domingo, 6 de julio de 2025

Mi primera biblioteca

Tú juegas en las grutas que forma en tus riberas

De ceibas y parotas el bosque colosal:

Y plácido murmuras al pie de las palmeras

Que esbeltas se retratan en tu onda de cristal

 

Ignacio Manuel Altaminaro. El Atoyac

 

En la esquina de mi casa en el cruce de las calles Querétaro y Zapata, en Tepic, Nayarit, detrás de un mostrador de madera, Doña Lucía despachaba dulces a las niñas del barrio. También vendía cuentos, esas historietas infantiles que eran la ventana a otros mundos, donde niñas y niños de diversos lugares, hacían travesuras y exploraban el mundo de la infancia. Ahí estaban “Los Super Sabios”, “La Familia Burrón”, “Chanoc”, “La pequeña Lulú”, “Lorenzo y Pepita” y otros.

 

Sobre una soga, colgaba los cuentos que, por diez centavos, se podían alquilar, si no tenías dinero suficiente para comprarlos y llevártelos a casa. Nos sentábamos a leer nuestros diez centavos de historietas en banquitos de madera. Me aficioné a “Clásicos infantiles” publicados por editorial La Prensa, donde se ilustraban las historias de los cuentos infantiles de diversas partes del mundo.

 

Cuando Doña Lucía vio que dedicaba el gasto que me daban en mi casa, a la lectura, me llamó aparte; me dijo que tenía otras historias, pero que “tenían más letras”. Entonces, me prestaba “Clásicos ilustrados”, también de editorial La Prensa y novelas clásicas que tenía en su casa. Te asomabas al pasillo y ahí veías el patio con la fuente en medio y por todos lados, libreros con sus novelas organizadas; ella sabía donde estaba cada una. Generalmente, yo las tenía que leer en su local, pues no confiaba en que pudieran sobrevivir si las llevaba a la calle.

 

Esas fueron mis primeras lecturas de Ivanhoe, Historia de dos ciudades, Los miserables, Las aventuras de Marco Polo, Ana Karenina, Cuentos de Navidad, Diversos cuentos de Las Mil y una noches, El Conde de Monte Cristo, Frankenstein, Los Viajes de Gulliver, La Guerra de los Mundos, etc. Algunas frases me sorprendían como los relámpagos del temporal de lluvias: primero queda todo obscuro y al relámpago no lo ves, te ciega con la luz. Así, yo quedaban sin entender la historia, pero de pronto, una frase iluminaba. Me maravillaban las historias; las frases que hilvanaban las historias; las letras que formaban las frases: todos los mundos que evocaban; todas las historias que dependían de esas letras organizadas.

 

Después, ya de adulta, recordaría esa primera biblioteca de novelas alquiladas en las que leí, por primera vez, una síntesis de narraciones, que llenaban con deleite el tiempo de la infancia.

 

En la escuela primaria teníamos los Libros de Texto Gratuito de la década de los sesenta y setenta. Eran lecturas que nos acercaban a la cadencia de las letras. Recuerdo en especial, las lecturas del libro de Primer Grado por su ritmo y resonancia; una lo abría y podías oler las letras pegadas, pasar tus dedos por los colores. “Qué buenas son tus manos, mamá. Tus manos trabajan para mí sin descanso. No hay cosa que necesite que tus manos no puedan hacer…” Ahí también, tuvimos el primer encuentro con la poesía de Amado Nervo “Como renuevos cuyos aliños/un viento helado marchita en flor/ así cayeron los héroes niños/bajo las alas del invasor…”. Ahí estaba, también, la poesía de Ignacio Manuel Altamirano “Tú corres blandamente/ bajo la fresca sombra/Que el mangle con sus ramas espesas te formó:/Y duermen tus remansos en la mullida alfombra/que dulce primavera/de flores matizó…”

 

Una tía abuela le había comprado a su hijo una enciclopedia de libros infantiles, así que cuando íbamos a su casa, me bajaban un tomo para leerlo mientras las personas adultas hacían la visita. Ahí leí lo que hoy serían pequeños ensayos para niños, síntesis de cuentos clásicos, acertijos, experimentos científicos básicos, etc.

 

Al terminar la escuela primaria, me fui a vivir con mi tía Consuelo que era maestra de Literatura Universal de secundaria. Entonces mi relación con los libros cambió porque leía libros en orden y en ediciones empastadas y cuidadas. Ahí leí Las cuitas del joven Werther de Goethe, siendo adolescente, pero esa es otra historia.

 

Esos cuentos infantiles son la entrada al gusto por la lectura. Las ilustraciones buscaban fijar los personajes, aunque estos se escaparan sin lograr establecer un solo Frankenstein, un solo Quijote de la Mancha o una sola Caperucita Roja.

 

Después del doctorado regresé a Tepic. Doña Lucía había muerto, sin que alguien me pudiera dar noticia de sus familiares. La tienda de cuentos de la esquina se había transformado en una cremería y ya nadie podía asomarse al patio con la fuente, a las flores de los pasillos; a los libreros. La casa fue fraccionada en locales comerciales.

