lunes, 28 de octubre de 2024

¿Qué máscara sirve para morir?

¿"Quién nos conformó así- 

que hagamos lo que hagamos,

tenemos siempre la actitud de quien se va?

Como el que sobre la última colina,

desde donde se divisa todo el valle,

una vez más, se vuelve, se detiene y rezaga,

Así vivimos-

despidiéndonos siempre”.

 

Rainer María Rilke. Octava Elegía

 

¿Qué máscara sirve para morir? Todo el afán del conocimiento humano, de las especulaciones filosóficas, de la melodía poética, de la fe religiosa tienen como finalidad desentrañar la muerte.

 

Vamos hacia ella con los ojos abiertos, enceguecidos por el aquí y el ahora, por las luces de neón del presente que pasa. Entretenidas en el encaje del vestido, los caballos de raza, las galaxias remotas, las monedas de cuño y la casa.

 

Una minúscula criatura, la hormiga roja, tiene ante sí el paisaje sin muerte. Tal vez tampoco vea el paisaje, sólo el pequeño espacio en que camina nerviosa. La hormiga, el pájaro, el colibrí ven siempre el presente a salvo de dioses, de ángeles y melancolía.

 

Pero los seres humanos vemos como peces sonámbulos desde el lugar de adentro donde se fragua la muerte. Caminamos hacia ella sin que nadie se detenga, sin que nada nos lo impida. Irreversible en su mandato, todas las razones se encuentran de su lado y todos los miedos y todos los instintos y las rabias.

 

Las máscaras que hemos construido para vivir no sirven para morir. Debemos entrar con el rostro profundo de lo que somos, sin nombre ni bandera. Ni padres ni madres. Ni hijas ni amantes. Ni voz ni aullido.

 

La muerte es lo desconocido sin falsos atractivos. Todas las palabras del después, toda la imaginación y el deseo inagotable de la promesa, toda la fantasía de reinos luminosos, de infiernos de hierro, de jardines majestuosos, de estrellas y de abismos, detienen la salida, oxidan la cordura.

 

La muerte, incendia los instintos. Los rebela en su límite de soplo, de viento que pasa, petrificada cabellera del espanto.

 

Nos habita el silencio y el vacío. Cesa el canto y el beso; cesa la danza y el llanto. Cesa mi semejante.

 

Termino con este poema de mi autoría en un libro que se llama No hay puertas para la huída:


Una no se levanta todos los días con el corazón obscuro

buscando palabras para mover los árboles, la hierba trepadora del infortunio.

Una no avizora el alimento de los buitres hasta que duerme el rayo

se quiebran las ramas del cielo, la risa en los jardines.

 

¿Tiene el mundo alguna ley de lo que hemos sido?

Al nacer no traemos ningún vestido, ningún adorno o anuncio

La más pequeña criatura alada de las obscuridades

sobreviviente en las altas montañas o en los campos abiertos

llama a los cielos de arriba y a la tierra.

Y ese canto vale más que el llanto de nosotras, las hijas de la tierra

Porque esa pequeña criatura sobrevive en la siguiente y ella en la siguiente

y así hasta el fin de los tiempos cuando el tiempo se cierre.

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 29 de octubre de 2024.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

lunes, 21 de octubre de 2024

Este pecho, esta leche, este cáncer

Para Dalinda, Cuquita,

Greyse, Sonia,Karla, 

Gabriela, Azucena y otras 

 iluminadas por

el sol obscuro del cáncer

 

En la adolescencia tenemos conciencia de nuestros pechos. Surgen de pronto empujando las blusas de las niñas que todavía somos para dejar la envoltura de larvas infantiles y empezar a surgir la adulta en que me convierto. ¿Fue ayer o hace años? Tras el descubrimiento, vienen los sentimientos ceremoniosos de la mano de las amigas, de las maestras, de las madres. Vienen también las miradas de los amigos, de los primos, de los maestros. Miradas que nos sacan de lo que somos, pues ven algo que nosotras no alcanzamos a percibir.

 

Este cuerpo que es el mío es un territorio desconocido. Lo vivimos como internarnos en una ciudad desconocida de la que solo vemos las luces de las calles por donde transitamos. Poco a poco nos damos cuenta que entramos en una selva de senderos obscuros, sonidos a lo lejos, horizontes que no se alcanzan a divisar.

