domingo, 29 de enero de 2017

Adiós a la democracia representativa

El mundo es un escenario
 y todos los hombres y mujeres son meros actores
tienen sus salidas y sus entradas”

William Shakespeare. “Como gustéis”

Pues no. La democracia representativa no garantiza seleccionar “a los mejores hombres” para gobernar. Ahí tiene usted a Maduro en Venezuela, a Peña Nieto en nuestro país y a Trump en Estados Unidos.

De acuerdo con los clásicos, la democracia, “el poder del pueblo” permitiría la abolición del derecho divino de sucesión, la perpetuación de una familia en el poder. En cambio, la democracia permitiría seleccionar a las mejores personas para la conducción de las naciones, pero muy rápidamente se vieron las falacias de la democracia representativa.

El mercado, o más bien dicho, la mercadotecnia, se entreveró con la selección de los candidatos. De ahí que las candidaturas tengan más parecido a la venta de una presentación de papas fritas que a seleccionar proyectos de país. Hoy los candidatos y las candidatas tienen que realizarse una “ingeniería” facial si quieren presentar caras amables, sonrisas amigables a un electorado que, acostumbrado a seleccionar envoltorios en el supermercado, también elegirá de acuerdo a la apariencia.

La democracia del capitalismo contemporáneo poco tiene de parecido con la democracia de Atenas. En la ciudad griega ser ciudadano significa ser miembro activo del Estado en una democracia directa. Aquí se tiene un sistema de gobierno en grandes territorios por lo que la ciudadanía no tiene ni remotamente la posibilidad de participar directamente en la elección de sus gobernantes. Apenas puede intervenir en la elección de sus representantes a través de partidos políticos y es justamente aquí donde se encuentra el piso falso de la democracia.   La invención de los partidos políticos convirtió a la democracia en una franquicia de partidos.

Hoy el señor Trump ha sido electo presidente de los Estados Unidos en un proceso de colegios electorales. Entonces ¿a quién representa? Sin duda, una parte del electorado votó por él, pero no significa que sea la mejor persona capaz de dirigir los destinos de los Estados Unidos. Lo que muestra es haber tenido el equipo más hábil para lograr la nominación, dejar atrás a sus contrincantes y vencer sobre la candidata del partido demócrata.

¿Qué muestra también el Sr. Trump? La fragilidad de la normatividad. Si es capaz de anular tratados, desaparecer derechos, anular prerrogativas, eliminar fondos, sancionar naciones, por sí solo, entonces es el sistema normativo cuyas paredes de papel empiezan a desmoronarse.

Sale la marea rosa a la calle, sale la juventud que protesta, lo harán después los migrantes, los refugiados sirios, los desocupados, los artistas, los discapacitados. Tal vez hoy no tengan más solución que la calle, más protesta que las banderas. Tendrá el Sr. Trump que verse en el abismo del desgobierno para que entienda que la democracia que lo llevó a ser presidente, no puede ser un cheque en blanco para que se convierta en el tirano que ya es.

Le va a costar al pueblo de los Estados Unidos y al mundo entero. Porque en la democracia moderna lo más importante no es el voto del pueblo, esa es la manera de llegar, sino que lo que importa es el control del poder por leyes, derechos; lo más importante es la libertad de quien gobierna dentro de los límites que da la ley.. Hoy el Sr. Trump no tiene límites. ¿Cómo hará el mundo para controlarlo? ¿Cómo haremos todos y todas?


Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 26 de enero de 2017.

sábado, 21 de enero de 2017

El muro: soluciones medievales para problemas globales

Macbeth no caerá vencido hasta el día
 en que contra él el bosque de Birnam
suba a Dunsiname”

William Shakespeare. Aparición en Macbeth

¿Cuánto tiempo duró la construcción de la muralla china? Entre el siglo V a.c. y el XVI d.c. se construyeron un poco más de 21 mil kilómetros para impedir la entrada de los bárbaros en la frontera norte de China. El imperio protegía su territorio. Sucesivos emperadores continuaron la obra para detener el paso de mongoles y nómadas, considerados “bárbaros”.

Fue en vano.