 

Muchos años después, tuve que escoger un nombre para una de mis hijas. Decidí que su nombre sería Lucía, en recuerdo de la primera bibliotecaria que conocí: una señora de barrio cuyo amor a las narraciones todavía recuerdo en el gusto con que me hablaba de esa pasajera que viajaba en tren para encontrarse con alguien que amaba tras guardar la memoria de una noche. Con esas palabras abría mi interés de niña de ocho, de diez años.

 

Ciertamente, ahí, aprendí a leer y a imaginar. Ahí supe que las letras se pueden unir para contar historias tuyas y mías, de pueblos enteros, de las mujeres que ya no están, de paisajes remotos, de ríos que se desbordan, aunque se hayan escrito en Rusia, en Comitán, en Londres, en Chile, en Guadalajara, y nunca se detienen.

 

Gracias, doña Lucía, por regalarme mi primera biblioteca.

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 5 de julio 2025.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

lunes, 30 de junio de 2025

Recuerdos de piedra

Olvidé mi memoria,

dejé jirones rotos,

esparcidos en el último sitio

donde una breve estancia

 se creyera dichosa:

allí donde comíamos

en torno de una mesa

el pan de la alegría y los frutos del gozo.

 

Rosario Castellanos. Destino (fragmento)

 

Frente a la casa de mi infancia, en la calle Zapata 196 poniente de Tepic, Nayarit, estaba el cuartel militar del Ejército mexicano; más bien, lo que veíamos, era la parte posterior del cuartel, cuya entrada principal estaba por la calle Morelos. Mi padre nos enseñó a identificar los toques de trompeta: el clarín del despertar; la llamada a rancho (o sea, a comer); el toque de formación, el toque de despedida y la llamada a silencio, entre otros.

 

En esa época casi no había relojes en las casas ni se había masificado el reloj de pulsera, por lo que tanto los toques militares como las campanadas de las iglesias, marcaban el tiempo.

 

Los soldados salían del cuartel y las niñas de entonces veíamos su desfilar solemne. Frente al cuartel estaba un local que había sido el Cine Lírico en los recuerdos de mi madre. En la década de los sesenta en la parte de arriba, funcionaba una radiodifusora, creo que era la XEOO, cuyo locutor, con su voz educada, nos saludaba al pasar.

 

Por la misma calle Zapata pasando la calle Durango vivía don Roberto López, que entonces vendía la Salsa Huichol en envases de cristal y tapa de corcholata.

 

A la vuelta, por la calle Durango, estaba la librería del maestro Vázquez Roda y enfrente, la casa del historiador don Everardo Peña Navarro.  Un poco antes de la librería se ubicaba el consultorio dental del Dr. Uribe, que, además, formaba parte de los aficionados a los toros en aquella época.

 

Íbamos al mercado grande, hoy llamado Mercado Juan Escutia. Entrábamos por un zaguán oscuro donde mujeres enrebozadas vendían una golosina llamada monteduro, una combinación de semillas, cacahuates y garbanzo, pegadas con miel. Los pollos se exhibían vivos para que las mujeres los escogieran de acuerdo a su parecer. Los jabones los vendían envueltos en papel periódico, pero el azúcar y el frijol, se envolvían en papel de estraza. Se compraba un peso de manteca en recipientes que teníamos que llevar para que los rellenaran. Barro, aluminio o peltre; de eso eran los recipientes, todavía muy lejos de la era del plástico.

 

El mercado era un edificio con paredes gruesas y daba la impresión de tener dos pisos. Era un júbilo caminar por esos pasillos de frutas coloreadas, puestos de quesos frescos, olor a chicharrones, a rellena cocinada, a flores recién cortadas. Visitábamos los típicos lugares donde se confeccionaban tortas y chocomiles y también los puestos de juguetes mexicanos.

 

A veces vendían conejos listos para el sartén y también huevos de caguama que se debían comer ahí mismo con un poco de sal.

Lo mejor de esa época eran las paletas de El Perico, una paletería por la calle Durango, casi para salir a la calle Lerdo. El sabor inigualable de las paletas de frutas y de leche nos volvió privilegiadas los instantes en que saboreamos esas delicias.  

 

Si seguimos por la calle Hidalgo, en la esquina con Durango se encontraba la agencia de autos Ford, si no me equivoco. Al pasar veíamos los coches nuevos en una ciudad donde el transporte privilegiado era el Llanitos-Mololoa. Todavía no se fundaba la universidad, por lo que la ruta más larga era Mololoa-Llanitos y al revés.

 

Por la calle León, pasando la calle Morelos, funcionaban las oficinas de Tabaco en Rama, cuyas secretarias nos regalaban papel carbón cuando estaba demasiado gastado. Parecía magia dibujar sobre los cuadernos las imágenes de la Pequeña Lulú, los Súper Sabios o Chanoc, gracias a ese papel obscuro quebradizo. En la esquina se encontraba un lugar donde fabricaban velas, así que nos entreteníamos viendo cómo los pabilos iban engordando en cada uno de los baños de parafina.

