lunes, 13 de febrero de 2023

Yo quería hablar de amor

No esperes Disneylandia

ni comida caliente

ni playas exóticas

ni ropa lavada

por un anillo de boda.

 

Yo quería hablar de amor, de esa hipnosis que experimentamos cuando nos enamoramos. Las gratas sensaciones y los cambios físicos cuando otra persona nos atrae. De cómo late el corazón al rozar la mano o sorprender la mirada de quien mira; se nos dificulta la respiración ante la sonrisa.

 

Quería escribir de las madrugadas frescas cuando renovamos promesas al mismo tiempo que nuestro cuerpo se estremece con lo apenas visible; el argentado deseo.

 

Quería hablar de cómo ese amor se convierte en arrebato, en furia, en lumbre, para dejar los cuerpos agotados después de las jornadas del encuentro; de la materialización del fuego en embarazos donde la necesidad del mundo vuelve a procrear la vida y con ello, nos sabemos parte de la mismidad humana.

 

Quería hablar del sentimiento familista en que se convierte el amor en el transcurso del tiempo; de los instantes de la cotidianidad en que nos reconocemos día a día. De cómo descansa mi cuerpo en el tuyo; mi mente vaga libre teniendo la certeza de que estás aquí deteniendo el sendero del final que nos llama; de la construcción del “nosotros”; de la dificultad de separar mi yo, de tu tú.

 

Vemos a las hijas en sus propias playas en tanto, empezamos a entrar en el tinte de la tarde.

 

Pero no voy a hablar de ese amor romantizado con que entramos a las relaciones de pareja, sino del amor como uno de los dispositivos de vulnerabilidad de las mujeres: una ideología ampliamente difundida y aceptada de cómo deben ocurrir las relaciones entre dos personas, y que, por ello mismo, se convierte en una trampa mortal.

 

A principios de febrero del presente año, un sujeto mató a su expareja y a su suegra cuando acudieron a denunciar la violencia del sujeto ante el Ministerio Público. Les disparó delante de las autoridades administrativas que se encontraban presentes para luego escapar. Otro sujeto atropelló a su ex pareja con el taxi en que trabajaba.

 

La socialización en el amor romántico, para las mujeres, en tanto condición de género, les impide generar resistencias ante la violencia; ante la disposición de su patrimonio personal, el control de sus movimientos, etc. ¿Quién se puede resistir a la proliferación de mensajes sobre el amor romántico si estamos obligadas a responder a él para sabernos mujeres, las cumplir lo dispuesto para nosotras? 

 

La presión para tener una relación amorosa, para estar en una relación amorosa es de las mayores que se ejercen contra las mujeres. En los hechos, se configuran actos diarios de violencia emocional, económica y psicológica dentro de relaciones familiares, que se sustenta en la ideología diseminada y compartida del deber ser de las mujeres; en particular, de la manera como debe vivirse el amor romántico, lo cual impide identificar factores de riesgo y momentos de peligro para las mujeres. Impide contar con un sistema de alertas.

 

Muchas mujeres resisten las violencias del amor porque les han enseñado que tener a un hombre a su lado, las hace triunfadoras. Y las matan, las asesinan en nombre de ese amor posesión, ese amor control, ese amor asfixiante.

 

Por eso, no voy a hablar de amor.

 

Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, 13 de febrero de 2023.

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco@uan.edu.mx

No hay comentarios:

Publicar un comentario