 

Después amamos nuestro cuerpo transformado. Amamos este territorio que poco a poco va adquiriendo las características de lo que será en la vida posterior, con sus relieves, sus pasadizos y sus penumbras.

 

La segunda transformación de los pechos ocurre por la leche. Los pechos se expanden para albergar el líquido conque alimento a mis hijas. La pequeña boquita se aferra al pezón para adquirir el único alimento con que vivirá de recién nacida. La leche la robustecerá en su ser humano. Ahí volvemos a sentir el pecho que envuelve el alimento privilegiado para que la vida continúe y continúe. Ahí somos parte de todas las especies que alimentan a sus crías a través de leche. Ese acto de lactancia nos une a las jirafas, a las ballenas, a las elefantas, a las ratas. Tenemos conciencia del caudal de vida por donde transcurre la sobrevivencia animal. Somos una especie con todas las especies.

 

¿Qué significan los pechos? La maravilla se sostener la vida: la vida láctea.

 

Entonces, llegan las señales. Pequeñas punzadas al interior de los pechos como piquetes de traviesos mosquitos. Un hormigueo por la noche se expande a través del interior, haciéndonos sentir zonas de nuestros pechos que no sospechábamos, de los que no teníamos conciencia porque el cuerpo sano, no pica por dentro. Ahí es cuando el mundo se embrolla porque se empieza a tener la idea de que algo que no debe ser, se alojó ahí.

 

Empieza como una leve sensación, una incomodidad ante cierta ropa. Una desazón se apodera de nosotras y de nueva cuenta, son las amigas, las hermanas quienes nos guían en este descubrimiento de lo que ocurre en nuestro pecho. Aunque exista información oficial sobre los cánceres, llegamos a él a través de las manos que nos acompañan.

 

Miramos el puñado de cielo que nos toca para enfrentar esta hora de plomo. Primero frío, luego estupor, luego soltar mi cuerpo en manos de otras personas que harán de mi pecho lo que marquen los protocolos: extirpar el tumor, proclamar radiaciones, prescribir quimioterapias.

 

Dejan de ser pechos, se vuelven mamas y como mamas, una palabra de la biología, son tratadas.

 

En tanto, rebullidas sus partes interiores, los pechos se convierten en algo del pasado. Su ausencia marca el presente y el futuro. La ausencia la marcan los espejos, pero también el recuerdo de lo que estaba. Quien está junto a mí no sabe si tocar esa parte o tenerle un solemne respeto ¿qué hacemos con el pasado expuesto ante el alma?

 

Porque lo que ocurre en nuestra consciencia es bordar el abismo. Desde que nos acunan el nombre de cáncer nos sabemos distinguidas con esa luz obscura. Quedamos ateridas porque tal vez podamos sobrevivir, tal vez no. Vemos a nuestras amigas, a nuestras hermanas, a nuestras hijas hacer el duelo que nos puede tocar. Lo vemos en sus miradas de destilada quietud, en sus manos que se extienden hacia nosotras como alba.

 

A quienes transitaron el proceso del cáncer las volvemos a saludar para que nos irradien con esa luz de lo ligero que permanece. A quienes perecieron les dedicamos un pensamiento alguna tarde; cuando el sol está en retirada y de pronto, sus rostros vienen a nuestra memoria.  

 

Este pecho, esta leche, este cáncer es el vínculo con la vida y es, también, el límite.

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 22 de octubre de 2024.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

 

domingo, 13 de octubre de 2024

Julián Gascón Mercado a la Rotonda de Nayaritas Ilustres

Llegamos al nuevo panteón 

y le señalé las tumbas de los

nayaritas distinguidos,

hicimos una Guardia de Honor,

el señor Presidente

y el Gobernador del Estado

.