 

Si cruzamos la calle llegamos al parque de la Madre; el monumento era una fuente de agua, la cual a su alrededor tenía sembradas amapolas. Mostraba a una mujer de faldas largas y rebozo con varios niños frente a ella. Las alumnas de entonces, guardábamos los pétalos de las flores. Su belleza perduraba entre las hojas de los libros devolviéndonos la calma de la tierra en que habían crecido.

 

El altar del templo del Sagrado Corazón estaba vuelto a la pared. Las misas se decían en latín dando la espalda a los fieles quienes ocupaban sus mentes en imaginar cualquier cosa mientras el padre hablaba con la corte celestial. Nosotras y mi madre nos sentábamos en las bancas de la derecha, mientras mis hermanos y mi padre, lo hacían en las bancas de la izquierda. ¡No se permitía que mujeres y hombres se sentaran juntos! Usábamos pañoletas para taparnos la cabeza al entrar al templo; en tanto los hombres tenían que quitarse los sombreros en rituales diferenciados para mujeres y hombres. Las mujeres cubiertas mientras los hombres tenían que estar descubiertos de la cabeza.

 

Más allá estaba la Alameda. Aunque el nombre de la de hoy sea Alameda, no era la misma. La de mis recuerdos se abría en la mañana y se cerraba por la noche, lo que indica que tenía puerta tanto en el lado de la calle Allende como de la carretera, que así le decíamos a la que hoy se conoce como avenida Insurgentes. El lado correspondiente a la calle Oaxaca lucía una reja forjada de hierro que se consideraba emblema de la ciudad. Se llegaba al centro de la Alameda a través de corredores donde, de tanto en tanto, había fuentes con cisnes de cemento. En cada uno de los cuatro costados, las esculturas que simbolizaban las estaciones del año se levantaban entre la vegetación que ensombrecía el lugar por lo tupido de los álamos. Al centro de la alameda estaba el kiosko, donde los domingos, escuchábamos conciertos de orquestas sinfónicas.

 

Si salimos por la calle Allende se encontraban los estadios de futbol y de béisbol; uno al lado del otro. Los estadios simbolizaban una frontera cultural porque a partir del estadio de béisbol iniciaba el norte con sus bandas, tamboras y tortillas de harina. El estadio de futbol, por su parte, simbolizaba el occidente donde predominaba el mariachi y el pozole.

 

 El primero de enero de 1964, las niñas de la escuela Amado Nervo hicimos una tabla gimnástica en el estadio Nicolás Álvarez Ortega como parte de las celebraciones de la toma de posesión del gobernador Julián Gascón Mercado.

 

¿Por qué narro estos recuerdos, que seguramente tienen inexactitudes? Porque la sola reconstrucción del estadio no devuelve el pasado. El estadio correspondió a una época que no regresará. ¿Cómo hacer volver la rueda del tiempo? ¿Cómo hacer liviano lo pesado?

 

¿Volverá también la zona militar al centro; ¿la reja, a la Alameda?

 

El estadio Nicolás Álvarez Ortega no regresará porque fue demolido. Regresa en la añoranza de quienes lo conocimos, pero nada más. Las técnicas de construcción son diferentes hoy que las de la década de los cuarenta cuando se edificó. La ciudad no es la misma ni nosotras lo somos. Quizá fue el emblema del deporte en su momento, hoy no lo es.

 

Debemos dar vuelta a la pagina para imaginar el símbolo de la ciudad de hoy y no empecinarnos en algo que ya pasó. Pensar hoy el símbolo de la paz y de la armonía que confluya con todo a través de las expresiones del espíritu de nuestro tiempo.

 

Abramos los espacios a la danza, al canto, a la palabra, al teatro, a los pinceles, a la música. Abramos las puertas al arte de hoy porque

 

No hay nada en el mundo

tan frágil como la añoranza

tan volátil,

tan traidora.

 

La añoranza es el aroma del tiempo

que se fue,

permanece inalterada un instante

porque al siguiente, se aligera.

 

Todo lo que pasó no tendrá poder de turbación

si lo dejas ir.

Si te empecinas en ese pasado,

Te volverás de piedra como la piedra que añoras,

pero no serás piedra fundante, serás escombro.

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 28 de junio 2025.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

 

domingo, 22 de junio de 2025

Te llamaré Padre. Las escritoras y la paternidad

Soñé que destazaba

el cadáver de mi padre,

 el cual esperaba,

 frío y azul, en su camilla de hospital.

 

Esther M. García

 

Uno de los poemas más conocidos de una escritora hacia su padre es el de Gabriela Mistral, titulado Padre: has de oír, publicado en 1922. Inicia: Padre: has de oír este decir que se me abre en los labios como flor. Te llamaré Padre, porque la palabra me sabe a más amor.

 

Algunas escritoras han realizado poemas a Dios, en tanto padre. Este es el caso del poema Ante tus ojos benditos de Sor Juana Inés de la Cruz Ante tus ojos benditos/Las culpas manifestamos, /Y las heridas mostramos, /Que hicieron nuestros delitos…

 

En México, tenemos novelas escritas por mujeres a partir del padre ausente, como Agua para Chocolate de Laura Esquivel. También la novela Temporada de huracanes de Fernanda Melchor donde el abandono del padre traza el hilo conductor.

