domingo, 13 de febrero de 2022

Amor y seducción

No me dejes completamente abandonado
Espera a que la Estrella de la Mañana
sea un fantasma en el cielo
un ala pálida blanca
transportando al sol

Ion de Chios (s. V a.C.)

 

Cuando Zeus se convierte en el toro blanco que finge mansedumbre para acercarse a la princesa fenicia Europa, y con esa argucia, raptarla, estamos en presencia de una seducción. Zeus finge lo que no es: ser un toro domesticado; la hermosa Europa, atraída por la belleza del toro, le acaricia los costados y al notar que era manso, se monta en él. El toro la rapta, corre por el mar hasta la isla de Creta  y la convierte en la primera reina, según Hesiodo. 

 

En la seducción no se revela el verdadero rostro ni las intenciones del seductor, por ello, pertenece al orden del artificio, ese mundo de los símbolos donde cada quien ve lo que quiere ver. Generalmente, cuando estamos dentro de una relación seductora no nos damos cuenta de ello. Son las otras, quienes nos advierten o se divierten con nuestra situación. Pero basta con que algo nos revele al otro fuera de la apariencia con que lo vemos para que se revele la falsedad, derramemos lágrimas o enfrentemos el coraje de la mentira. 

 

La seducción es una forma ceremonial para lograr el consenso de la otra persona, es un juego de las apariencias en el amor romántico o un juego de la simulación en la política, que también participa de los ritos amorosos. Se puede decir que la seducción es la principal característica de la sociedad contemporánea que promete ilusiones a través de internet, la mercadotecnia, los viajes de turismo o las citas románticas.

 

Pareciera como si la sociedad estuviera ávida de ser seducida por lo que sea. Desde los comerciales de automóviles a los promocionales de la política, es la seducción la que opera como el toro blanco de Zeus para ablandar la voluntad de los habitantes convertidos en consumidores anónimos 24 horas.

 

En el amor erótico, la seducción es necesaria porque la pura demanda de sexo es imposible, la solicitud del sexo adquiere el formato de seducción porque la manifestación del mero deseo es brutal. La seducción es la intermediación necesaria del deseo.

 

La seducción está muy cerca, también, de la muerte. Quizá la primer vez que se tenga conciencia de ello, ocurre en la Iliada, a través del canto de las sirenas. Las sirenas seducen con un canto de amor, sin embargo, ya sabemos que se trata de un canto de muerte. En el cristianismo, la seducción es introducida al mundo por Satanás, quien seduce a la mujer, quien, a su vez, seduce al hombre. De esta manera inicia el ciclo de lo humano con su carga de amor y muerte. Salir de la seducción precisó un desarreglo de los sentidos, tomar conciencia de la desnudez, dejar de vivir en el mundo de las apariencias para ser arrojados a la realidad de sus cuerpos humanos. La seducción y su develamiento se convierten en el rito de paso del paraíso a la realidad, en el principio de la era humana, del dolor y el trabajo.

 

Salir de la seducción es doloroso: se adquiere otro sentido de la visión, ocurre un cambio en la apreciación de los cuerpos; cambia, incluso el futuro porque no es lo mismo considerar el mañana dentro de una situación seductora, que considerarlo sin ella.

 

En el curso de la historia hemos aprendido la existencia de distintas formas de seducción. Desde las cartas que guardaban nuestras abuelas, las serenatas en la época de nuestras madres a los mensajes de texto de nuestras hijas. Actualmente, el confinamiento del coronavirus cambió las formas de seducción. Aparecieron las aplicaciones tipo Tinder o se ampliaron a diversos públicos. La seducción por internet, las citas para conocer a la pareja ideal, se saltan algunas etapas de la seducción, pero no pueden prescindir de ella. Aunque abrevian el proceso, de cualquier manera, se trata de esos intentos por mostrar la mansedumbre de Zeus, las apariencias, el mundo artificioso para lograr la aceptación de la otra, convertida en presa, aunque la denominen reina.   

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 14 de febrero de 2022.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

 

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