lunes, 1 de marzo de 2021

Micropolítica sexual en los partidos políticos

Las mujeres siempre han sido la columna vertebral 

del movimiento de justicia social

 

Ángela Davis

 “Hay violencia contra las mujeres al interior del partido por el trato que nos dan. La violencia que más siento es que trabajas, trabajas y te dan la palmadita de que vas bien y al rato, pues, resulta que no estás en las mesas de negociaciones. No estás ahí ni para defenderte, ni decir nada a tu favor, si no que son tres o cuatro personas las que deciden si puedes ir o no puedes ir en las candidaturas. Aunque ya tenemos la igualdad supuestamente, de que ahora vamos por igual hombres que mujeres, casi siempre las mujeres que militamos hemos sido relegadas, y el pretexto ha sido ninguno. Porque te dicen que no tienes licenciatura, y a las que tienen; que no están capacitadas y a las que lo están, que les falta liderazgo. Eso es lo que te dicen y te sacan de las listas o no te anotan” (Testimonio de una militante).

 

La micropolítica sexual al interior de los partidos políticos es el conjunto de prácticas que desvaloriza a las mujeres en la política, su impacto directo consiste en disminuir la participación de las mujeres en los cargos al interior de los partidos políticos y en las candidaturas partidarias. La micropolítica sexual partidaria se caracteriza por la discriminación sexista, la exclusión y la negación de las capacidades de las mujeres, lo que da por resultado el establecimiento de un clima adverso a la participación de las mujeres, el aumento de obstáculos a su militancia y activismo, el establecimiento de parámetros más altos para la denominación de mujeres para cargos de elección popular y la disminución de la participación política en los cargos internos, entre otros.  

 

La micropolítica sexual de los partidos políticos subordina el colectivo de mujeres al colectivo de hombres. 

 

Los partidos políticos eran organizaciones masculinas y, de alguna manera, de la masculinidad, puesto que el ejercicio del poder ha sido uno de los rasgos definitorios de lo masculino. Los partidos no consideraban la incorporación de mujeres hasta que fueron obligados a ello derivado de las reformas legales durante el último tercio del siglo XX. Cuando llegan las mujeres a la militancia y posteriormente, a las candidaturas, se convierten en incómodas para el reparto de poder entre varones; se las convierte en expectadoras del intercambio del poder entre ellos. Para lograrlo, se establece sobre ellas, diversas formas de discriminación derivadas de la inferioridad tradicional asignada a las mujeres que dan por resultado la micropolítica sexual.

 

En ejercicios realizados con militantes mujeres de diversos partidos políticos, señalaron aspectos de la micropolítica sexual de los partidos políticos: a) los hombres manejan los partidos y por lo tanto, nos asignan los lugares que quieren; b) los hombres eligen a otros hombres porque les conviene mutuamente; c) se rotan los cargos entre ellos, son valores entendidos; d) los hombres nos imponen cargos a las mujeres, independientemente de si nos gusta el cargo o no; e) existe exclusión de mujeres que tienen derechos para imponer a otras que están más de acuerdo en quedar bien con los hombres; f) a las mujeres nos usan “de relleno” para las candidaturas;  g) se favorece a hombres para las candidaturas, aún cuando no tengan capacidad, por sobre la experiencia de las mujeres; h) nos hacen pensar que estar en política significa perder. Además de expresiones como: si estás joven y guapa puedes tener más oportunidades que las que tenemos más experiencia; a las mujeres indígena sólo nos usan cuando necesitan estar en la foto. 

 

Las mujeres llegan a los espacios partidistas a partir de su derecho de ciudadanía, pero los dueños de los partidos políticos, las convierten en mujeres que pueden ser apropiables tanto para fines personales como para fines del colectivo de varones. Por eso, se instalan sobre ellas prácticas discriminatorias basadas en el sexo. Casi siempre atravesadas por el posicionamiento sexual que otorga un lugar de subordinación a las mujeres.

 

A su vez, las opiniones de militantes hombres sobre las mujeres que participan en los partidos son del tenor de lo siguiente: a) las mujeres no tienen estructura organizacional para el trabajo; b) las mujeres no tienen dinero para invertir en la política; c) a las mujeres no les interesa tener cargos, lo que quieren es estar en las actividades; d) Las mujeres son buenas para la promoción del voto, no para tener puestos de dirección; e) las mujeres prefieren callar injusticias que andar peleando; f)  con las mujeres es fácil conciliar porque no defienden sus derechos; g) las mujeres se conforman con cualquier cosa que se les de, con tal de seguir en el partido; h) las mujeres aceptan porque se lo dicen los hombres, hay que tratarlas por las buenas, pero ser enérgicos; i) las mujeres se difaman unas a otras; j) las mujeres no pueden estar siempre en las actividades de los partidos políticos por sus hijos; k) aunque tengan tareas del partido si se les enferman los hijos o la mamá, no vienen, así que no se puede confiar en que van a cumplir. Estas opiniones se agregan a otras relacionadas con que las mujeres no están preparadas para la política, no tienen habilidad para manejarse en el poder, se quedan calladas, aunque se violen sus derechos, no saben distinguir cuándo actuar en política y cuándo es mejor actuar de manera prudente.

 

Los dueños de los partidos políticos, sean presidentes, coordinadores, dirigentes, líderes, también se consideran dueños de las mujeres. Ya sea porque dominan sobre ellas o porque, en la práctica, establecen un orden de subordinación, exclusión y selección que, a su vez, refuerza la dominación sexual. 

 

Las caras de la micropolítica sexual de los partidos políticos abarcan sesgos de género, estereotipos, discriminaciones, abusos de poder y como se ha documentado en diversos casos, abusos sexuales. Se convierte en exclusiones, discriminaciones, violencia a derechos. Es cierto, los partidos son las organizaciones que construyen la democracia, pero se trata de una democracia fabricada sobre un fondo de desigualdad y discriminaciones entre mujeres y hombres al interior de los partidos políticos. 

 

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 1 de marzo de 2021.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

 

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