Hoy el “Emperator” del mundo pretende levantar una muralla entre el norte y el sur, entre América del norte y América Latina. Después vigilará los mares para que musulmanes, iraníes, africanos no desembarquen. Para que los pies mojados se queden donde les corresponde: en el sur empobrecido, en el oriente saqueado.

Los mexicanos están dentro, no fuera de las fronteras. Y están allá, entre otras razones, porque en 1846-48, Estados Unidos invadió México en una guerra injusta, cruel y despiadada. Negociaron el territorio pero no vieron a los habitantes y sus raíces. Están allá, también porque cuando los Estados Unidos necesitaron mano de obra, los mexicanos fueron contratados para sostener la economía. Pidieron mano de obra, pero llegaron seres humanos.

Hoy, el autoengaño colectivo de los gringos, ese derivado del militarismo imperial, pretende establecer un esplendor para Norteamérica, así en abstracto. Sólo existe capitalismo global con sus leyes crudas: se genera pobreza donde hay riqueza, se genera desigualdad donde había comunalidades. Ningún esplendor se generará sin su contraparte.

¿El muro, es un muro contra los mexicanos? Es un muro para verse a sí mismos, para regocijarse en su mismidad. Puede ser que Trump confunda a todos los latinos con mexicanos. El concepto de persona está moldeado por su experiencia como dueño de esclavos hoy denominados empleados. Esa es su justicia, la única justicia que conoce desde el espejismo narcisista en que se contempla y la ruindad moral. Su candidatura se volvió popular por su abierto mensaje de rehacer la grandeza americana, porque la bravuconería sustituye los argumentos, porque presenta un yo furibundo, un yo todopoderoso, pero siempre, un yo. Porque convirtió a los mexicanos en los causantes de todos los males existentes.

En México, nos empantanamos en las vanidades de la clase política, la incapacidad de respuesta de los dueños del capital, la división del congreso donde los partidos políticos entienden la política como la posibilidad de minar el presupuesto, amparar delincuentes electorales, socavar la economía popular, ser cómplices de gobernadores ambiciosos. Divididos los partidos políticos, incapaces de liderear el descontento social, seguramente organizarán la quejumbre.

¿Dónde están los líderes? ¿Dónde están los Nicolás Bravo que hicieron frente a la invasión de Estados Unidos de 1847? ¿Dónde está Felipe Xicoténcatl que comandó el Heroico Batallón de San Blas en la defensa de la batalla de Cerro Gordo y murió en la defensa del Castillo de Chapultec? Los gobernantes, como López de Santana en su momento, abandonan a los líderes que defienden la patria para esconderse en sus ranchos, cabalgar en sus caballos de raza.

Pero México no somos la clase política. Somos los campesinos que abren la tierra para sembrar la vida; las comunidades indígenas y rurales en su tesón de permanencia; los habitantes de los barrios que día a día vuelven a enderezar los caminos, a troquelar las ciudades; el profesorado empeñado en enseñar, los artistas, los poetas, los jornaleros, los universitarios, los pescadores, los periodistas; las mujeres que vencen el miedo y el silencio.   

Nos queda el despliegue masivo como sinónimo de dignidad, utilizar la legalidad internacional posible,  dirigir los esfuerzos hacia el crecimiento interno, vernos a nosotros mismos. Hoy, seguramente nuestros líderes se llaman Javier Sicilia, Carmen Aristegui, Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Ibarra.

¿Trump construye un muro entre el norte y el sur? ¿Cerca su país al paso de los bárbaros? Como en la maldición de Macbeth, el bosque de Birman de los ciudadanos del mundo empobrecido, ya llegaron a su castillo.


Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, sábado 21 de 2017.

viernes, 13 de enero de 2017

El descontento y la esperanza

Ah, ¿por qué habría de ser muda la ira y sorda la furia?

William Shakespeare. Aarón en Tito Andrónico

Vaciaron las palabras de sentido: dijeron democracia cuando instalaron tiranía; dijeron justicia  cuando instalaron impunidad; dijeron derecho cuando aparecieron las complicidades. ¿Cómo saldremos de este laberinto donde las palabras se encuentran convertidas en su propia negación?

