jueves, 5 de septiembre de 2024

Huye cuando te pegan por primera vez

      ¿Cómo escribir poesía en esta ciudad de fieras?


Cuando te pegan la primera vez, huye. Escóndete con tu hija porque si te alcanza, te va a matar. El asesino aniquilará tu alma. Buscará tu rostro, buscará tu cuerpo para acabar con él. El asesino encera la hoja de acero para alcanzarte, para fraccionar tu vida. No puedes enfrentarlo; estás indefensa bajo la lluvia pertinaz. Son días animales, días de mendigar la sangre. ¿Has olido el miedo? Ese que se esconde bajo las mismas sábanas donde juramos. El miedo sabe a ratas que suben por todos lados. Que paraliza.

 

Una mujer empieza a ser asesinada cuando la golpean la primera vez. Las fieras rondan las noches sin luna.

 

Las ilusiones mueren en las heridas. Ahí queda el rastro de la niña de seda que fuiste, de los despertares al viento. Ahí quedan las historias de alas con que fraguaste a tu hija. Ahí quedan las palabras con que explicamos el mundo.

 

Nos indignamos porque las mujeres son asesinadas en su casa, en las calles, en las escuelas. Hemos presenciado otro feminicidio en Nayarit: el asesinato de la Dra. Judith Ulloa por parte de su pareja. ¿Por qué esta violencia masculina contra las mujeres de parte de quienes dicen amarlas? ¿Qué tiene el amor que conduce a la muerte? Es laberinto que nos confunde y por eso morimos.

 

La sociedad permite estos comportamientos porque si no fuese así, no ocurrirían los feminicidios. ¿Por qué digo que lo permite si existen castigos para los feminicidios? Porque los hombres son socializados en ideas de superioridad sobre las mujeres; son educados en la idea del dominio, de la posesión sobre las mujeres; son formados en la creencia de que las mujeres les pertenecen. Hasta hace poco, las mujeres  éramos educadas con un solo destino que se simbolizaba glorioso: pertenecer a un hombre. Y es que desaparecer nos duele.

 

El lenguaje del amor contiene la idea del totalitarismo. Del hombre es el cuerpo, del hombre es el tiempo; del hombre, los sentimientos; del hombre, las miradas de las mujeres. El destino nos es expropiado; los sueños, las pequeñas ilusiones. La ideología del amor cimienta el sonambulismo donde andamos amorosas; sin identidad, sin autonomía. La pertenencia es más allá del cuerpo y del alma. Se convierte en un subterráneo para que no vuelvas a salir.

 

Los pájaros vuelan hacia el sur cuando llega el frío. Nosotras ya no sentimos las alas.

 

El amor entre pareja ha sido considerado como el lugar ideal de las mujeres donde encontrarán toda la complacencia que llenará sus vidas. Fuera del amor, nada; dentro del amor, todo. El amor como nirvana que todo lo colma. El mundo encerrado en las ceremonias de la complacencia. La bestia ha desplegado los hilos de acero que no ves: el hombre, el pequeño Dios de tu vida.

 

La violencia de muerte se encuentra en el centro de las ideas del amor porque ese amor sin fisuras, es una trampa donde anidan las fieras.

 

Este reciente feminicidio nos exige revisar las acciones que estamos haciendo como sociedad, como instituciones de educación, como activistas de la sociedad civil. Porque no basta legislar sobre los feminicidios, tenemos que volver a construir pactos entre mujeres y hombres para encontrar otras formas de educarnos y relacionarnos. Donde la soberbia no nos sorprenda reverenciándola.

 

El feminicidio a que nos referimos ocurrió entre personas escolarizadas, universitarias, con posgrado, lo que no garantiza relaciones sin violencia. Entonces, no solo es la escolarización, sino una educación que no se fundamente en la superioridad masculina ni en la superioridad ciega hacia lo que sea.

 

Por eso, huye cuando te pega la primera vez. Busca refugio con otras mujeres que te acojan. Una palabra que sane, una puerta que abra libertad para ti. Una amorosa puerta donde quepa tu vida futura; donde estés tú con tu cuerpo de recién llegada. Donde ancles el alma a los días del deleite. Huye de la fiera que no tendrá compasión de ti.

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 7 de septiembre de 2024.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

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