 

Esther M. García, escritora nacida en Coahuila en el libro La destrucción del padre transmite angustia y desasosiego a partir de una sintaxis aparentemente cotidiana Yo lloraba, moqueaba, gimoteaba. No era yo, era una niña. La niña de cinco años que amó a su padre. La niña de cinco años a la que su padre abandonó en una plaza con la esperanza firme de nunca volver a verla (Libro disponible en Mapa de escritoras mexicanas).

 

Coral Bracho, dedica el poemario Ese espacio, ese jardín (2003) al recuerdo de su padre, al cariño que le dedicó durante los años de su infancia. Uno de los poemas dice: Ese meollo asible de hacinada ternura/ese delgado/envés. Los muertos vuelven también allí. /De allí nos miran; nos reflejan. Nos orillan a ver. / Unen la luz del tiempo, las estancias abiertas, incesantes, /del tiempo, su entramado acaecer, sus desbordadas resonancias en el cenit/ de una alcanzada desnudez: ese gozo que vuelve, /nítido.

 

Alma Delia Murillo, en La cabeza de mi padre emprende una búsqueda sobre el padre ausente. Si bien, Pedro Páramo de Juan Rulfo es la búsqueda del padre poderoso y cruel contada por su hijo Juan Preciado, la novela de Alma Murillo es la búsqueda de un padre impreciso, del cual la autora tiene pocas noticias. La búsqueda ocurre en el México contemporáneo, cuando la autora y también protagonista de la novela, decide iniciar la búsqueda de su padre ausente a partir de “dijeron que trabaja allá”, “tiene tal horario”. El padre se evapora cada vez que va a encontrarse con él, hasta que, por fin, logra tener un encuentro con él.

 

Aquí quisiera reflexionar sobre los padres que no reconocen a sus hijos, o si los reconocen, los expulsan de su vida. ¿por qué unos padres seleccionan a unos hijos o hijas para que sean sus hijos, para estar en vidas y a otros, simplemente los ignoran, los olvidan? ¿Qué nombre tenemos que inventar para esto?

 

Quiero terminar este breve homenaje a las escritoras mexicanas que han escrito sobre su padre, en el entendido de que se trata de un recuento incompleto, con un poema de mi autoría.

 

Mi padre era un hombre triste.

 

También era el camino

hacia el mar

los domingos de verano.

 

Nos llevaba a recordar

los mares

que nunca recorrió,

las estrellas

que le guiñaron

 en sus exploraciones.

 

Mi padre

volvía a nacer en cada hija

y en las hijas de las hijas

como solo podía nacer

de nuevo

este hombre que era mi padre.

 

Se hizo viejo de estar triste

hasta que el tiempo lo encontró

sin cicatrices.

 

El día que murió

empezó

a ser un barco

a la medida

de su muerte.

 

En las manos

le dejamos

una cuerda

para que

en el vaivén

mantuviera el equilibrio.

 

A veces oigo

su suspiro

por donde le entraba

la tristeza.

 

A veces,

su voz, leve cómo él,

cae todavía

al corazón.

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 21 de junio 2025.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx



[1] Socióloga de la Universidad Autónoma de Nayarit lpacheco@uan.edu.mx

domingo, 15 de junio de 2025

¿Por qué el poder desprecia las artes?

Cuando yo nací había luna llena;

Eso explica el impulso hacia la muerte.

Era redonda como los ciclos

 que terminan y empiezan

en el ciclo incierto

 de los números, del infinito

 

Cinthya Morado. Poeta

 

La mexicana Graciela Iturbide fue merecedora del Premio Princesa de Asturias de las Artes 2025 por su “mundo hipnótico” plasmado en las fotografías a blanco y negro. El Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México fue, también merecedor del Premio Princesa Asturias de la Concordia de 2025, donde lo que se premia es el arte del mundo indígena antiguo y presente.

 

El arte es lo único que sobrevive cuando las sociedades desaparecen. Ahí están las estelas mayas, la Piedra del Sol, la Coyolxauhqui ¿A qué vamos a los Museos? A apreciar las formas estéticas con que los diversos pueblos se han figurado el mundo. ¿Por qué visitamos grandes monumentos o vamos a conciertos? Para dar cuenta del arte de otras civilizaciones. Desde la muralla china hasta la escultura la Pequeña Bailarina, de Edgar Degas que representa a una estudiante de danza y que se exhibe en el Museo de Nueva York; desde la Tocata y Fuga en Re Menor de Bach hasta las estatuillas de las tumbas de tiro del Occidente de México; desde el busto de Nefertiti en el Museo Egipcio de Berlín hasta las redondillas de Sor Juana; lo único que sobrevive de las edades es el arte.

 

El gobierno de Nayarit, no lo sabe o si lo sabe, prefiere ignorarlo. Nayarit fue la última Entidad Federativa que tuvo fondos federales para proyectos de arte locales, debido a la falta de estructuras viables que les dieran seguimiento a dichos fondos en esquemas de transparencia. Se tuvo que crear el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes a partir de gestiones ciudadanas para que los fondos federales empezaran a fluir en la década de los noventa.

