miércoles, 16 de junio de 2021

Para estar en la vida pública

Los periódicos, que observaban hacia mí una actitud hostil, 

escribieron sobre los vestidos de la Kollontai. 

Lo que no sabían era que mi maleta se había perdido, 

por lo que usaba un único vestido.

 

Alejandra Kollontai 

 El costo para las mujeres de estar en la vida pública, siempre ha sido alto. Las cortesanas griegas eran mujeres extranjeras que tenían educación, pagaban impuestos y no estaban sujetas a la autoridad de un marido: prácticamente, pagaban su independencia. El ideal pensado para la mujer griega era ser ama de casa, responsabilizarse del orden, la economía familiar y los esclavos. Generalmente los instrumentos con que se les representa es la rueca, puesto que su lugar eran las habitaciones donde permanecían hilando. 

 

Aspasia de Mileto (470 a.C) tuvo una educación inusual para una mujer de su época, fue esposa de Pericles y fundó una escuela para la educación de mujeres jóvenes. Su influencia fue tal que se dice que escribía los discursos de Pericles. Por su parte, las mujeres romanas debían permanecer en casa, pero debían adquirir educación puesto que eran las educadoras de los futuros ciudadanos romanos. Ellas transmitían derechos, pero no los tenían.

 

Las mujeres han buscado la manera de estar en la vida pública, aunque las circunstancias les sean adversas. Han actuado a través de los medios que han estado a su alcance, transgrediendo diversidad de normas. Las barreras para la participación de las mujeres no solo se encuentran en normas discriminatorias, sino, sobre todo, en las disposiciones que las reducen a ser reproductoras biológicas y cuidadoras de familia.

 

Actualmente se piensa que una parte de las producciones artísticas conocidas como “anónimas”, fueron elaboradas por mujeres que carecían de posibilidad de firmarlas con su nombre. 

 

La actual generación de mujeres que llega a la política, lo ha hecho después de un largo trecho caminado por mujeres desde el siglo XVIII. En México, desde principios del siglo XX se han desplegados acciones y campañas de los movimientos de mujeres que han dado por resultado la aprobación de la paridad para los cargos públicos, así como las representaciones de mujeres en todas aquellas instancias de decisión colectiva. 

 

Al lado de ello, se ha tenido que deconstruir el imaginario de la mujer buena/dentro del hogar, frente al imaginario la mujer mala/fuera de la casa. Este proceso ha sido cualquier cosa, menos fácil porque se instala sobre el trato que se ha dado a las mujeres como seres “no políticos”, como minorías, como propiedad de los esposos o padres, visiones que existen en México a pesar de que las mujeres constituimos el 52% del padrón electoral y hemos documentado el derecho a tener un proyecto de vida que no necesariamente se defina sólo por la vida privada. La campaña electoral que acaba de terminar dio cuenta de la misoginia contra candidaturas de mujeres. 

 

Un aspecto pendiente para la participación plena de las mujeres en la política es resolver el asunto del trabajo dentro de la casa y el cuidado de los demás. Alejandra Kollontai (1872-1952) proponía que el Estado debía responsabilizarse de esos trabajos como condición para transformar las condiciones de las mujeres, así como permitir que éstas se vincularan realmente a los trabajos y al desarrollo de la política. Esta pensadora rusa señalaba que la solución del problema familiar no es menos importante que la conquista de la igualdad política y el establecimiento de su plena independencia económica.

 

Kollontai escribió: “El principal objetivo de todo este trabajo era conseguir realmente la igualdad de derechos de la mujer como elemento productivo en la economía nacional y como ciudadana en el sector político, naturalmente, a condición de que la maternidad fuera considerada como función social y, por tanto, protegida y sustentada por el Estado” (Autobiografía de una mujer emancipada, México, Fontamara, p 110).

 

La actual generación de mujeres en la política tendrá que elaborar una agenda feminista para el avance de las mujeres, no solo para llegar al poder, sino para tener realmente poder: estar en condiciones de transformar las condiciones de todas las mujeres para alcanzar lo que decía Kollontai: la igualdad y la independencia económica. 

 

Como decía ella misma, los demás están más al pendiente de los vestidos y el cuerpo de las mujeres que actúan en la política, más que de las ideas y propuestas. Es parte del costo de estar en la vida pública. 

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 17 de junio de 2021.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

 

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