Julián Gascón Mercado

 

Es cierto, no existe una Rotonda de Nayaritas Ilustres, pero debiera. La Rotonda de Nayaritas Ilustre la propuso el Dr. Julián Gascón Mercado (JGM) cuando fue Gobernador (1964-1970), lo cual se puede leer en un artículo publicado en el periódico Meridiano los días 13 y 14 de febrero de 2024 “A 50 años de su iniciativa. En espera de la Rotonda de Nayaritas Ilustres”. En sus palabras:

 

Durante mi gestión como Gobernador del Estado de Nayarit, solo alcancé a rescatar los restos de tres nayaritas: Profesor Fernando Montaño, General Eulogio Parra y General Bibiano Dávalos; no me alcanzó el tiempo para rescatar los restos del ex gobernador Luis Castillo Ledón y del arquitecto Antonio Rivas Mercado. Esperamos que en el Nuevo Panteón, se erija el Mausoleo de Nayaritas destacados, bajo el nombre de “Rotonda de Nayaritas Ilustres”.

 

Hasta la fecha, más de medio siglo, no se ha dado continuidad a esta decisión.

 

El Gobierno del Estado consiguió varias hectáreas de tierra por el camino a Bellavista, al otro lado del río Mololoa, se circundó y se construyeron las oficinas administrativas del Nuevo Panteón. Se separó un espacio adecuado, para construir la “Rotonda de Nayaritas Ilustres”, ya que no existía en el Panteón Hidalgo de la Capital del Estado”

 

Si el Doctor Julián Gascón Mercado no pudo concretar el proyecto de la Rotonda, es momento de que se lleve a cabo. Sus restos, con la conformidad de la familia, podrían ser los primeros que formen parte de esa Rotonda. Por eso propongo que la mejor manera de honrar la memoria del Dr. JGM es llevando a cabo este proyecto, porque ¿por qué honramos a quienes nos han antecedido? Porque reconocemos en ellos y ellas la forja de lo que somos ahora.

 

Así, pues, el Doctor, en sus méritos humanísticos, sociales y públicos lo reconocemos en las obras que hizo pero también en cómo sus miradas, sus saludos, sus acciones, nos mostraba la calidad humana con que vivía.

 

Mi hija me preguntó cómo había conocido al Doctor Julián Gascón Mercado porque escuchó que me llamó por teléfono para hablarme de la iniciativa de la Rotonda. Recordé entonces que en septiembre de 1969, yo tenía 15 años cuando entré a trabajar como secretaria al Gobierno del Estado en la oficina donde se legalizaban los documentos. Era la mecanógrafa que escribía al reverso de los documentos “El que suscribe, Julian Gascón Mercado, Gobernador Constitucional del Estado de Nayarit, certifico que…” enseguida se anotaba el nombre del funcionario público que firmaba el documento, casi siempre eran documentos de la dependencia de educación. En ocasiones, tenía que entrar al despacho del Gobernador para que firmara. Me acababa de inscribir en la Preparatoria de la naciente UNI-NAY.

 

Ese fue mi primer trabajo. No tenía nombre, era solo la señorita secretaria que portaba los documentos y les daba vuelta para que el gobernador los firmara, mientras él atendía otros asuntos. Sin embargo, aún en ese anonimato con que entraba al despacho del Ejecutivo, como la señorita de los documentos, él tenía un segundo de amabilidad para saludarme.

 

Ahí lo admiré porque es en esos pequeños gestos donde las personas grandes se revelan, cuando humanizan sus miradas y a nosotras, las que éramos parte de la masa trabajadora, nos ven con la dignidad que merecemos. Nos ven desde el futuro que vamos a ser, pero en ese presente nos revisten con esa dignidad que nos empuja a ser lo que vamos a ser.

 

Por eso considero que él vivío con esa calidad humana donde todo lo que tocaba lo convertía en algo digno de ser vivido.

 

Propongo que, como él lo deseó, se construya la Rotonda de Nayaritas Ilustres y sea el primero en estar en ese lugar. Ello nos honraría.

 

Gracias, Doctor Julián Gascón Mercado, por todo lo que nos dio. Sobre todo, por sus palabras, por cómo nos miró para sabernos personas dignas.

 

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, lpacheco@uan.edu.mx

Publicado en Meridiano de Tepic, octubre 14 de 2024

jueves, 10 de octubre de 2024

La maestra Ifigenia

Hoy se vislumbra un presente 

donde las mujeres participemos

en condiciones de igualdad,

en la construcción de futuros

 posibles y deseables.

