jueves, 5 de septiembre de 2024

25 años de El Pequeño Amado

En México todos somos poetas, 

se empieza a pergeñar versos

cuando aún no apunta el bozo,

 y en verso se sigue viviendo toda la vida.

Este es el país de las alondras y los ruiseñores

 

Amado Nervo. En verso, 1898

 

En 1999 publicamos un libro llamado El Pequeño Amado, en el cual se incluyeron poesías infantiles de Amado Nervo, crónicas y cuentos. Ahora, en 2024, estamos celebrando 25 años de esa edición.

 

La escuela de la infancia es, por diversas razones, la escuela. Durante los seis años en la escuela primaria "Amado Nervo" transcurrió la infancia. En ese periodo las maestras cambiaron el juguete de la infancia por la poesía, que es amor en el espíritu. Los 24 de mayo conmemorábamos el aniversario luctuoso del poeta y sabíamos, las niñas de entonces, de un poeta nacido en Tepic, viajero por calles de otros países que cantaba a los muertos, a la hermana agua y al río Sena. Por haber estado en la escuela Amado Nervo nos sabíamos de memoria la biografía del poeta y las poesías musicalizadas por el maestro Pablo Preciado. Algunas poesías sólo las recuerdo cantando. Qué deseable que todas las escuelas tuvieran nombres de poetas, de músicos, de pintores, de bailarines. Así los niños y las niñas harían homenajes bailando, pintando, cantando, leyendo poesía. La escuela transcurriría en musicalidades prolongadas más allá del tiempo de la infancia y permanecería, como permanecen las aulas, las voces de la escuela de la infancia.

 

Actualmente los niños y niñas van a escuelas con métodos modernos donde enseñan inglés y computación, pero no conocen un sólo verso de nuestro poeta, de nuestro Amado. Por eso me propuse elaborar un libro que reuniera una muestra de la poesía, del cuento, de las narraciones y de las crónicas escritas por Amado. El propósito era lograr que cada niña y niño de las escuelas primarias, sobre todo, públicas, tuviera la posibilidad de encontrar la musicalidad de los versos.

 

Leer poesía en la infancia, aprenderse de memoria los versos del Destino, del Amor, de la Duda, de la Fe, y preguntar con Amado, dime dónde, cómo, cuando, fue la puerta para leer otros poetas en la edad adulta, cuando las palabras caían con todo su peso en el corazón.

 

Elaborar el libro El Pequeño Amado fue toda una experiencia porque durante las tardes, leía los poemas a las niñas y niños del Taller de Iniciación Artística del Museo Emilia Ortiz, en la esquina de las calles Lerdo y Querétaro, quienes bajo la dirección de Corina Ramírez y Gabriela Gutiérrez realizaron las ilustraciones lo que convirtió al libro en el libro de arte que ahora tenemos entre nosotras.

 

Agradezco a todos los que colaboraron para ello, a Mayra Fonseca que colaboró en la localización de las poesías infantiles; a Angélica Cureño que elaboró varios diseños; a quienes aportaron los fondos para publicarlo. Quiero decir que el libro fue convirtiéndose en un libro de arte no solo por la conjugación de la literatura y las artes plásticas, sino porque el tipo de impresión se realizó de acuerdo a procedimientos artesanales.

 

Pero añoro un libro sencillo que pueda ser distribuido masivamente, llevarse en las mochilas escolares y que una niña o niño, en un descanso del recorrido a su casa, encuentre versos como música, versos sencillos que volverá a retomar después, en la adultez, cuando los recuerde como llave de oro y abra el castillo donde viven los fantasmas.

 

Recordar, en la adultez, versos como:

 

La escuela

 

¿No veis los fulgores del sol en la altura

tiñendo las nubes de vivo arrebol?

Niñitos, la escuela más bella fulgura,

marchad a la escuela, la escuela es un sol.

 

¿No veis a la abeja que zumba y que vuela

buscando las mieles que da el florestal?

Niñitos queridos, marchad a la escuela,

cual turba de abejas; la escuela es panal.

 

Mirad esos nidos del árbol prendidos;

uno es de cenzontles: ¡polluelos, cantad!

Marchad a la escuela, niñitos queridos;

la escuela es un nido más bello; ¡marchad!

 

Amado es nuestro poeta no solamente porque nació en Tepic, sino porque somos capaces de conocer su obra, apreciarla y asimilarla en nuestras vidas. ¿Para qué otra cosa es el arte si no para aprender a vivir en sus andadas? Amado pesa sobre los creadores de poesía de Nayarit, hay que llevarlo despacio, depositarlo suavemente en las plazas y jardines, dejarlo caer en los camellones y en las banquetas donde germine en las voces nuevas de los niños y niñas de hoy.

 

Amado es demasiado poeta. Por eso, quiero proponer a las autoridades educativas la elaboración de un programa especial, regional, para que en todas las escuelas primarias de Nayarit se difunda, se conozca, se aprenda, la obra de Amado. Encontraremos a un escritor pleno más allá del poeta místico, a un cronista excepcional fundador de la mirada social, a un observador de lo cotidiano mazatleco, parisino, montevideano, a un escritor de literatura fantástica. Hagamos de su escritura, la propuesta estética para formar el espíritu de las niñas y los niños de hoy. Leer literatura en la infancia, aprender la musicalidad de las palabras es aprender el ritmo y la armonía del mundo sorprendiendo al corazón.

 

¡Amemos!

 

Si nadie sabe ni por qué reímos

ni por qué lloramos;

si nadie sabe ni por qué vinimos

ni por qué nos vamos;

 

si en un mar de tinieblas nos movemos,

si todo es noche en rededor y arcano,

¡a lo menos amemos!

¡Quizá no sea en vano!

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 30 de agosto de 2024.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

 

 

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