domingo, 18 de agosto de 2019

50 años de un bien público: la Universidad Autónoma de Nayarit

Hice una campaña consistente en que cada niño
 de cada escuela trajera un ladrillo y lo pusiera en
 la “Ciudad de la Cultura” pues ya teníamos el terreno.
 Los niños hacían cola por la tarde ya que los maestros
 hicieron  que cada niño llevara en sus manos
 un ladrillo y lo depositara ahí.

Julián Gascón Mercado (1985)

Los bienes públicos son aquellos que no se extinguen con su uso, por el contrario la participación de la comunidad en el bien público, logra que se expanda y con ello, que permanezca. La Universidad Autónoma de Nayarit es el mayor bien público que se ha generado en Nayarit en los últimos 50 años.

La Universidad de Nayarit, en 1969, se convirtió en el espacio para integrar a los jóvenes al pacto social a través de proporcionar la educación y la cultura que los insertaría a la ciudadanía y al mercado laboral. La educación universitaria es generadora de identidad individual, generacional, regional y nacional; forma comunidad, construye lazos sociales y se convierte en el disparador de la juventud hacia el futuro.

En los 50 años de vida de la UAN ha cambiado la Universidad pero también ha cambiado la sociedad. Originalmente se pensaba crear profesionales que contribuyeran al desarrollo regional en un esquema donde la sociedad adulta formaba a la juventud. Actualmente vivimos en la sociedad educadora donde el conocimiento es parte de la innovación social y tecnológica, pero la Universidad sigue siendo el centro de esa transformación ya que las universidades no sólo desarrollan capacidades y habilidades, sino que forman seres humanos.

Es cierto que la sociedad cibernética pone al alcance de la juventud información de todo tipo, sin embargo, es en la universidad donde se desarrollan las capacidades para identificar problemas, la ética de diferenciar efectos no deseados, la lectura pertinente del entorno, la comprensión de la otredad, la argumentación para resolver conflictos de manera razonable, la posibilidad de pensar de manera crítica. En síntesis, la universidad construye personas capaces de descubrirse a sí mismas como seres sociales, titulares de derechos, descubrir el mundo, reflexionar sobre él y actuar para transformarlo.

En las aulas universitarias se genera pertenencia generacional, identidades individuales, colectivas e identidades institucionales. Los universitarios nos convertimos en comunidades reflexivas en cualquier lugar donde actuemos. Por ello, es vigente la universidad pública.

En 50 años se registrado en las aulas universitarias casi medio millón de matrículas de bachillerato (220,192 hombres y 239,739 mujeres); aproximadamente, 400 mil en la educación superior (177,520 hombres y 177,498 mujeres)[1] y alrededor de diez mil en estudios de posgrado. La UAN es la principal institución de formación de la juventud en la Entidad.  El paso por la universidad no ha sido en vano ya que quien ha egresado de la UAN actúa en su vida diaria a partir de una frase leída  en un libro, el recuerdo de una maestra que lo alentó a seguir adelante, el barullo de amigos con quienes socializó esa parte de la vida, las amistades que permanecen para el tiempo largo de la madurez y la vejez, las parejas que se formaron en el entorno escolar. Por eso, volvemos a reencontrarnos en conmemoraciones de la ceremonia del egreso, en la muerte de un maestro, en el recuerdo que nos devuelve esa parte de la juventud.

Cada año vemos llegar jóvenes de distintos lugares de la Entidad, desde los pueblos de Amatlán de Cañas hasta jóvenes que provienen de la montaña en la Sierra Madre Occidental, además de quienes vienen de Sinaloa y Jalisco. Aquí están también hijos e hijas de trabajadores de la ciudad, de comerciantes, de empleados y profesionistas. Para todos ellos la universidad significa entrar al pacto social que hemos establecido con la juventud. Aquí tienen acceso, quizá, por primera vez a espacios de arte, a actividades culturales profesionales, a bibliotecas especializadas. Es, para muchos, como lo fue para mí, cuando entré a la Preparatoria de Tepic el 2 de septiembre de 1969, la única posibilidad de arribar a la enseñanza superior y con ello, a otras formas de entender la vida y estar en el mundo.

Cada ladrillo que trajeron niñas y niños se convirtió, desde la primera hora, en vidas vividas, en sueños reales; ha atravesado las historias personales de 50 generaciones y quedado en la memoria colectiva de la sociedad.

Por ello, la Universidad es el mayor bien público que se ha generado en Nayarit en los últimos 50 años. Nos toca ampliar la herencia de los fundadores.

Socióloga de la Universidad Autónoma de Nayarit. lpacheco_1@yahoo.com
Publicado en Nayarit Opina, agosto 27 de 2019.




[1] Datos de 1969 a 2018, UAN-Unidad Institucional de Planeación.