 

¿A qué viene esta historia? A que el gobernador actual ordenó la destrucción de la Ciudad de las Artes que incluye la Escuela Estatal de Música, un Foro al Aire Libre, La Escuela de Bellas Artes, un Skatepark y un espacio de conservación de la naturaleza local.  En su lugar pretende edificar un estadio de futbol.

 

El argumento principal para la destrucción es el descuido, un descuido provocado por el propio abandono del gobierno estatal hacia la infraestructura cultural y artística. No es austeridad, es abandono.

 

¿Cuál es la superioridad del futbol que hace que en Nayarit existan dos estadios, uno monumental, otro olímpico y ningún equipo de futbol de primera división ni de segunda? Pero no bastan dos estadios, se pretende construir un tercero en los terrenos que habían sido dedicados a la cultura.

 

El Coras Futbol Club, antes Coras del Deportivo Tepic, es una franquicia particular que ni siquiera tiene su sede en Tepic, sino en Piedras Negras, Coahuila; equipo que, por cierto, pausó su actividad desde la temporada 2024-2025. O sea, no tenemos equipo de Fut Bol local, ni bueno, ni mediano, ni malo.

 

Se pretende hacer un nuevo estadio para el fracaso. Este fracaso anunciado tiene un presupuesto de 420 millones de pesos y su construcción seguramente ha sido dada a las empresas de algún miembro de la clase política local, en lo que se conoce como los negocios desde el poder; práctica que dio lugar al compadrazgo en la política mexicana del siglo XX y hoy a los socios que hacen negocios a costa del erario.

 

Es cierto que el espacio fue destinado a Ciudad de las Artes por el Gobernador Ney González Sánchez; es cierto también que el contrincante de Ney González a la gubernatura fue el ahora gobernador; es cierto que en esa época se habló de un fraude electoral. ¿Estamos, por ello, ante una venganza política donde se quiere borrar lo que hizo ese gobernador y superponer otro nombre? No lo sé, espero que no. Sólo sé que los nombres de Ney González y Miguel Ángel Navarro Quintero están unidos en una cicatriz que no cierra todavía, cicatriz que atraviesa la política actual.

 

En lugar de pensar que los Pumas o el Cruz Azul podrían encontrar talento en Nayarit, podemos pensar que Elisa Carrillo, Primera Ballerina en el Sttaatsballet de Berlín, pudiera comprometerse con la danza nayarita para formar nuevas generaciones de bailarines. Sus padres y abuelos son de Santa María del Oro, Nayarit, lo que le otorga una conexión especial con la entidad.

 

Entre tanto, la juventud nayarita protesta por el despojo. Ahí están las bailarinas, danzando entre los escombros como si fuese un lugar bombardeado; ahí están los músicos esperando la lluvia con los violines, los chelos y las guitarras; ahí están las poetas celebrando la gloria de las palabras. Las colectivas de la cultura, las activistas están ahí en la protesta contra la destrucción.

 

Las estudiantes de arte, los estudiantes de música, los patinadores de skate, las cuidadoras de la naturaleza tienen la suficiente superioridad moral sobre quienes destruyen. Ellas y ellos con su arte edifican, siembran; se oponen a los destructores, liberan el alma porque el arte nos rescata de un pozo que se cree infinito. Un pozo donde la única voz que habla es la del poder en su vocación de destrucción.

 

¿Por qué el poder desprecia las artes? porque el arte despierta conciencias, dice lo políticamente incorrecto, desafía autoritarismo y nos hace soñar con futuros diferentes. Cada vez que un joven toca un violín, cada vez que una bailarina se para de puntas, sabemos que el sol va a brillar otra vez

 

Cuando estos pájaros dejen de silbar, cuando estas alondras dejen de bailar las hipnóticas melodías, preocupémonos, porque era la única oportunidad de saber que viene la luz.

 

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 14 de junio de 2025.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] Socióloga de la Universidad Autónoma de Nayarit lpacheco@uan.edu.mx

viernes, 30 de mayo de 2025

Ciudadanía política exprimida

Yo, pa´ comer frijoles tengo que cantar. 

Si suben los frijoles, suben las canciones

 

Película Los olvidados. 1950

 

 

La construcción de ciudadanía implica ser titular de derechos y obligaciones frente al Estado. Por ello podemos discutir que la pobreza patrimonial empobrece también a las personas para la vida social y para la participación ciudadana. O más bien dicho, a partir de esa pobreza se relacionan con el Estado.

 

Se supone que el ciudadano es una persona capaz de exigir sus derechos frente al Estado, de hacerlos valer. Ese ciudadano atiende las leyes establecidas y es capaz de interponer recursos legales con la finalidad de que le sea otorgada justicia. Bien, en el caso de la población empobrecida ninguna de esas características les atañe.

