¿Cuándo los hombres violentos
se harán cargo de su ira?
Decimos “Ni una más” porque no queremos ni una mujer más asesinada; ni una mujer más violentada; ni una más una mujer escondida por miedo a su pareja, a su hermano, a su padre, a su amigo. En tan solo diez días de marzo fueron asesinadas cuatro mujeres en Nayarit. En tan solo tres meses de este año 2025 llevamos la cifra de nueve mujeres asesinadas.
Tan solo en 2023, alrededor de 51,100 mujeres y niñas fueron asesinadas, en donde el 60% fue realizado por parejas íntimas o integrantes de la familia (datos de ONU Mujeres “Informe Feminicidios 2023”).
Ninguna ley impidió estos asesinatos; ninguna educación elemental o superior impidió que el que dijo quererla, el que está en la cercanía fuera quien ultimara su vida. Hoy en nueve hogares falta una mujer donde hijos e hijas no podrán volver a pronunciar la palabra madre; les fue arrebatado ese cariño, esa posibilidad por la violencia feminicida.
¿Hasta cuándo las instituciones del Estado seguirán siendo ineficaces para atender esta problemática? ¿hasta cuándo llegarán a tiempo ante los llamados de auxilio? ¿dónde deben empezar las acciones para que esta ira de lo masculino que no se controla pueda tener diques para evitar matar a la mujer? ¿hasta cuando se ocuparán de esta ira masculina como un problema social?
Hemos visto que la ira masculina, el coraje, no es un asunto de cada hombre. Es cierto, cada hombre tiene que hacerse cargo de sus emociones, de su propia violencia, de su propia ira, pero en este momento se trata de un problema social, al cual no se puede ser indiferente. Tampoco se puede seguir diciendo que el problema es de las mujeres, de mujeres frágiles, de mujeres temerosas, de mujeres que no tienen redes de apoyo. Todo eso puede ocurrir, pero también ocurre que es la violencia masculina, la ira masculina la que no puede ser controlada por los hombres, quizá porque no se ha educado a los hombres para el control de su propia violencia. Al contrario, se les educa para arrebatar; para hacer su voluntad, para expresar ira como signo de masculinidad.
La ira es una emoción permitida a los hombres; se le asocia a la masculinidad porque se piensa que un hombre debe ser agresivo ya que un hombre pacífico corre el riesgo de acercarse a la pasividad asignada a las mujeres.
Incluso, la ira, es signo de tener carácter; de ser hombre fuerte.
¿Dónde se educa a los hombres para que contengan su ira? ¿cuáles son los principales procesos para que esta ira no se desate en un momento crucial de tal manera que la única solución sea matar a las mujeres?
Los hombres están perdiendo un lugar protagónico en la vida de las mujeres. Están siendo descentrados de la vida familiar, pero también de la vida social y política; de la vida artística y creativa. Los hombres están siendo descolocados de la centralidad de la sociedad, de la política, de la historia, de la literatura.
Cada vez más mujeres pueden construir un proyecto de vida y de futuro sin que un hombre sea el centro.
Porque hoy se educa a las mujeres para su propio proyecto de vida es el momento de crear nuevas relaciones entre mujeres y hombres que no sean las tradicionales de dependencia y subordinación. Hoy que las mujeres tenemos derechos, podemos elegir en qué relaciones nos quedamos y, desde luego, preferimos las relaciones pacíficas.
El sexismo es la mayor forma de discriminación porque termina en asesinatos, de una por una mujer; de manera sistemática o masiva. Los perpetradores son integrantes de la familia, son alguien de la proximidad de las mujeres o son integrantes de bandas criminales. Las series policiacas han normalizado la idea de los cuerpos de mujeres como cuerpos exhibibles, puesto que, en el 80% de las series policiacas, las asesinadas son mujeres. Ocurre una normalización desde las pantallas hasta la vida cotidiana y de nueva cuenta, vuelta a la pantalla.
Los feminicidios son un llamado a la espectacularidad de los hombres para volver a ser el centro: los cuerpos de las mujeres son exhibidos en todo el desprecio que porta el feminicidio.
Nos acostumbramos a la exhibición de los cuerpos de mujeres muertas como entretenimiento. Un pervertido entretenimiento que nos convierte en testigos de la patología de violadores, abusadores, asesinos. El crimen contra mujeres se ha convertido en una atracción puesto que combina el morbo con el peligro. Las series son exitosas por las ilimitadas posibilidades de crímenes.
En la vida real son tragedias, no entretenciones morbosas.
Las mujeres, ahora pueden decir no a una relación sentimental, pero esa negación se convierte en un riesgo de terminar muerta. El no de las mujeres puede provocar la ira masculina desatada en corto o la racionalización de la venganza planeada. En el lugar donde vivo, algunos feminicidios han sido perfectamente planeados ya que el asesino conoce las rutinas de la víctima; la espera en lugares previstos; la acecha cuando se da cuenta del rechazo definitivo. Entonces, está ahí para matarla.
En la antigua Grecia la palabra ira significaba furor o cólera que mata. Se pensaba que el dios de la ira se posesionaba de una persona, por lo que ésta no era responsable de lo que hacía. Su ofuscación era señal de que estaba poseído por el dios y, por lo tanto, no era responsable de lo que hacía bajo el influjo de la ira. Quizá por ello, en los códigos penales mexicanos, hasta hace muy poco se llegó a considerar a los celos como atenuante equiparable a arrebato u obcecación.
No solo es la ira la emoción que empuja a los hombres a matar a las mujeres. También lo es la venganza y el resentimiento.
Las mujeres somos castigadas en cada mujer que es asesinada. Las niñas ven mermando su futuro porque crecen sabiendo que el hogar no es seguro, que el amor no es seguro; que quien dice que las va a proteger, no lo hace.
Hoy hacemos un llamado porque en Nayarit, los feminicidios son una epidemia Necesitamos que las universidades, las escuelas, las iglesias, las organizaciones sociales nos avoquemos a buscar soluciones, múltiples soluciones. Soluciones del lado de los hombres, que aprendan a manejar sus frustraciones y sus derrotas. Que se hagan responsables de sus actos.
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 5 de abril de 2025.
Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx