domingo, 6 de noviembre de 2022

Por arrojarse de un taxi

El precipicio no nos corta en dos.

El precipicio nos rodea.

 

Wislawa Szymborska

 

Una muchacha sale de su casa en la mañana. Se despide de sus familiares a quienes verá, de nuevo por la tarde-noche cuando la ciudad la regrese a ese pedazo de patria que se llama casa, que se llama hogar. Ve, de reojo, la fotografía colgada en la pared donde está ella misma en la graduación de la escuela primaria y, sin querer, recuerda el coro de cuarenta ángeles de la iglesia del pueblo.

 

Un taxista está en su ruta de la tarde. Arrastrado por el tráfico del día, llega a la boca del metro donde espera a las muchachas universitarias, a las oficinistas vencidas por la rutina, a las jóvenes que esperan la oportunidad del trabajo. Sabe que ellas llegarán aniquiladas por los días pesados, en busca del asiento que les completará el último tramo del traslado cotidiano.

 

Un trailero sube la carga a la plataforma. Los gruesos brazos sobre el volante dirigen el camino. Desde la altura, observa el pulular de la ciudad, el coche blanco que avanza, el semáforo en sus señales hacia la eternidad; los que compran el pan caminando en la proximidad del suelo. El ritmo de quienes pasan resuena dentro de la cabina en la cadencia de la estación de radio que parpadea en el tablero.

 

El sol del ocaso permanece cayendo sobre el cemento sucio, sobre los rojos de las blusas, los contenedores de basura; sobre los cables que dan falso testimonio de los cielos.

 

La muchacha abordar el taxi fuera del metro. Respira con la satisfacción de encontrar ese vehículo que la sacará del remolino de ese punto de la ciudad donde confluyen todas las periferias, las ilusiones y las esperas. Ve el nombre del taxista colgado en el identificador oficial sobre la ventana. No retiene rostro ni nombre porque un taxista es alguien que se desvanecerá en cuanto la deje en el lugar de destino. Recuesta su cabeza en el asiento para percibir la ruta.

 

En el centro del cuerpo, violentamente, aparece la pérdida y la salvación. Quiere que se detenga, le grita ¿por dónde va? Pero el taxista sigue en la orilla ajena. Desaparece el rostro de quien está identificado en la ficha, para convertirse en un perpetrador de crímenes, en un eslabón de la cadena de trata de personas, en un delincuente que acaba de atrapar una mujer-botín.

 

Todas las pesadillas, todas, están aquí. Todas las advertencias de las madres, resuenan dentro de ella. Todas las voces de las amigas amplían el instante ante el abismo. También, la indefensión social.

 

Si existe la solidaridad no está aquí. La muchacha pide ayuda por la ventana, saca las manos del vehículo, asoma medio cuerpo pidiendo auxilio. La ciudad se desvanece en sus prisas. Los transeúntes continúan en sus pasos hacia el Oxxo, hacia el programa de televisión, hacia el espejo de su propia pantalla.

 

El trailero se percata de la muchacha que pide auxilio desde la cabina de doble piso. Graba la escena de lo ocurre sin detenerse; graba en el río vehicular que circula hacia ninguna parte. Manejando, se convierte en testigo digital de la desesperación, de la indefensión de todas las mujeres que claman ayuda en la ciudad vuelta anzuelo.

 

La muchacha abre su conciencia de camino cerrado; de  trampa mortal del taxi. La sonrisa del otro está ahí, delante de ella. Se arroja desde el vehículo en movimiento.

 

Muere instantáneamente, muere lo necesario. El cuerpo y el grito interrumpido. El clamor de ayuda, el susurro, callándose rápido.

 

No quiso estar en el abismo de lo fortuito, en la grieta de la desolación, en el sufrimiento de las desaparecidas; en los infiernos.


El taxista huye. Ha perdido el botín precioso, la mujer-moneda; no tendrá la recompensa esperada. ¿cuántas antes de hoy? ¿cuántas secuestró con este formato? ¿en qué obscuridad están los cómplices? ¿cuántos taxistas más?

 

Si existe la seguridad de las mujeres, no está aquí.

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 8 de noviembre de 2022.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

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