 

La pobreza, por el contrario, establece un estado de indefensión que se prolonga hacia la esfera de los derechos individuales, sociales y colectivos. Parte de la carencia de los derechos individuales porque los individuos no tienen poder real para demandar el cumplimiento de las mínimas garantías que les permita sobrevivir. Carecen de derechos sociales porque al estar fuera de los circuitos económicos a través de un empleo remunerado y contractual, es ignorado por el derecho social.

 

Quienes viven en la pobreza no construyen un horizonte político donde la democracia sea una meta.

 

¿Qué significa la pobreza para la democracia? El sistema político en México tiene como trasfondo la pobreza de cerca de la mitad de la población. El Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2024 del CONEVAL, establece que más de 46 millones de mexicanos viven en situación de pobreza. Aproximadamente el 29.3% (37.7 millones) están en pobreza moderada y el 7.1% (9.1 millones) en pobreza extrema

 

La ciudadanía política es un principio universal, pero en la práctica, se le exprime hasta dar por resultado votantes. Emitir el voto es la única acción que importa de quienes viven en pobreza o tienen algún estado de indefensión o de dependencia del gobierno. Por lo que, así como en las licuadoras, en las procesadoras, en los exprimidores se extrae el jugo de los alimentos; se les tritura hasta obtener la esencia, así también las democracias de pobres, vulnerables y dependientes, obtienen de ellos la esencia: el voto.

 

Los 46 millones de mexicanos tenían un ingreso mensual máximo de $1,652 pesos, monto menor al necesario para cubrir las necesidades básicas de alimentación, vestido, calzado, vivienda, salud, transporte público y educación. Aún más, del total de habitantes del país en pobreza patrimonial, 21.7 millones se situaban en el de pobreza de capacidades, ya que carecían de ingresos mínimos necesarios para cubrir el patrón de consumo básico de alimentación, salud y educación. Estos últimos son los pobres pobres, los que se encuentran en pobreza extrema, los excluidos de la revolución, los olvidados de Dios, los que sobran, la población excedente o como quiera que se les llame.

 

Es claro que quien no resuelve sus problemas elementales de sobrevivencia, tendrá como meta principal en su vida diaria, conseguir la forma de comer, al menos y de tener un lugar donde vivir; aunque ese lugar sea una casa de cartón y de plástico en un cerro a punto de derribarse. De ahí que las preocupaciones de la democracia pasan a una segunda prioridad o de plano no será planteada en su vida.

 

El primer objetivo de las personas sea buscar satisfacer las necesidades básicas (comida y techo) sin que tengan posibilidad de crear un ámbito de autonomía desde el cual plantearse la vida y plantarse en la vida. Los economistas dicen que la pobreza es un freno al desarrollo porque no es posible establecer capacidades competitivas en la población. Como consecuencia de este razonamiento la política económica se debe proponer eliminar la pobreza, la vulnerabilidad, la dependencia, de ahí que se haya apostado al crecimiento económico como una forma de hacer frente a estas carencias.

 

La política económica seguida por los gobiernos mexicanos ha planteado que el crecimiento económico traerá bonanza para todos. Sin embargo, crece la riqueza, pero también crece la desigualdad y crece la pobreza. Es cierto, en México se crea riqueza, pero esta es concentrada en pocas personas: hay un puñado de ricos y una masa empobrecida. Según el estudio de Oxfam México, el 1% más rico concentra alrededor del 43% de la riqueza nacional (oxfammexico.org).

 

Primero los pobres ¿es una política económica? Es un eslogan de política y puede ser el eje de la política de asistencia social.

 

Por ello, las tesis del crecimiento económico deben ser revisadas porque México ha tenido crecimiento económico y al mismo tiempo, ha tenido crecimiento de la pobreza. Paradoja que aún los economistas son incapaces de valorar: siguen pensando que la apuesta por el crecimiento económico les permitirá resolver todo lo demás.

 

Se parte del principio de que, si les va bien a los ricos, les va bien a todos; en los hechos, no es así. Se deberían establecer límites a la riqueza para evitar la concentración y aumentar la distribución.

 

Como ya sabemos, la democracia representativa en México permitió hacer negocios a los miembros de la clase política, a empresarios diversos, a empresas trasnacionales y otros actores, quienes se beneficiaban de esa democracia. De lo que se trata, es de construir otra democracia capaz de redistribuir la riqueza que se genera en el país y levantar un movimiento masivo de reivindicación de derechos. No de crear otra clase política que, de nuevo, haga negocios a costa de la mayoría.

 

La pobreza como freno a la democracia

 

La pobreza, la vulnerabilidad y la dependencia es un freno a la democracia porque se relaciona con la capacidad que tienen las personas para actuar en provecho de sí mismos y de la comunidad en aras de un proyecto común. La pobreza dispersa los esfuerzos al establecer condiciones de vida salvaje donde cada quien tiene que salvarse a sí mismo. En estas condiciones no es posible que la pobreza sustente democracias de calidad.

 

La nula capacidad de los pobres de construir ámbitos de autonomía se relaciona con las oportunidades escolares, dentro de la educación formal, ya que el acceso a ésta les permitiría construir narrativas individuales y de grupo en las cuales se establecieran metas de acuerdo con su forma de vida. Crearían confianza en sí mismos, lo que les permitiría buscar espacios en la vida social con la finalidad de participar en metas colectivas y también, les permitiría establecer horizontes a mediano plazo.

