lunes, 9 de mayo de 2022

Porque las madres para sí, no existen

Quiero sentirme en tus ojos,

le haces falta a mis días, le haces falta a mis sueños,

Le haces falta a mis días largos y cansados.

 

María del Pilar Ramos. Madre buscadora

 

Las madres no existen para sí. Las mujeres acarrean siglos de dedicar sus vientres a los otros. Así sean las fuertes madres romanas: Agripina o la astuta Livia empeñada en que su hijo Tiberio fuese emperador, todas las fuerzas todas, están encaminadas al logro del otro, del hijo. Alumbran y consienten vivir para las crías.

 

A la vuelta de la casa, una perra de la calle dio a luz siete cachorros. Le arrimamos comida y agua hasta el límite que marcan sus gruñidos. Defiende la vida incipiente aunque no sepa si va a madurar entre las calles.

 

Nosotras concebimos las hijas y los hijos bajo el manto del amor, la manera sublime con que se disfraza la imposición de la maternidad. Aceptamos para el hijo el destino de ”un soldado en cada hijo te dio” o brazos para el capitalismo o Abeles y Caínes para la guerra. Mientras, las hijas, tendrán el futuro de madres biológicas y sociales o las juzgarán desadaptadas y antinaturales por negarse a fecundar e ir del júbilo a la lágrima.

 

Las mujeres están empezando a decir ¡basta! a esta maternidad sacrificial de negarles la propia vida y a que la vida de los hijos no valga más que un kilo de litio. El gobierno invierte en buscar petróleo, litio, oro, pero no personas. La sangre de los hijos, cuesta menos que un litro de petróleo o de limones en tiempo de escasez. Las hijas son vendidas y compradas en el mercado del sexo, de la droga. Secuestradas en países de pobres para el placer de los ricos del planeta.

 

Por eso, un día las madres dirán ¡basta! Las mujeres pondrán un dique a la reproducción de esta manera de ser madres. Entretanto, tejemos y destejemos la vida antes del golpe anticipado de la ira.

 

Nosotras, funámbulas, caminamos en la cuerda tensa de construir maternidades diferentes mientras todo un mundo, desde los cuatro puntos cardinales nos constriñe al mugido de la vaca, a la suerte de la perra de la calle. Avanzamos en cada generación hacia otro horizonte de la maternidad mientras muchas siguen en el laboreo dócil de los siglos, en la paciencia de las madonas, en la sonrisa de las mansas.

 

¿Has visto que las vírgenes/madres de la divinidad siempre miran hacia abajo? Cuando ven hacia arriba, son las suplicantes de lágrimas en los ojos, de peticionarias de favores, de tener al hijo en el nombre del padre.

 

Hoy las madres paren a las hijas y a los hijos para que el mercadeo del narcotráfico los desaparezca; para que la voracidad sexual las aniquile; para que la misoginia las convierta en lodo, en cañaveral, en desierto.

 

Por el dolor de las madres a las que les han arrebatado a sus hijas e hijos marcharemos el doce de mayo por las calles de Tepic. Iremos con ropa blanca y en silencio. Cansadas de llorar, de reclamar, de pedir justicia, las madres se asoman a los tiraderos de cuerpos donde esperan encontrar la huella de sus hijas e hijos. La herida está abierta.

 

Ni siquiera saben en qué parcela, en qué arroyo encontrarán un hueso, la órbita de un ojo, la pulsera.

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 11 de mayo de 2022.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

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