 

Ifigenia Martínez 2024.

 

Cuando llegué a la UNAM en la década de los setenta, la maestra Ifigenia Martínez era ya un nombre que se tenía que respetar. Había ocupado el cargo de directora de la Escuela Nacional de Economía de 1967 a 1970, por lo que fue la primera directora de dicha escuela. En ese entonces, una mujer dirigiendo instituciones era la excepción, pero ella, sin duda, era eso: una mujer excepcional.

 

Era la década del crecimiento económico, o más bien dicho, de la teoría del crecimiento. La política económica del país estaba imbuida de tales argumentos por lo que las discusiones sobre el crecimiento era parte del lenguaje empleado por quienes estudiábamos economía; los términos de crecimiento y desarrollo se trasladaban a diversas esferas de la vida pública y, sobre todo, a la política. Crecimiento y desarrollo eran el binomio de la discusión.

 

En una conferencia, la maestra Ifigenia aseguró que, si el crecimiento no es incluyente, no se puede hablar ni de progreso ni de desarrollo. Estas tesis hacían tambalear las posturas de que el crecimiento, por sí mismo, traería el progreso de México como lo aseguraban los “desarrollistas”. La maestra Ifigenia, no solamente circulaba nuevas ideas sobre lo que se estaba implementando en el país, sino que abría una ventana para poner en tensión las tesis más caras a los gobiernos en turno.

 

Ifigenia Martínez no esperaba los resultados para criticarlos; su capacidad de análisis hacía que se adelantara a lo que vendría.

 

Es cierto, fue la primera mexicana en obtener un título de posgrado en la Universidad Harvard, pero también estuvo en la fundación de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), organismo de la ONU, caracterizado por la preocupación de un crecimiento equitativo, progreso técnico y justicia social para la región, desde un enfoque estructuralista. Desde esa organización se impulsaron las relaciones comerciales intrarregionales en América Latina

 

La maestra Ifigenia no se quedó solo en la vida académica, donde fue brillante, sino que trabajó en el sector público donde tuvo cargos destacados tanto en organismos relacionados con la economía como en la diplomacia.

 

¿De qué partido político fue la maestra Ifigenia? Se puede decir que fue una persona de izquierda, aunque esa izquierda estuviera en el PRI. Después salió de ese partido, junto con Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, para ser parte de quienes fundaron el PRD.

 

Yo la recuerdo en la mancuerna con Rolando Cordera en diversos análisis en la UNAM o fuera de ella, pero también con Cuauhtémoc Cárdenas. Siempre segura, elegante, con las ideas muy claras, refiriéndose al presente de México en aras de lograr un futuro con mayor distribución de la riqueza. Ella aseguraba la capacidad de México de producir riqueza, pero que la desigual distribución de la misma, ocasionaba su concentración en muy pocas manos, con la consecuente pobreza galopante: en ello centraba el conflicto principal en el país.

 

Por eso pudo ser de izquierda en los diversos partidos en los que participó. Siguió siendo esa maestra de la UNAM que, ante el ataque de 68, por parte del Estado, defendió a su escuela y defendió a los jóvenes. Al año siguiente, en 1969 formó parte de la Corriente Democrática de izquierda en México, el primer intento para abrir la democracia en un país que se negaba a abandonar sus formas de gobierno autoritarias.

 

Ella estuvo en esa apertura. Su decisión de que el país tenía que cambiar y que la política es el medio para hacerlo, la llevó a ocupar altos cargos en la administración pública y a ser parte de la Asamblea Legislativa desde donde propuso iniciativas para cambiar el orden de las cosas.

 

Por eso, la maestra Ifigenia es parte de las mujeres que forman con el ejemplo. Académica lúcida, funcionaria de excelencia, militante comprometida. Quizá todo ello se pueda resumir en decir que mujeres como ella están en la base de los derechos que ahora tenemos las mujeres. Ella abrió camino en la academia, en la función pública, en el ámbito de la política, pero, sobre todo, sus ideas son legados para continuar la reflexión sobre el país que queremos.

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 11 de octubre de 2024.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx