miércoles, 5 de enero de 2022

La puerta apenas entreabierta del 2022

Lo importante es no dejar de cuestionarte. 

Albert Einstein

 

La abuela decía que los primeros doce días de enero marcaban el estado del clima de todo el año, de tal manera que observando lo que ocurría en esos primeros días, podíamos tener una idea de lo que ocurriría posteriormente. Era una cuenta donde cada día reflejaba un mes en el saber popular de la mirada anticipatoria. Después se nos olvidaban las predicciones; sin embargo, era divertido pensar que llovería en mayo porque el cinco de enero, había lloviznado un poco.

 

Lo que predicen los primeros días de enero son el panorama que nos espera en lo próximo. La estampida del covid omicrón no ha generado las reacciones de política que se esperaba; por el contrario, los gobiernos se muestran cautos con esta nueva ola de la pandemia: reacios a volver a establecer las medidas de contingencia para acotar la diseminación del virus por el impacto en la economía. Al minimizarlo por su poca letalidad, se deja en manos de cada persona, de cada familia, la resolución de las consecuencias. El espacio público se angosta y ahora es en la vida privada donde se tiene que resolver un asunto de salud pública. En esta dinámica, las familias invierten los ahorros, se endeudan, con tal de obtener salud. 

 

“Fuimos a la cena de navidad y ahí nos infectamos”; “después de la boda, surgieron los contagios”; “en la posada del trabajo no hubo filtros, lo que ocasionó contaminaciones”. Las anteriores son expresiones comunes derivadas de la realización de actividades colectivas a partir de la seguridad de las vacunas. Como ya se ha visto, las vacunas protegen de los síntomas graves, pero no evita el contagio. 

 

En estos primeros días asistimos al aumento de los precios y la consecuente elevación de la tasa de inflación. Aunque se supone que será una tasa anual superior al 4% durante todo el 2022, -lo que implica una tasa moderada-, el impacto en productos como las tortillas, la gasolina y la leche es directo a los bolsillos de todas las personas. Representa una disminución del poder real de adquisición y, por esa vía, puede pensarse que se trata de una forma de impuesto a la pobreza. Por cierto, los migrantes con sus remesas, palian el asunto de la pobreza en México: pobres ayudando a pobres en la única solidaridad posible.

 

Las migraciones masivas también se cuentan entre los escenarios de los primeros tres días del mes de enero. En la ciudad donde vivo hay refugios para haitianos en su paso a los Estados Unidos y se ha vuelto común encontrar migrantes de El Salvador y Honduras en los cruceros de las principales avenidas solicitando apoyo para continuar el viaje. Los vemos de ida o de regreso en ese permanente pendular de los expulsados de la tierra, entre el espejismo de la riqueza de EU y los rincones empobrecidos de América Central donde vuelven a sus paisajes, sus afectos y tiranías de gobiernos.

 

Aunque ya venía desde el 2021, por la puerta apenas entreabierta del 2022 también se asoma México como un país de muertos y desaparecidos; de muertas y desaparecidas. Entre las víctimas del covid, la industria criminal y los feminicidios, los muertos son de todos los días, de todas las horas. Siete desaparecidos al día en 2021; diez mujeres matadas diariamente, de acuerdo a las cifras oficiales, otorgan el panorama de lo que vendrá.

 

¿Sólo ocurren cosas negativas? El desencuentro del Presidente con periodistas y científicos; el enfrentamiento con quienes no estén de acuerdo con sus ideas, ha convertido la vida democrática en un anecdotario de escándalos. Ello, aunado a las críticas a la conducción de las políticas de salud y educación, asilo y migrantes; las lesiones a instituciones de prestigio como el CIDE o el INE, el gasolinazo que no iba a ocurrir, dan cuenta del clima político en que nos encontramos. ¿Es este el cambio de régimen que deseamos?

 

En estos cinco días también están las resistencias feministas, las redes de apoyo de desaparecidos, la lucidez de periodistas y analistas, en cuyas reflexiones nos repensamos. Están también las resistencias de quienes son agraviados. Todavía no asoma una sociedad igualitaria, pero sí atisbos de una sociedad solidaria y empática entre sí, lo que puede transformarse en otra forma de entender la endeble vida de cada quien, la necesariedad de lo colectivo para sobrevivir como pueblo, como nación, como grupo identitario, como especie. 

 

Sobrevivimos en comunidad, en su compañía es más fácil encontrar la solución a los días tórridos. Esto también anuncia la puerta entreabiabierta del 2022.

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 5 de enero de 2022.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

No hay comentarios:

Publicar un comentario