 

La autonomía también les permitiría adquirir confianza en sí mismos, empoderarse de sus capacidades y, por lo tanto, ser responsables de las decisiones que toman y de sus consecuencias.

 

Por el contrario, la pobreza crea votantes, masas clientelares que otorgan el voto hacia aquellas instituciones que les proporcionen una salida inmediata a problemas básicos. De ahí, entonces, que el clientelismo en México tenga su raíz en las necesidades básicas de la población, por lo que es consustancial al sistema político en que vivimos.

 

Democracia de pobres, pobre democracia

 

Los movimientos populistas son exitosos si tienen capacidad de integrar a sectores amplios de la población en los beneficios de la economía y en hacer efectivos los derechos individuales y sociales, como ocurrió con el cardenismo en México. Actualmente, la construcción de la democracia en nuestro país está más cerca de la ficción que de datos reales. La esperanza es un ingrediente que ayuda a pensar que poco a poco se va a lograr; que necesitamos votar otra vez para que ahora sí, se afiance una nueva clase política que haga realidad la obtención de beneficios.

 

En este proceso no se consolida la ciudadanía política de los pobres, por el contrario, se exprime esa ciudadanía hasta quedar convertidos en votantes, como se dijo anteriormente

 

La democracia fundada en los pobres no tiene más remedio que ser una pobre democracia. Se tendría que hacer una reflexión crítica a fin de cambiar la base social de la pobreza para aspirar a construir una democracia a partir de ciudadanías políticas, seres humanos capaces de plantear las posibilidades de su propia marcha por la vida. Estos ciudadanos plantearían sus propuestas no sólo ante el Estado, sino ante los dueños de la riqueza, ante los medios de comunicación: los nuevos leviatanes contemporáneos. Mientras tanto, asistimos a un ritual más de nuestra democracia donde se vota como único momento que tenemos para participar en la vida pública.

 

Tendremos que pasar a una democracia participativa que no se agote en emitir un voto.

 

Publicado en Meridiano de Nayarit, Tepic, Nayarit, 31 de mayo de 2025.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

miércoles, 28 de mayo de 2025

La conciencia animalista de Amado Nervo en el texto “Pájaros fritos”

Cuando mi perro me mira con cariño,

leo ya en sus ojos la tristeza de la futura humanidad.

 

Amado Nervo. Apuntes e ideas

 

La sensibilidad poética de Amado Nervo (1870-1919) lo llevó a entender el sufrimiento de los animales de una manera diferente a como cualquiera lo pudo haber realizado. Esa sensibilidad poética le permitió comprender profundidades de la existencia de los animales. AN esbozó un pensamiento moral sobre los animales que hoy se denomina especismo.

 

En el texto Ellos, publicado en París en 1909 (Ediciones Literarias 7 Rue de Lille, 7) se conduele de las terneras que van al matadero:

 

“Todos los días pasan frente a mi ventana dos terneras

Van al matadero, llevadas por sendos rapaces.

Tienen aún ese gracioso aturdimiento de las bestias jóvenes; se repegan la una a la otra, saltan, miran a todas partes con sus grandes y apacibles ojos glaucos y curiosos.

Llegarán a su destino; les ligarán las piernas, y con una gran maza, les darán un certero y terrible golpe en el testuz.

Luego…la nada”.

 

En este texto discute que ese sea el final de las terneras, que su existencia solo sea para terminar en chuletas para los humanos.

 

50 años después de la muerte de AN, en la década de los 70´s del siglo XX se abrió paso la conciencia especista que permite repensar la condición de los animales no humanos. El especismo inició como un debate desde la ética y poco a poco ha tomado mayor fuerza para criticar el uso que se realiza de los animales a partir del pensamiento de superioridad que se autoasignó el hombre para dominar el resto de las especies.

 

El poeta Amado Nervo, despliega su oposición al uso desalmado que se realiza sobre los animales en el texto “Pájaros fritos”, incluido en Mis filosofías, publicado en 1912 en París por la Librería Paul Ollendorff. Dice:

 

“En cuanto llega el invierno, el transeúnte advierte en muchos escaparates de pastelerías, tocinerías, tabernas y tiendas de comestibles de Madrid, rimeros enormes de pájaros fritos.

 

Son éstos, el manjar más suculento de la gente modesta, de la clase media y aún, de la pobre pues el precio varía desde dos sueldos, hasta cuatro y cinco la pieza, según el lujo del escaparate, y, sobre todo, según la antigüedad de los pájaros.

 

Gracias a la temperatura, los míseros animalitos, ya de suyo se conservan frescos por tres y cuatro días.

 

Una vez fritos, su duración es ilimitada”.

 

Amado Nervo reconoce poseer una sensibilidad incómoda, fuera de lo que se espera de las personas de su tiempo:

 

“Este servidor de ustedes posee una sensibilidad de tal suerte desviada y ridícula que sería incapaz de golpear a un perro, a un caballo… ni siquiera a un mulo… ni siquiera a un sapo.