La política nos limita y nos fracciona. Son las acciones de la clase política las que provocan el descontento porque muy poco alcanzamos a entender sobre las medidas económicas que dicen beneficiar a la población pero favorecen a una porción muy pequeña: la clase del capital financiero especulativo que gana y gana. El aumento de la gasolina tiene como propósito hacer competitivo el mercado de la gasolina en México para que sea atractivo a las compañías mundiales que venden gasolina. Si no se les garantiza una ganancia media, no se establecerán en México. Tener sólo gasolina de Pemex es como continuar con una pantalla monocromática. ¡Debe instalarse la competencia! Que usted pueda comprar gasolina Shell o Chevron en Tecuitata o en Real de Catorce.

La clase política ha logrado desaparecer la realidad. En su lugar establece las verdades de sus propios fines: crecer para mejorar, una fórmula rebasada por su injusticia y su falacia.

¡Eliminar el subsidio a la gasolina sería creíble si se quitara el subsidio a la ganancia subiendo el salario mínimo!

Los partidos han quedado varados en medio de la farándula de las elecciones. Nada qué decir, nada qué liderear ante las demandas cotidianas de la población. La multiplicación de partidos políticos ad infinitum con nula o muy escasa variedad de posiciones ante el proyecto de país sólo muestra su inventiva para nombrar partidos, siglas, lemas, escoger colores y obtener prerrogativas.

La información nos bombardea de escándalo en escándalo: la anemia de una artista es sustituida por el tiroteo en el aeropuerto, la caída del cantante, la extinción de la última especie, el descubrimiento de la nanomolécula, el derroche de tal presidente. No pensar, no dialogar, no discutir. Sólo un suceso tras otro sin que sigamos de cerca los acontecimientos. Ya no hay pasado ni futuro, todo queda en un eterno presente donde esperamos el próximo escándalo, la siguiente catástrofe. Se nos arrebata la experiencia para sustituirla por el ruido de lo que está pasando en algún lugar del mundo establecido como centro del espectáculo.

Pero salieron a la calle los que no debían. Desde quienes ya habían tomado la justicia por su propia cuenta, las que buscaban a sus hijos desaparecidos, quienes pugnaban por la presencia de los 43, quienes demandaban justicia a los criminales, quienes resistían en sus tierras los proyectos invasores. Ahora también está en la calle la inconformidad por el aumento de precio a la gasolina.

Probablemente no tienen los medios políticos para hacerlo. Quizá por el momento son poco claros,  son balbuceos de lo que vendrá. Pero en toda circunstancia están resistiendo a la desmemoria, están actuando contra el olvido. Ahora tenemos que imaginar otra sociedad entre fuegos: el del narcotráfico, el del descontento, el de la incivilidad, el del gobierno opresor

Porque quizá si la clase política fuera decente, honesta, cumpliera el estado de derecho. Quizá si los gobernantes, senadores, magistrados, diputados, no tuvieran la fastuidad faraónica de las casas blancas, los caballos de raza, los aviones de lujo, aguinaldos insultantes, bonos y comisiones millonarias. Quizá si estuviesen en la cárcel los corruptos, los saqueadores, los ladrones. Quizá entonces podrían pedir “sacrificios” al pueblo.

Hasta en tanto, esos balbuceos en su demanda y protesta instalan la esperanza: tenemos la herencia y el coraje para resistir, tenemos la memoria.

El presidente fue a jugar golf en las vacaciones. No sabemos si ya regresó.


Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 13 de enero de 2017.

miércoles, 4 de enero de 2017

No fui a los XV de Rubí


Lourdes C. Pacheco Ladrón de Guevara[1]

La voluntad y el sino nuestro
corren tan encontrados
que toda estratagema nuestra
es derribada,
son nuestras las ideas nuestras,
pero ajenos sus fines.

William Shakespeare. El actor rey en Hamlet

Aunque me hubiera gustado haber ido porque los XV de Rubí marcan un hito en la comunicabilidad social. En las regiones rurales donde no había medios de comunicación, era común que se lanzara un cuete para señalar a las rancherías vecinas, la invitación a la fiesta.  Entonces llegaban los habitantes de los pueblos circunvecinos con colaboraciones para la fiesta, una gallina, un poco de azúcar, miel o calabaza.

Actualmente el cuete se lanzó en internet con el mismo significado. Sin embargo, si la luminosidad del cuete puede ser vista a la redonda de la localidad donde será el festejo, el video subido a internet se convirtió en un “cuete de cuetes”, de tal manera de replicarse en otro espacio: el cibernético. 

Los XV de Rubí asomaron al México moderno a la ruralidad. Los memes que hicieron burla del video de los padres lo que muestran es la ignorancia de los códigos de la ruralidad, incluido el video de Gael García. También muestran la profunda discriminación con que el México urbano y cosmopolita realiza hacia los habitantes del mundo rural. Las televisoras exhibieron a la familia de Rubí como los portadores de una ruralidad ingenua (cercana a lo tonto), incapaces de hacer un uso correcto de las redes sociales. ¿A quién se le ocurre hacer una invitación “abierta” a una fiesta?

Los XV años de Rubí apelaron a muchos y muchas. Desde los políticos que aprovecharon la multitud para hacer llegar los regalos costosos, hasta el Chapo que regaló lo que le sobra: dinero. Pero también  abrió un espacio para que Thalía recordara su propio pasado de quinceañera al verse reflejada en los ojos sinceros de Rubí. Es la Thalía de hoy la que intenta hablar a la Thalía de ayer.

¿Por qué los XV años de Rubí tuvieron tal convocatoria? Asistimos a uno de los acontecimientos que retan las explicaciones sociológicas, mediáticas, políticas, etc., porque nuestras teorías de la acción social, de la acción colectiva, no alcanza para explicar lo que ocurrió alrededor de Rubí. Tal vez podríamos pensar es que se trató de una espectacularización del ritual de los XV años llevada a escala internacional. Un rito que debió estar marcado por la intimidad de la familia y la cercanía de los allegados, se convirtió en un espectáculo donde podíamos participar, porque efectivamente, todos y todas estábamos convocados.

En la universidad donde laboro, mis colegas de la sección sindical del Área de Ciencias Sociales y Humanidades circularon una invitación “Si no te invitaron a los XV de Rubí, ven a la posada de ciencias sociales” o algo así. Era el tema del momento, hablábamos de lo que se habla, etc.

Salir de la infancia en México tiene un ritual de paso en las fiestas de quince años para las mujeres. Los orígenes se pueden rastrear en los consejos de las madres a las hijas en el mundo prehispánico, en la misa española durante la conquista o en los vestidos y vals de la corte imperial de Maximiliano y Carlota. Lo cierto es que los quince años para las mujeres marcan un ritual de paso de la niña-adolescente a la joven-mujer.

Quizá el millón de pesos que le regaló El Chapo, la casa que le regalaron los políticos o la beca del grupo Carso, puedan compensar la pérdida de la magia de la infancia en que vivió Rubí. Ahora entrará al mundo de las mujeres jóvenes que no quiero decir que son rechazadas de la educación superior, violentadas, golpeadas, desaparecidas y asesinadas. Sólo quiero decir que ese paso de niña a adulta no ocurre con los derechos que debieran tener las mujeres jóvenes en México. Puede ser que Rubí, a través de la brevedad de su celebración, consiga posicionarse en el mundo adulto con su propia propuesta de vida.

Rubí quería una fiesta de XV años, porque es el día donde ellas son las protagonistas, el centro de la atención, las festejadas.

No fueron estrellas de la farándula ni del deporte los que reunieron a 40 mil asistentes: ni concierto de Rock ni final de futbol. Fue la excepcionalidad del festejo de XV años en la ruralidad. Todos los que fueron querían tocar esa autenticidad de Rubí y su familia, saber que ese México aún existe y pervive. Fue la necesidad de tocar lo sagrado en lo profano de la fiesta. Por eso yo también quería ir.

Publicado en Nayarit Opina, el 5 de enero de 2015, Tepic, Nayarit, p. 5.




[1] Investigadora de la Universidad Autónoma de Nayarit Facebook: lpacheco_1@yahoo.com