miércoles, 15 de abril de 2020

No nos darán respiradores: o la ideología del viejismo


Mi vejez se incubaba. 
Me esperaba al fondo de un espejo. 
Me asombraba que caminara hacia mí 
con tanta seguridad mientras que en mí 
nada concordaba con ella.

Simone de Beauvoir.

Es un criterio cruel saber que a mí y a mi generación no nos darán respiradores. Rebasamos los 60 años y ello nos convierte en población desechable, prescindible para una sociedad basada en la ideología del viejismo. Mis amigos y amigas tenemos hipertensión, diabetes, nos estamos recuperando de un cáncer; algunas sin riñón, otras sin matriz; sobrevivientes de divorcios, náufragos sentimentales, religiosos de internet.

Me conmueven los agentes de salud cuando tienen que decidir a quién darle respiradores y a quién no. No es el único momento en que los agentes de salud toman estas decisiones, las mujeres que tenemos maternidad lo sabemos: en el caso de peligrar la vida de la madre y de la criatura por nacer, nos advierten que salvarán a la madre puesto que es más importante para los hijos que tiene. No entendí, ni entiendo, por qué los agentes de salud toman decisiones sin consultar a las mujeres. En ambas ocasiones se trata de lugares límite donde las decisiones obedecen a contextos excepcionales.

Los viejos y las viejas en las sociedades analfabetas representan compendios de experiencia, de saber y conexión con los antepasados. Su longevidad era motivo de orgullo para el grupo, por lo que cada persona vieja que moría significaba la pérdida de conocimientos de toda la colectividad. Eran el vínculo entre el presente y el pasado por lo que tenían un lugar especial en la sociedad ya que significaban la memoria colectiva que trasmitían a las generaciones jóvenes para, de esta forma, lograr la continuidad del grupo. Llegar a una edad avanzada se consideraba una hazaña que no podría lograrse sin la ayuda de la divinidad; por lo tanto, se consideraba que, de alguna forma, llegar a la vejez era un premio, una distinción.  

En la Biblia se tienen diferentes menciones a la vejez, una de ellas se encuentra en el libro de los Números donde la creación del Consejo de Ancianos surge como una iniciativa divina: “Entonces dijo Yahvé a Moisés: Elígeme a setenta varones de los que tú sabes que son ancianos del pueblo y de sus principales, y tráelos a la puerta del tabernáculo…para que te ayuden a llevar la carga y no la cargues tú solo” (N, 11:16 y 17).  Posteriormente, esa centralidad de los ancianos cesará para ser considerados viejos y necios. Se pasó del patriarca cargado de autoridad, a la ancianidad caduca en otra época social. 

Cuando no se sabía si una planta era comestible o no, eran las personas ancianas quienes las probaban; si sobrevivía, el grupo había acumulado un saber. Si moría, se le veneraba, porque su muerte no simplemente había ocurrido, sino que había dejado un conocimiento para la colectividad.

También ha cambiado el umbral de edad de lo que se considera viejo, se era anciano a los 30 años en sociedades agrícolas del pasado, mientras que hoy, la esperanza de vida ha requerido nuevas divisiones de la edad: se es adulto joven de los 30 a los 59 años, mientras que a partir de los 60 se es adulto mayor. Cada extensión de la vida requerirá de nuevas categorizaciones. 

En la sociedad contemporánea la ideología del viejismo está fundada en dos ideas principales: 1) En el criterio economicista para el que todos aquellos que no participan directamente de la creación de riqueza mercantil, son considerados superfluos donde lo efímero y desechable serán la marca del mercado; 2) en el criterio biologicista que plantea la vida como nacimiento, desarrollo, reproducción y muerte. Este simplismo del ciclo biológico, reduce a los seres humanos a metabolismo y ata el destino de cada ser humano a lo que ocurre en las células. Actualmente, el culto al cuerpo es un culto a su potencialidad, tanto como generador de bienes materiales como generador de vida, por lo que se otorga valor social al cuerpo joven como el cuerpo deseable, fértil, productivo.

No se envejece igual si se es hombre o mujer. Generalmente los hombres realizan acumulación de bienes y, la esperanza de que los repartan, es el mayor tesoro por el que podrán ser valorados cuando lleguen a la ancianidad. Las mujeres, en cambio, acumulan afectos y saberes sobre el mantenimiento y cuidado de la vida, por lo que son indispensables para el cuidado de las nuevas vidas en alianza con mujeres de diversas generaciones. Las mujeres, en esta etapa, son imprescindibles, pues los saberes de los cuidados de la vida los han desarrollado a partir de su cuerpo como síntesis de la experiencia de las generaciones anteriores.  