 

La bestia es para él algo sagrado, por inocente, por indefensa y porque mientras el hombre se aparta de su fin y desvanece cada día más en su espíritu la oculta huella, el signo enigmático de su parentesco con los dioses, la bestia conserva el admirable secreto de su origen. Es como fue al principio, a pesar de que también evoluciona y «sabe y se acuerda» del génesis arcano que nosotros hemos olvidado”

 

El especismo sostiene que partir de la conceptualización de la inferioridad de los animales, se ha conducido a la matanza a seres indefensos para saciar la gula humana; incluso, ha conducido a un holocausto animal moralmente normalizado.

 

Amado cuestiona, precisamente, este estatus de inferioridad que se asigna a lo animal, eje del pensamiento de la civilización:

 

“Inferior a nosotros?

¡Y por qué? ¿Porque no habla? ¡Pero si esto es una superioridad!

¿Porque no escribe? ¡Pero si esto es otra superioridad! ¿Porque no se viste a la moda ni lleva en el pecho condecoraciones?

Si las bestias y el hombre no siempre se entienden, culpa es del hombre y no de la bestia. Ellas piensan, pero piensan de otro modo, porque viven en otro plano.

 

Critica a los científicos que los han catalogados de inferiores.

 

“Creo que fue Augusto Comte quien llamó a los animales «nuestros hermanos inferiores». Este sabio era demasiado orgulloso. San Francisco de Asís los había llamado mucho antes «hermanos a secas».

 

El especismo sostiene que a partir de la inferiorización que se realiza de los animales, se justifica y normaliza su utilización como objetos de consumo para beneficio humano en la alimentación, las corridas de toros o peleas de gallos; el trabajo, los circos, la experimentación científica, la recreación turística o como ayuda para liberar el estrés. Nervo, debate el derecho de comer animales mostrando una escena dantesca:

 

“Los cazadores aristocráticos los abaten sin misericordia durante el invierno y los proveedores de la ciudad, los campesinos, astutos solo para engañarlos, aprisionan en sus redes a centenares de aves hermosas; junto al pardillo cae el tordo, junto al gorrión la lírica alondra. Y una mano, ágil también solo para eso, los despluma con sorprendente diligencia, y los arroja en confusión, torcidos, con los débiles apéndices caricaturizado muñones, con las pobres cabecitas mostrando negras y desconsoladas las cavernas donde antes se movían los avizores ojos luminosos, que sabían desde la rama atalayarlo todo; los arroja, digo, en promiscuidad horrible, a la candente cacerola…”

 

 Quienes conceptualizan el especismo sostienen que se trata de una discriminación más sobre lo no humano a partir del temor que nos ocasiona lo que no conocemos. Los animales, en concreto, los convertimos en objeto de adorno para exorcizar su fuerza o sus capacidades. En este sentido si Nervo critica utilizar los animales para el consumo humano, mucho más lo hace cuando se les utiliza para cosas fútiles, como adorno de los sombreros de las mujeres.

 

“O bien un preparador más ágil todavía, los vuelve, gracias a su triste química, cadáveres de lujo, momias emplumadas que tornasolan después en los infinitos sombreros de mujer”.

 

Además, reseña el artículo La Psicología de la babosa, escrito por el Dr. Manuel Flores (Obras completas de Aguilar, p 426) donde argumenta lo poco que sabemos de la inteligencia de los animales:

 

¿Estado de alma La Psicología de la babosa?, diréis sorprendidos. Sí, señor, estado de alma, el estado de alma…de una babosa. En este magistral artículo del doctor Flores, la babosa, en efecto tiene alma…y una alma complicada y rara.

 

“¡Qué sabemos nosotros, en suma, del misterio de ciertos organismos! La vida no hace inteligentes a los seres más bellos. Hay más espíritu en el sapo que en el pececillo metálico, donaire del agua cristalina y anida más inteligencia en el cerebro de una fea hormiga que en el de un joyante y esplendoroso pavo real”

 

Tenemos que preguntarnos si AN comía carne o se abstuvo de hacerlo en alguna parte de su vida, como una praxis coherente con su pensamiento. Sospecho que Amado Nervo era vegetariano, quizá al final de su vida, pero es una hipótesis porque tendría que leer toda su obra para encontrar claves de tal aseveración. Resalto algunas líneas que pueden apuntar a ello, ya que en el texto “Seamos alegres”, del mismo libro de Mis Filosofías, dice:

 

“…la alegría de la vida, el todo poderoso secreto de la joi de vivre, está en la sobriedad y en el vegetarianismo…Vegetarianismo y agua clara: he aquí las fuentes supremas del equilibrio, de la ecuanimidad, del éxtasis mismo; sí, del éxtasis”.

 

Amado Nervo fue un especista sin saberlo, un defensor de lo animal, gracias a la sensibilidad poética y seguramente a una ética vinculada a la franciscana que hermanaba los animales con lo humano como totalidad de la creación.

 

Publicado en Meridiano de Nayarit, Tepic, Nayarit, 24 de mayo de 2025.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx