domingo, 19 de julio de 2020

500 años de La Noche Triste



Con flores escribes, Dador de la Vida, 
con cantos das color, 
con cantos sombreas 
a los que han de vivir en la tierra,
Después destruirás a águilas y tigres,
sólo en tu libro de pinturas vivimos, 
aquí sobre la tierra. 
Con tinta negra borrarás
lo que fue la hermandad, 
la comunidad, la nobleza.
Tú sombreas a los que han de vivir en la tierra. 

Netzahualcoyotl traducido por Miguel León Portilla 

Tal vez no fue cierto que Cortés lloró bajo un ahuehuete la derrota que sufrió a manos de los mexicas el 30 de junio de 1520. Sin embargo, en los libros de texto de primaria que estudié ahí estaba un desfallecido conquistador llorando su derrota.   

Bernal Díaz del Castillo habla de este suceso en su libro Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, fechado el 10 de julio de 1520. A partir de la reforma del calendario Juliano en que narraba Don Bernal, esa fecha corresponde al 30 de junio,del calendario Gregoriano que nos rige, el cual fue modificado en 1582 aunque tardó cerca de tres siglos para que todos los países del orbe se rijan por él.

Nos explicaron que los habitantes del México prehispánico tenían mentalidad mágica: pensaban que los conquistadores eran los protagonistas de la profecía sagrada; sin embargo, hacerles frente de la manera como los mexicas lo hicieron, muestra que tan poco sustentable es esta teoría. Supongo el estupor de los españoles al constatar la posibilidad de perder ante seres considerados inferiores. Bien, Cortés lloró en esa batalla como cuentan diversos historiadores:

El mismo historiador dice “…que como Cortés y los demás capitanes le encontraron y vieron que no veían más soldados, se le saltaron las lágrimas de los ojos y dijo Pedro de Alvarado, que Juan Velázquez de León quedó muerto…y mirábamos toda la ciudad y las puentes y calzadas por donde salimos huyendo; y en ese instante suspiró Cortés con una gran tristeza, muy mayor a la que antes traía y por los hombres que le mataron antes…”

Diversos historiadores dan cuenta de las mujeres que acompañaron a los conquistadores, María de Estrada es una de las mencionadas. Había nacido en Sevilla y probablemente viajó con su hermano Francisco de Estrada quien había acompañado a Cristóbal Colón como Grumete. Dice el historiador Francisco Cervantes Salazar que después de la Noche Triste, Hernán Cortés quiso dejarla en Tlaxcala, pero ella dijo:

“No es bien, señor capitán que mujeres españolas dejen a sus maridos yendo a la guerra; donde ellos murieren moriremos nosotras, y es razón que los indios entiendan que somos tan valientes los españoles que hasta sus mujeres saben pelear”

Otras mujeres señaladas en las crónicas son:

Isabel Rodríguez, mencionada como mujer solado y médico que acompañó a Cortés durante la Conquista pionera de la medicina de guerra y organizadora de los cuidados a los heridos.

Beatriz Bermudez de Velazco, también mujer soldado que en la derrota de la noche triste arengó a españoles y a indígenas a no abandonar la batalla.

Beatriz de Palacios o La Parda, una mujer mulata que fue parte de las enfermeras al lado de Isabel Rodríguez en la Noche Triste. 

Seguramente, del lado de la resistencia indígena, diversas mujeres participaron en las batallas; sin embargo, muy poco sabemos de ello, pues como ocurre con los vencidos, son historias ocultas y mucho más con las mujeres, cuyas historias no se contaron y todavía no se cuentan. 

Cortés perdió una batalla, pero ganó la conquista. Es cierto que de esa derrota surgió el México que somos ahora, donde no somos indios ni somos españoles, sino una combinación de ambos ocurrida durante 500 años. El espíritu de los pueblos indígenas permanece entre nosotros en diversos aspectos, sin embargo, el mestizaje se ha encargado de inferiorizar la parte indígena que nos corresponde. Se alaba a los indios muertos, pero se desprecia a los indios que día a día vemos deambular en su pobreza. El esplendor de las grandes civilizaciones mayas, teotihuacanas, olmecas, son parte del tesoro artístico y turístico del México contemporáneo, pero la población maya y sus descendientes, los teotihuacanos, etc., padecen la pobreza más abyecta en nuestro país.

La sensibilidad mesoamericana pervive entre nosotros en diversas expresiones, quizá la más importante sea el culto a Tonatzin/Guadalupe, que cada 12 de diciembre se apropia de la capacidad de volver a lo sagrado simbolizado en una fuerza femenina que perdura más allá de conquistas y derrotas. Surge en su esplendor con una fuerza interna que la mantiene como eje sobre el cual se asienta la vida misma. 

La noche triste de los españoles, sin duda, dio un aliento a los mexicas de hace 500 años. Hoy los indios contemporáneos viven en una colonización interna continuada durante cinco siglos. 

Socióloga, Universidad Autónoma de Nayarit, correo: lpacheco_1@yahoo.com
Publicado en Nayarit Opina, Tepic, Nayarit, julio 17 de 2020.

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