Si bien el viejismo es una construcción cultural, social y temporal, existen dos acontecimientos claros: el deterioro de cualidades físicas y el juicio de valor que se realiza sobre ello. Ambos contextualizado en sociedades específicas. Actualmente, en la sociedad contemporánea, los viejos y viejas son relegados a un lugar de no deseos. Se espera que los cuerpos viejos no tengan deseos sensuales y, prácticamente de ningún tipo, por lo que se les puede dejar en las zonas grises de la familia o en los reclusorios para ancianos. 

La sociedad tecnológica piensa que puede prescindir de los viejos; sin embargo, se tendría que repensar que la sociedad no sólo se reproduce biológicamente, sino también socialmente y en ello, la mirada de la vejez puede ser la diferencia. Los ancianos y ancianas ven reducido su espacio de influencia e interiorizan el discurso social que los coloca en un lugar de marginación. Lo peor es autoconvencerse que su único valor es el productivo y que, al dejar de serlo, ya no se es valioso. La automarginación, la ausencia de deseos, los convierte en seres sin atributos, cuando podrían ser centrales en la reproducción social.

¿De cuántos viejos y viejas hablamos en México? De acuerdo a datos de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto en los Hogares (ENIGH, 2016), existen 13.8 millones de personas de 60 años y más, que representan casi el 12% del total de la población. Ello significa que uno de cada diez habitantes del país es mayor de 60 años, (54% mujeres, 46% hombres). 

¿Por qué el Covid-19 mata a personas viejas, preferentemente? Tal vez reconozca el cansancio de las células y lo aproveche o tal vez, esté diseñado dentro de la ideología del viejismo. Por lo pronto, ya sabemos los protocolos de la selección en base al viejismo: no nos darán respiradores porque cuando escasea la oportunidad de seguir viviendo, se tiene que elegir quién vive y quién muere. 

Se vuelve a la ética de la comunidad arcaica: se prescinde de los ancianos para que el grupo siga viviendo. 

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco_1@yahoo.com
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 15 abril de 2020.

9 comentarios:

  1. Excelente reflexión. Triste e inhumana situación.

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  2. Extraordinaria reflexión, es la ley de la vida, ni más, ni menos, y la filosofía popular dice, si te toca aunque te quites, y si no te toca, aunque te pongas. Una gran verdad es vivir sin miedo, porque el miedo paraliza, por eso se recomienda vivir tan intensamente como se pueda, cómo si fuera el último día de tu vida. Se vive con la conciencia tranquila cuando se vive para dar, y no me canso de dar porque entre más doy, más recibo.

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  3. Quien trabajo para que el sistema de salud existiera, por que los politicos deben decidir y porque no gay infraestructura suficirnte y porque no se canalisan los recursos a lo escencial ?

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  4. Reflexiva, sensible Y acertada como siempre Lourdes. Pero aquí estamos y seguiremos estando, para transmitir nuestra experiencia a las nuevas generaciones.

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  5. Abrazo con amor y admiración.
    Fe amigos jovenes de tercera edad.
    Que la luz del sol se mi abrazo de amor. Salga al patio tome unos rayitos de luz de amor de esperanza.
    Si puede y es seguro suba a zotea contemple el atardecer y escuche las aves.
    Eso nos dara fuerzas y vitamina E. Bendiciones.

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  6. Te guardaré un pedacito de pastel!

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  7. Excelente artículo !!! Pero no perdamos el ánimo mis queridos contemporáneos, por algo se llega a edad avanzada, hay mucho que dar con la experiencia el conocimiento y sobretodo con el corazón para dar aliento a quienes nos suceden porque la vida no es negociable y se debe cuidar indiscriminadamente al margen de situaciones dificiles. La vida es algo más que un templo......

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  8. Ya éramos vulnerables y la filosofía neoliberal nos puso el acento. Caminando hacia el límite llegará el momento de tomar una decisión y lo primario, lo darwiniano está en nuestra contra. Lo positivo es que este gobierno está decidiendo por atenuar la contradicción. Salud!!!

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