobre su capa roja, las y los danzantes portan la figura del Santo Patrono San Jerónimo, bordado en chaquira. La falda roja de mujeres y hombres, los huaraches, el sombrero de picos adornado con flores, la blusa blanca, conforman el atuendo.

 

El Encumbramiento de la Danza de Arco, legado de nuestro pueblo artesano, organizado por el Consejo Ciudadano del Ecomuseo Jala-Jomulco, presidido por el maestro Fredy Perales, inició con un desfile de danzas por las calles de Jomulco, desde el templo de San Jerónimo hasta el patio del DIF donde se llevó a cabo el evento. Inicia con el estandarte con que inician las fiestas del Santo Patrón y a continuación desfilan las danzas participantes. Vimos el Ballet Xomulxali, danza con tecomates; el Ballet de Maestros Pensionados y Jubilados, con equipales; todo, artesanía del pueblo. Siguió la danza de Santa Rosa de Lima, de Rosa Blanca, Nayarit, formada solo por mujeres, al igual que la Danza del Sol-Jomulco. Siguió la Danza Guadalupana de Coapan. La última danza que cierra el desfile es La Danza de los Arcos.

 

Por la calle resuenan los pazos de danzantes. Dan vueltas los vestidos de pájaros rojos y las vestidas de flores de colores. Danzan en este valle musical formado por el violinista y las percusionistas. Flotan las notas de los arcos al ritmo de los pasos que figuran círculos sobre el empedrado. En la orilla, los vecinos se asoman a su propia memoria de danzantes, recordando a padres, a hermanos, a hijos que danzaron.

 

Hay muchas mujeres danzando y marcando el ritmo. Tal vez sea un signo de la migración de los hombres, ausencias que son suplidas por las mujeres desde que son niñas, como Alicia Coral Castañeda, de once años, de los cuales lleva siete bailando.

 

Porque aquí, en Jomulco, inició la danza del arco. Todos y todas tienen un antepasado que bailó o ellos mismos lo fueron. Juana Estrada Luna, tiene 69 años y bailó desde los 8 años de edad. Ella dice que don Nacho Estrada tocaba el violín y la motivó a bailar. Petra Rosas Villanueva entró a la danza para pagar una manda; después que pagó el encargo, siguió porque le gusta. Quizá son los pasos dispersados sobre el suelo los que recuerdan que estamos aquí sobre la tierra.

 

La Danza del Arco de Jomulco, no solo se baila cuando le toca, esto es, en la fiesta del Santo Patrono del pueblo, si no que es invitada a bailar a otras localidades. Por ejemplo, a Talpa; en estos casos, deben pedir cooperación porque cuesta dinero conservar el atuendo y sufragar los gastos del viaje y estancia. En todos los casos, es la propia comunidad la que sostiene al grupo porque carecen de apoyos oficiales.

 

Al final de las danzas, las autoridades del pueblo, el Presidente Municipal, el Delegado de Jomulco, los maestros que organizan y la Directora del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, terminan la comitiva.

 

Cuando termina el evento, las danzantes recuperan su personalidad habitual, los arcos regresan al lugar donde se guardan. Mientras, se desata la fiesta de sabores en el atole blanco con su piloncillo y los taquitos dorados, regalos de este pueblo que reconoce la ofrenda que significan los alimentos.

 

Se apaga el sol sobre esta ceremonia demasiado pura.

 

Publicado en Meridiano de Nayarit, Tepic, Nayarit, 29 de abril de 2025.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

 

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